lunes, 21 de septiembre de 2020

Michael Lonsdale 1931-2020


 El actor Michael Lonsdale falleció el 21 de septiembre de 2020 en París.

Relativamente poco conocido por la opinión pública, su papel más popular fue el de uno de los villanos de una película de James Bond, Moonraker, de 1970. Pero era mucho más que eso

Nacido en París en 1931, hijo de un militar inglés, -anglicano- y madre irlandesa .católica-  Su familia vivió en Marruecos hasta 1947 donde sus amistades, musulmanas le acercaron por primera vez a Dios.

En 1953, tras regresar a Francia, conoció al padre dominico Pie Raymond Regamey y en París, gracias a Denise Robert, una mujer ciega, que le mostró un "catecismo de la calle"  le llevó a la Rue du Bac, , la capilla de la Medalla Milagrosa.  Allí decidió recibir el bautismo. Contaba 22 años, y según recuerda en su autobiografía, ese día "lloró de alegría". Aunque ya había tenido papeles puntuales en el teatro, inició entonces su carrera cinematográfica

Cine y fe han estado unidos en toda su prolífica vida-carrera, como si el Cielo le pidiese que fuera un hombre como tantos y, a la vez, distinto y él, Lonsdale, con su interpretación de tantos, tantísimos hombres distintos, respondiera "sí": siempre distinto y siempre igual. 

Cuando murió su madre, en 1980, Lonsdale entró en una profunda crisis. Pero durante mucho tiempo había sido fiel al Cielo, y el Cielo entonces le fue fiel a él. Le tendió la mano y fue la mano de la Renovación en el Espíritu, que el actor encontró y abrazó. Decidió que, a partir de ese momento, solo interpretaría papeles que fueran católicos. Tal vez sea por eso por lo que el gran público no recuerda su nombre entre las estrellas de cine. Su rostro, en cambio, apuesto a que sí lo recuerdan: pastoso, cálido, familiar, incluso solo en fotografía.


 Desde entonces Lonsdale nunca ocultó su condición de creyente en un ambiente muchas veces difícil. Explicaba que su día estaba lleno de oración, en un diálogo constante con Dios.

Lonsdale destacó por su valiente testimonio en el mundo del espectáculo y su incansable labor para llevar el Evangelio a los actores. Así, en L’amour sauvera le monde (Editions Philippe Rey, París, 2011) hablaba sobre la proximidad esencial entre el arte, el cine y la fe:

“El cine es, respecto a cualquier otro ambiente, el más propicio para testimoniar la fe. Durante mucho tiempo, los actores creyentes no han admitido serlo porque muchas gentes del cine, las más apasionadas, eran de izquierdas y despreciaban la fe, considerándola un retroceso de la inteligencia. Cuando yo evocaba a Dios, se me echaban encima: ‘¡Deja ya de tocarme las narices con eso!’, me increpaban. Y así, nosotros, creyentes, atemorizados, no decíamos nada. Uno de mis grandes amigos, monseñor Dominique Rey, hoy obispo de Toulon, me dijo hace mucho tiempo: ‘Cuando se posee un tesoro como la fe, no debemos conservarlo para nosotros mismos, sino que es necesario compartirlo, hablar de él con los demás a nuestro alrededor’. Entonces, bajo su guía, fundamos un grupo de oración para los artistas que duró unos veinte años. Fue una increíble experiencia de acogida, de compartir y de rezar los unos por los otros. Muchas personas se acercaban con graves situaciones de infelicidad. Les hemos ayudado, hemos rezado por ellas, se han levantado, sabían que ya no estaban solas...”.

Y recordaba también que “en el fondo, los artistas no están tan lejos de la fe: buscan la belleza, la verdad, la expresión, la emoción. Pero desempeñan un oficio lleno de tentaciones: gloria, vanidad, dinero... En mi vida no he establecido jamás una frontera entre el arte y la fe. Soy artista y creyente.

 En una de sus películas, "Ronin"· de 1998, de John Frankenheimer, uno de los personajes, Jean-Pierre,  (Lonsdale) le explica al protagonista, Sam, interpretado por Robert de Niro, el sentido del código moral del guerrero, y le dice, " Pero hay algo más. ¿Te das cuenta de que existe algo más allá de ti mismo, algo a  lo que tienes necesidad de servir? Si esta necesidad desaparece, si falta la fe, ¿qué eres? ¿Un hombre sin señor?".

 

El papel que ha marcado su vida

Pero si ha habido una interpretación que ha marcado su vida fue la que hizo del hermano Luc, uno de los trapenses asesinados en Argelia, y que dio origen al filme De dioses y hombres. Esto decía de aquel rodaje:

“El rodaje de De dioses y hombres ha sido una etapa muy importante en mi vida, aunque solo haya sido porque me ha permitido conocer al figura de frére Luc di Tibhirine. Él encarna mi ideal: no ocuparse más de uno mismo, dedicarse constantemente a los demás. He aquí una de las más hermosas directrices de la fe. Frére Luc es un personaje rico, magnífico de interpretar. Me conmovía muy a menudo, por ejemplo cuando improvisé la escena en la que se le ve acercarse a una reproducción del Cristo flagelado: de aquel modo, así, de golpe, ha expresado su amor por Cristo, aceptando compartir su sufrimiento. "En esa película no tuve la impresión de recitar: lo he vivido". El Hermano Luc, que era un fraile, no un sacerdote, estaba presente, todo el tiempo, y me ha prestado su espíritu para interpretar el papel. Me guiaba en mis palabras. Poco antes de rodar la escena en la que la joven argelina me planteaba cuestiones sobre la vida y el amor, el director, Xavier Beauvois, me dijo que no estaba contento con el texto y me pidió que improvisara. Entonces, dí libertad a mi voz y las palabras llegaron solas... La vida ejemplar del Hermano Luc ilustra perfectamente esta frase de la Biblia: “No hay amor más grande que el que da la vida por sus amigos”. Este hombre ha ofrecido su vida a Dios, pero también a todos aquellos a quienes ayudaba a diario. Luc amaba a los argelinos. Rechazó dejar el monasterio y llegó hasta el sacrificio...”.

 


 


 

 

Michael Lonsdale, exquisitamente culto, escribió esta sencilla plegaria, que recogió este  sitio católico francés :

 « Père, garde-moi, le goût de vivre, de jubiler pour Toi. Que la nostalgie, la fatigue, la morosité, le manque d’élan soient évacués, pour laisser place à l’éblouissement, à une ouverture du cœur, à toutes choses saintes, amicales, généreuses… Que la porte du cœur, généralement entrouverte soit poussée et que Tu viennes chez Toi, dans l’essence même de notre être. Visite, occupe, assainis tous les recoins ! Fais sauter les gonds, que rien ne Te soit dissimulé. Que le soleil que Tu es fasse le grand ménage printanier. Installe-toi, occupe Ta maison, Tu es là, Seigneur, chez Toi. Viens, entre, vite, vite ! Amen. » 

 

"Padre. Guárdame el gusto de vivir. De regocijarme por tí.  Que la nostalgia, la fatiga, el cansancio, la tristeza, la falta de ímpetu, sean evacuadas, para dejar paso al deslumbramiento, a la apertura del corazón. A todo lo sagrado, amigable y generoso. Que la puerta del corazón, generalmente entreabierta sea abierta para Ti, en la esencia misma de nuestro ser. Visita, ocupa, limpia cada rincón. Haz saltar las bisagras. Que nada te sea ocultado. Que el sol que Tu eres sea la limpieza de la primavera. Instálate, ocupa tu casa. Allí estás Señor, en Tu casa. Ven , entra , rápido. Amén

 

 Michael Lonsdale, el actor que siempre logró casar con elegante naturalidad y  fluidez su fe católica, con la fe de sus ancestros,  padre anglicano, madre católica y la de sus amigos de juventud musulmanes, se fue como vivió, silenciosamente, sin estridencias, como el Hermano Luc,  pero siempre coherente con sus convicciones, con su fe. Por ello creo que no sería incoherente ni incorrecto despedirlo con una expresión judía: 

Zijronó Livrajá.

Que su recuerdo sea bendito