lunes, 30 de noviembre de 2020

Beato Carlos de Foucauld (1858/1916)

Hoy, 1 de diciembre celebramos al Beato Charles de Foucauld (1858/1916).
Personalidad polifacética. Fue militar y geógrafo en Argelia y Marruecos a finales del siglo XIX, pero consagró su vida a Dios, primero con los monjes trapenses y después como sacerdote en Argelia.
 
 De familia noble y rica por herencia familiar; sus ancestros provenían  del Estrasburgo que sufrió de lleno la guerra franco prusiana de 1870.  Vivió sus primeros años de juventud una vida disipada y desordenada, hasta que en 1882, el ejército francés lo convirtió en geógrafo en Marruecos, ganándose todos los parabienes.y recompensas. En esa época se hacía pasar por judío para realizar mejor su trabajo, de manera especialmente convincente.
Desde 1886 se convierte en una persona especialmente inquieta espiritualmente, siendo suya una oración que repetía incesantemente 
 «Dios mío, si existes, haz que yo te conozca».
En 1886 su libro sobre sus descubrimientos geográficos en Marruecos lo habrían convertido en un hombre célebre, pero él ya tenía otras prioridades. Gracias a las inquietudes espirituales despertadas por el sacerdote Henri Huvelin ,se convierte en peregrino en Tierra Santa , convirtiéndose en 1890 en monje trapense (en el corazón del Imperio Otomano), y empezando a desarrollar aqui sus meditaciones que culminaron en su Oración del Abandono
 
 
ORACIÓN DEL ABANDONO

Padre mío, me pongo en tus manos;
Padre mío, me confío a Ti;
Padre mío, me abandono a Ti;
Padre mío, haz de mí lo que te plazca;
sea lo que sea lo que hagas de mí, te lo agradezco;
gracias por todo;
estoy dispuesto a todo;
lo acepto todo;
te doy gracias por todo,
con tal que tu voluntad se haga en mí, Dios mío;
con tal que tu voluntad se haga en todas tus criaturas,
en todos tus hijos,
en todos aquellos a los que ama tu corazón,
no deseo nada más, Dios mío;
pongo mi alma en tus manos;
te la doy, Dios mío, con todo el amor de mi corazón,
porque te amo,
y para mí es una necesidad de amor el darme,
ponerme en tus manos sin medida;
yo me pongo en tus manos con infinita confianza,
porque Tú eres mi Padre

Charles de Foucauld
 
 

 Entre 1897 y 1900 era ya un religioso que desarrollaba su espiritualidad en un ideal de sacrificio, pobreza y penitencia.

En 1901 se convierte en sacerdote, radicándose en el desierto argelino para combatir la plaga de la esclavitud, plenamente vigente en ese territorio. Vivió y compartió el día a día con los bereberes, de quien estudió su cultura, tan profundamente que llegó a publicar un diccionario francés-berebere, en un trabajo único como lexicógrafo de esa lengua y cultura

En diciembre de 1916 fue asesinado por forajidos.

En ese momento se inicia una especial devoción hacia su figura centrada no sólo en su vida y experiencia espiritual sino también en su trabajo con la  geografía, la geología,la geopolítica, la lexicografía, y el diálogo interreligioso de quien se puede considerar un paradigma

 

El 13 de noviembre de 2005 fue proclamado beato por Benedicto XVI . Su festividad se celebra el 1 de diciembre

Su última foto conocida



Qusiera ser lo suficientemente bueno para que se diga: «Si tal es el servidor, ¿qué tal será el Señor?»
—Carlos de Foucauld, Diario, 1909


" Veinte días todavía! El Tiempo se acerca…
Pero aunque ese día esperado será dichoso, ¡cuán dulce es ya el presente!
Estás ahí, Dios mío, oculto en el seno de María,
estás ahí en esta casita, adorado por Ella y por José y los ángeles.
Llévame con Ellos, mi Señor.

Señor mío y Dios mío, cuando estoy en tu Santuario,
al pie del Tabernáculo, ¿no estás tan cerca de mí
como lo estuviste de san José durante el Adviento?
Cuando Te das a mí en la Santa Comunión,
¿no estás tan cerca de mí, tan en mí, como lo estuviste en la Santa Virgen?

Dios mío, qué feliz soy, qué feliz soy.
Pero Señor, Te lo suplico, conviérteme,
al pie del Tabernáculo, ¿no estás tan cerca de mí
como lo estuviste de san José durante el Adviento?
Cuando Te das a mí en la Santa Comunión,
¿no estás tan cerca de mí, tan en mí, como lo estuviste en la Santa Virgen?

Dios mío, qué feliz soy, qué feliz soy.
Pero Señor, Te lo suplico, conviérteme,
haz que sea, al pie del Tabernáculo, en la Santa Comunión,
lo que deba ser; que deje de estar indiferente, adormecido ante tu Altar,
que ya no reciba tibiamente tu Cuerpo divino.

Conviérteme

Conviérteme, conviérteme, Señor mío, ¡Te lo pido en tu Nombre!
Recuérdame que prometiste conceder todo lo que Te pidamos
en tu Nombre y dar el buen espíritu a quien lo pida.

Dios mío, dame el buen espíritu, tu Espíritu, y hazme pasar este Adviento
y todos los días de mi vida de manera que te glorifique tanto como pueda;
tanto como me sea posible, tanto como sea tu Voluntad para mí,
no tanto como es posible para la Santísima Virgen o san José,
tanto como sea tu Voluntad para mí, tanto como sea posible
con las Gracias que Tú me das;

Llévame con tus santos Padres tan amorosamente,
humildemente, inundado y perdido de admiración, de contemplación,
de amor, a Tus pies y durante este Adviento y siempre.

Y esto que Te pido para mí,
Te lo pido para todas las personas,
y sobre todo para aquellos por quienes debo rezar especialmente,
en Ti, por Ti y para Ti.

Amén.


Actividad de la Escuela de Animación Biblica en Noviembre

 

FIN DE MES... NOVIEMBRE
Al iniciar este mes de noviembre Escuela de Animación Bíblica hemos renovado nuestra presencia en las redes. Este artículo pretende ser una breve reseña de lo que ha sido este primer mes.
Facebook
Aunque nuestra página de Facebook funcionaba desde hace tiempo, las publicaciones se limitaban a ejercer de agenda y panel de anuncios.
Fue durante el primer confinamiento debido a la pandemia que descubrimos la necesidad de aprovechar este medio para compartir tanta riqueza como se desprende de la Biblia y de la animación bíblica.
Ello nos llevó a diseñar una propuesta de artículos diarios, en que cada día de la semana funciona a modo de bloque temático.
Los lunes están dedicados a quienes somos y qué hacemos Escuela de Animación Bíblica. También es el día para los testimonios de los miembros y colaboradores de EAB. Este mes nos ofreció su testimonio Luis Muntanyola (lunes 16 de noviembre).
Los martes ofrecemos noticias y artículos. Es el día de los artículos Conectados con el Papa e Iglesia en salida, ambos de nuestro colaborador Joan Palero (Valencia). También es el el día de recomendar propuestas en las redes, como la de Fernando Cordero con su programa "Cruzando fronteras" (martes 24 de noviembre).
Los miércoles los dedicamos a los libros, editoriales y revistas. Este mes hemos recomendado el libro "Tabor" de Josep Otón (miércoles 4 de noviembre), la Editorial Paulinas (miércoles 18 de octubre) o la colección "Mujeres de la Biblia" de la editorial San Pablo (miércoles 25 de octubre).
Los jueves ofrecemos formación sobre Biblia y Pastoral. Destacamos La Biblia libro a libro (jueves 5 de noviembre); Biblia y comunicación: Pablo comunicador, de nuestro colaborador Hno. Pepe Pedregosa (Madrid) (jueves 12 de noviembre).
Los viernes suena la música en "Por fin es viernes". Resaltar el artículo sobre la canción "Me han contado que existe un paraíso" de José Luis Perales (viernes 20 de noviembre). También es el día del Cine Espiritual, a cargo del Hno. Pepe Pedregosa. Este mes nos ofreció una ficha de la película "Cartas de Dios" (viernes 27 de noviembre).
Todos los sábados contamos con la Lectio del Evangelio del Domingo que prepara el Hno. Pepe Pedregosa, y cada Domingo el comentario a las lecturas de la Misa elaborado por Joan Palero.
Web y Blog
Todos estos contenidos los puedes encontrar en nuestra web (www.eabiblia.org) que estrenamos el 1 de noviembre. Jordi Ros, miembro de EAB se encarga de publicar de forma ordenada todos los contenidos que aparecen en la página de Facebook.
También Jordi Ros se encarga del Blog de EAB, alojado en nuestra web, donde además se ofrecen otros contenidos de actualidad.

 
Agenda de actividades
En las tres redes (Facebook, Web y Blog) van apareciendo las informaciones y carteles de nuestras actividades.
Este mes de noviembre hemos anunciado el cursillo de los Martes Bíblicos sobre la fraternidad en la Biblia y en la encíclica "Fratelli Tutti" (ya realizado); acabamos de anuncia el próximo Retiro de Adviento sobre la fraternidad en los Evangelios de la Infancia de Jesús (sábado 12 de diciembre por la mañana); y nos hemos sumado al Año Bíblico Paulino que han iniciado nuestros queridos amigos de la Familia Paulina (jueves 26 de noviembre)
No deseamos que este artículo os deje saciados sino, al contrario, que os haya "abierto boca" para navegar por nuestras redes de forma habitual y, así, ir descubriendo como la Biblia, la Palabra de Dios, ilumina nuestras vidas desde su lectura y aplicación poliédrica.

domingo, 29 de noviembre de 2020

Lectura Dominical I Domingo Adviento


 Comentario a las lecturas del 1r Domingo de Adviento (Ciclo B) de nuestro colaborador Joan Palero (Valencia)


Domingo, 29 de noviembre de 2020

1º de Adviento (ciclo B)


Bajaste y los montes se derritieron con tu presencia, jamás oído oyó ni ojo vio un Dios, fuera de ti, QUE HICIERA TANTO POR EL QUE ESPERA EN ÉL.  (Isaías 63,16b-17.19b;64,2b-7)


“Mientras hay vida, hay esperanza”, (dice el refrán). La vida es una espera continua, vivimos esperando; la cuestión está en: ¿Qué, o a quién, espero? Y en si lo que espero, puede, con suficiente bien, cambiar mi realidad. 


Esperar es tener la esperanza de alcanzar lo que se desea. Es creer, estar convencido de que va a suceder algo especialmente favorable. Eso es lo que nos hace estar, permanecer en el lugar donde creemos que ha de llegar ese alguien en el que hemos depositado la confianza. Saber esperar es saber ser paciente, no tener prisa ni precipitarse en el actuar. Requiere mirar y vigilar, no distraerse, estar atentos, no dormirse, para así poder reconocer a esa persona u oportunidad que estamos esperando, en cada momento o suceso de la vida.

El profeta, (en la primera lectura), vigilante y despierto, intenta despertar al pueblo a mirar y considerar sus caminos, pues: “Nadie invocaba a Dios ni se esforzaba por aferrarse a Él.  Un pueblo que había olvidado la esencia, el Nombre de Dios: “tu nombre de siempre es Nuestro Redentor”, y por ello vivía extraviado y endurecido, entregado bajo el poder de sus culpas. Isaías quiere cambiar sus desesperanzas por la esperanza de aquel día en que se dirá: «Ahí tenéis a nuestro Dios: esperamos que nos salve; éste es Yahveh en quien esperábamos; nos regocijamos y nos alegramos por su salvación.» (Is 25, 9)

Esperando el bien que traería el mesías enviado por Dios, Israel no sabe esperar en el Dios que lo envía. No sabe reconocer a Jesús, el mayor bien que podía y que también nosotros podemos esperar. El regalo más grande que todo un todopoderoso e infinito Dios podía hacer a la humanidad, pues, no hay nada más grande que Dios mismo. 

Santo Tomás, escribió: // Dios es el sumo bien. El bien universal es superior a cualquier bien particular, “como el bien del pueblo es superior al bien del individuo”; porque la bondad y la perfección del todo es más excelente que la bondad y la perfección de la parte. //

Todos deseamos el bien, para nosotros y para el mundo, pero no todos son capaces de reconocer que el sumo bien está escondido en Cristo. 


En la segunda lectura, San Pablo concreta en qué consiste la gracia que Dios tiene para con nosotros y el mundo: En aguardar la manifestación gloriosa de Jesús, participando de su vida. Solo así somos enriquecidos en todo, sin que nos falte ningún bien. (1ª Cor 1, 3-9)   

Los que no le esperan, es normal que no invoquen su Nombre. Lo que no es tan normal, es que los que le invocan, no se esfuercen en conocerle y aferrarse cada vez más a Él, Palabra de Vida que ha venido para habitar y vivir entre nosotros y en nosotros. 

Así es como, Dios, continúa saliendo al encuentro, a través de los que, esperando en Él, practican la justicia y se acuerdan de sus caminos, buscando conocer cada vez más su Palabra, aferrándose a ella. Como fue el caso de Simeón, un hombre que esperaba la consolación de Israel, del que la Biblia nos dice que era hombre justo y piadoso. Un anciano que, no solo esperaba, sino que se movía dirigido por su esperanza y por el Espíritu. Que permanecía vigilante y despierto en el lugar donde él sabía, por la Palabra que le había hablado Dios, que iba aparecer el Cristo. Un hombre entre los hombres de Jerusalén, laico, de Iglesia diríamos hoy, pero que por su vigilancia esperanzada, y la fidelidad de Dios, vio y anunció al Cristo esperado; mientras que los ojos del resto, cansados y cerrados por su propio peso, vigilaban soñando otros asuntos.  

Dijo Jesús a sus discípulos: «Mirad, vigilad … Lo que os digo a vosotros lo digo a todos: ¡Velad!» (San Marcos 13,33-37)


Joan Palero

Domingo I de Adviento .Lectio Divina iº Lectura: Tu eres Señor Nuestro Padre

 


VERDAD – LECTURA

Isaías 63,16b-17.19c;64,2b-7

Tú, Señor, eres nuestro padre, nuestro libertador es tu nombre desde antiguo. ¿Por qué nos dejas, Señor, que nos apartemos de tus caminos, y que se endurezca nuestro corazón para que no tema?

Vuélvete, por amor a tus siervos y a las tribus de tu heredad.

¡Ojalá rasgases el cielo y descendieses! En tu presencia se estremecerían las montañas. “Descendiste, y las montañas se estremecieron”.

Jamás se oyó ni escuchó, ni ojo vio un Dios fuera de ti, que hiciera tanto por quien espera en él. Sales al encuentro de quien practica con alegría la justicia y, andando en tus caminos, se acuerda de ti.

Te has irritado, sí, porque pecamos; contra ti; desde antiguo, hemos sido rebeldes. Todos éramos impuros, nuestra justicia era un vestido manchado; todos nos marchitábamos como hojas, nuestras culpas nos arrebataban como el viento. Nadie invocaba tu nombre, nadie salía del letargo para adherirse a ti; pues nos ocultabas tu rostro y nos entregabas al poder de nuestra culpa.

Y, sin embargo, Señor, tú eres nuestro padre, nosotros la arcilla y tú nuestro alfarero: todos somos obra de tu mano.

Nos adentramos hoy en el tiempo de Adviento. Un tiempo en el que se nos invita a la esperanza, a la espera gozosa de la próxima venida de Jesús, nos invita a prepararnos para volver a pasar por nuestro corazón (re-cordar) los acontecimientos que históricamente ocurrieron muchos años atrás cuando nuestro Salvador nació en aquel pesebre en la ciudad de Belén.

Esta invitación, se explicita de manera concreta en la primera lectura que la liturgia de la Palabra nos ofrece en la celebración eucarística de este domingo. Dicha lectura corresponde al Profeta Isaías, el cual se siente llamado por Dios para proclamar su palabra, siendo interprete de los “signos de los tiempos” que nos señalan la experiencia de la presencia de Dios en medio de su pueblo.

Este anuncio lo realiza el profeta por medio de una oración, que es a la vez súplica y petición de perdón.

Comienza Isaías por reconocer a Dios como Padre y Salvador. Un Padre, que ama profundamente a su pueblo y que únicamente busca su felicidad y su salvación. A pesar de que éste se extravíe o abandone el camino que Dios le ofrece para alcanzar la plenitud en su vida.

Por eso, en esta oración se le pide a Yahveh que no abandone a su pueblo, que esté siempre presente en su vida a pesar de las infidelidades que éste haya podido cometer. Pues Dios siempre ha salido al encuentro y sale al encuentro de todo aquel que pone en Él su esperanza, de todo aquel que práctica la justicia, de todo aquel que se mantiene en su presencia.

Dios es nuestro Padre y por eso no abandonará nunca la obra (arcilla) de sus manos (alfarero). Al igual, que el Pueblo de Israel, en la espera gozosa y activa del Mesías, también nosotros nos fiamos plenamente de Dios y nos preparamos, vigilantes, atentos y en vela, para recibir a Jesús que está presente en nuestras vida, pero que en Navidad queremos recordar en el momento de su nacimiento en un pesebre.

Preparémonos, pues, para este grandioso acontecimiento, reconociendo nuestra infidelidad, nuestra incoherencia, nuestra contradicción como seguidores de Jesús, con la esperanza y la confianza puesta en Él que viene a ofrecernos la salvación, la vida en plenitud, la felicidad completa y dejándonos transformar en personas nuevas que transmiten el amor de Dios allá donde se encuentran.


CAMINO – MEDITACIÓN

  • ¿Qué pasaje, versículo, frase o palabra pte ha llamado la atención, te ha tocado el corazón? ¿Qué sentimientos despierta en ti? ¿Qué querrá decirte Dios, aquí y ahora, en este momento con ello?
  • Dios sale a nuestro encuentro a diario, ¿de qué manera percibes la presencia de Dios en mi vida?
  • ¿Cómo o en que momentos concretos de tu vida rompes tu alianza con Dios? ¿En qué circunstancias no le eres fiel?
  • ¿Estás en espera atenta y gozosa de Jesús que viene a tu vida?
  • ¿De qué manera te estás preparando durante este adviento para celebrar dentro de unas semanas la navidad? ¿Te dejas modelar por Dios?
  • ¿Cómo ayudo a los demás a que puedan vivir también ellos con intensidad este tiempo de vigilancia y espera que es el adviento?

VIDA – ORACIÓN

  • Gracias, Padre, por tu mirada bondadosa y los signos de tu presencia que cada día me ofreces.
  • Te pido perdón, Señor, por las veces que no soy fiel a tu Palabra y a tu seguimiento.
  • Ayúdame, Espíritu Santo, a dejarme modelar para configurarme cada vez más a Cristo

sábado, 28 de noviembre de 2020

Lectio Divina Evangelio I Domingo de Adviento

 

VERDAD – LECTURA

Evangelio: Mc 13,33-37

“¡Vigilad!” o en todo caso su sinónimo, velad, es la palabra clave de este corto fragmento del evangelio que meditamos hoy en el primer domingo de adviento. Vigilad y estad atentos porque no sabemos cuando vendrá el dueño de la casa. Y vigilar con esperanza, con la confianza puesta en Jesús que viene. A esto nos invita el adviento a velar en la espera gozosa de Jesús, pero con una esperanza activa.

Por medio de esta parábola Jesús nos invita a permanecer vigilante para descubrir la presencia de Dios en nuestras vidas, para detectar los signos del Reino, incluso en medio de la calamidad, de las dificultades, de las miserias. Vigilar y velad con la esperanza en que el dueño de la casa vendrá. Sí. Vendrá a tu corazón y al mío, vendrá a tu vida y a la mía. Está ya. Pero hemos de saber mirar y percibir la presencia de Jesús en medio de nosotros.

No sabemos cuándo. Pero estamos seguros de que vendrá y que ya está presente en nuestro mundo. Y sólo nos queda estar atentos a esos signos que puedan ayudarnos a acoger a la persona de Jesús, que en Navidad recordaremos y contemplaremos como un niño recién nacido, envuelto en pañales, pero que sale al encuentro del ser humano. Esos signos que nos ayuden a salir al encuentro del esposo.

La vigilancia nos ayuda a no desviarnos de nuestro verdadero camino que no es otro que el seguimiento de Jesús, el dejarnos configurar por el Espíritu para convertirnos en verdaderos discípulos del Maestro.

Necesitamos estar despiertos y atentos para recibir a Jesús que viene. A cada uno de nosotros nos ha dejado una tarea, un compromiso, una misión. Hemos de velar y estar atentos para llevar a cabo el encargo que el nos ha encomendado. Hemos de estar siempre en camino para que la Palabra de Dios se vaya difundiendo por todos los confines del mundo. Hemos de estar atentos para anunciar la Palabra a tiempo y a destiempo, para llevar a todos al amor de Dios y a la salvación que nos trajo y nos trae cada día Jesús.

Hemos de tener nuestra mirada puesta en el presente y en el futuro. Algo nuevo está por suceder. Algo nuevo está viniendo, algo nuevo está naciendo. Es la novedad del evangelio que nos trae Jesús y que nosotros hemos de presentar, ofrecer y entregar a todos nuestros contemporáneos.

Vigilar y estar en vela es dar testimonio de Jesús para que el evangelio llegue a todos los confines de la tierra; vigilar y estar en vela es hacer posible el mensaje de las bienaventuranzas en nuestro mundo, es llevar la alegría de la Palabra a toda raza, pueblo o nación. Nuestro objetivo está bien claro: “predicar el evangelio a toda criatura”; hacer posible el reinado de Dios en nuestro mundo. Mientras, Jesús llega en plenitud sólo nos queda estar vigilantes e invocar diciendo: ¡Ven, Señor, Jesús!



CAMINO – MEDITACIÓN

  • ¿Qué pasaje, versículo, frase o palabra te ha llamado la atención, te ha tocado el corazón? ¿Qué sentimientos despierta en ti? ¿Qué querrá decirte Dios, aquí y ahora, en este momento con ello?
  • ¿Qué significado tiene para ti, estar atento y esperar?
  • ¿Cómo resuena en ti la invitación a la vigilancia?
  • ¿En qué ocasiones, crees tú que, te encuentras dormido?
  • ¿Cómo vives a la espera del Señor que viene?
  • ¿Cómo te dispones para vivir con intensidad este tiempo de Adviento?
  • ¿Qué acciones concretas llevas a cabo para hacer posible el Reino a tu alrededor?

VIDA – ORACIÓN

  • Alabamos a Dios Padre por habernos dado a Jesús y su Palabra.
  • Invocamos al Espíritu para derrame sobre nosotros su gracia y su fuerza para que podamos permanecer en vigilancia.
  • Damos gracias a Jesucristo por estar viniendo continuamente a nuestras vidas.
Hno Pepe Pedragosa

jueves, 26 de noviembre de 2020

Año Bíblico Paulino



 AÑO BÍBLICO PAULINO


Hoy, Fiesta del Beato Santiago Alberione, fundador de la Familia Paulina, empieza el Año Bíblico Paulino, una magnífica oportunidad que las congregaciones, editoriales, librerías y otros medios paulinos escuchen, reflexionen y se transformen por medio de la Palabra de Dios.


Y esa magnífica oportunidad también es nuestra. Desde Escuela de Animación Bíblica, gracias a nuestra amistad y colaboración con la Familia Paulina, iremos compartiendo la maravillosa aventura de este año: nos haremos eco de las reflexiones y experiencias, compartiremos las herramientas y publicaciones que se susciten, sea en forma de libros, vídeos o cualquier otro medio.


Os compartimos el enlace del vídeo introductorio al Año Bíblico Paulino:

https://www.facebook.com/108097083992001/videos/454365105545467


Muchas gracias Familia Paulina y muchas felicidades en la fiesta de vuestro padre fundador.

 

Biografía Beato Santiago Alberione

 

 

 

domingo, 22 de noviembre de 2020

Lectura dominical Domingo de Cristo Rey


 Comentario a las lecturas del Domingo de Cristo Rey (Ciclo A) de nuestro colaborador Joan Palero (Valencia)


Domingo, 22 de noviembre de 2020

34º del Tiempo Ordinario (Ciclo A)


Universo: Totalidad de espacio y tiempo. 

Con la solemnidad de Jesucristo Rey del Universo, cerramos el ciclo del año litúrgico y entramos en uno nuevo. Así son las cosas de Dios, no terminan, sino que se renuevan, con la mirada siempre adelante. La misma historia de esta solemnidad es un claro ejemplo de renovación. Habiéndole dado origen, Pio XI en 1925, con el nombre de Cristo Rey, tras el Concilio Vaticano II, Pablo VI para adaptarla a una nueva etapa la cambió de fecha y de nombre en 1969, pasando a celebrarse cada domingo anterior al primero de adviento, y a llamarse como hoy la conocemos, a pasar del enfado de algunos. 

La Iglesia, como cuerpo vivo en un mundo sujeto al tiempo, sin perder su esencia ni propósito, sabe desde el principio cerrar y abrir nuevas etapas o ciclos. Los antiguos Padres latinos decían: Ecclesia Semper renovanda. Es decir, tiene que renovarse continuamente, mientras camina esperanzada hacia esa plenitud de la que nos habla san Pablo en la segunda lectura:  en la que Dios lo será todo para todos. (1 Cor. 15,20-26.28)

Mientras tanto, solemos decir que cada persona somos un mundo, y cada familia un universo. No todos vemos, pensamos, creemos, vivimos, … de la misma manera. Y ahí es, donde Dios mismo, con todo su respeto y amor, quiere entrar en escena: en tu propio y en mi propio mundo, en ese universo de cosas, de pensamientos y sentimientos, de heridas, decepciones, enfermedades, en las que puedo, y podemos encontrarnos desorientados o perdidos. 

«Yo mismo en persona (dice el Señor) buscaré a mis ovejas, siguiendo su rastro… y las libraré, sacándolas de todos los lugares por donde se desperdigaron un día de oscuridad y nubarrones… Buscaré las ovejas perdidas, recogeré a las descarriadas; vendaré a las heridas; curaré a las enfermas: a las gordas y fuertes las guardaré y las apacentaré como es debido. 

(Ezequiel 34,11-12.15-17)

Dios, creó las cosas de una en una, y así formó el universo. En su nueva creación, su proceder es el mismo, Él mismo es el que toma la iniciativa de recrear, renovar, cambiar la vida personal de cada oveja. Con la renovación y sanación de cada una, es como Él mismo va renovando y sanando al mundo. Tú, personalmente, eres ese mundo al que Dios tanto amó y ama, y por el que dio y da a su Hijo. (San Juan 3, 16) El Reino de Dios empieza de tú a Tú, en el encuentro con Dios mismo, en Persona. La transformación de ese encuentro abre un nuevo horizonte: la santidad de vida, por la que proclamo, vivo y celebro, que Jesucristo es Rey de mi mundo. Y en la que, unidos en el mismo Cuerpo y Espíritu, celebramos juntos la Fiesta de que Jesús reina en el Universo de nuestros mundos. 

Muchos están indignados, culpan a Dios de sus inoperancias ante tantas tragedias. Mi perspectiva sobre esa indignación es que creo que Dios no es soberano en la historia del hombre, sino en la Historia de la Salvación. Es a nosotros a quien nos corresponde ser las manos de Dios en este mundo, y sinceramente creo, que, aunque lo estamos haciendo bien, como ovejas salvadas y unidas a Él, aún podemos hacerlo mejor. El es el Rey que, en Persona, sigue buscando al perdido tras su rastro; llorando con los que lloran, sufriendo con los que sufren, y desde hace 2000 años, muriendo por los que mueren. 

Si por mi gordura …, no consigo verle en TODOS los demás, talvez, necesite ser apacentado como es debido.

Joan Palero

"Si hoy me preguntas por Dios, creo que hemos legitimado que se le devuelva en caliente al otro lado de nuestras fronteras" 

"Sabía que mi mundo era una fábrica de pobres, pero esperaba que remediásemos el mal causado" (Mons. Agrelo)


Joan Palero

viernes, 20 de noviembre de 2020

No tengáis miedo. Lectio 22 nov (Cristo Rey)

VERDAD – LECTURA

Evangelio: Mt 25,31-46

La preocupación de Jesús en estos últimos domingos del tiempo ordinario, es recordarnos que el final está cerca, avisadnos de cómo será el momento «cuando venga en su gloria el Hijo del hombre», porque sabe que ante lo desconocido, sentimos temor.

Tal vez, los primeros versículos del evangelio de este domingo, nos recuerden una escena apocalíptica. El Hijo del hombre llegará «y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria y serán reunidas ante él todas las naciones». Una escena digna de cualquier película. Pero la siguiente escena, aún nos produce más pavor, pues «separará a unos de otros».

A lo largo del Evangelio, hay distintos pasajes en los que se nos habla de la izquierda y la derecha como dos lugares contrarios (la madre de los Zebedeo, los ladrones a ambos lados de la cruz, en este texto de hoy,..) y es que, por mucho que queramos intentarlo, no podemos estar al mismo tiempo a la derecha y a la izquierda de un objeto, o una persona, que tomamos como referencia. En la Escritura, la derecha se asocia al lugar de los buenos. También podría haber dicho bien de la izquierda. Sin embargo, el lugar físico no importa. Lo que nos importa son los motivos que llevan al Hijo del hombre a separar a unos de otros, pues si los conocemos, podemos optar a estar en el lugar de los “buenos”, de los «benditos de mi Padre» que heredarán «el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo».

Los motivos los cita Jesús y son muy claros: «Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme». A fin de cuentas, aquellos que han practicado con Él la caridad. De ahí que podamos preguntarnos lo mismo que le preguntaron «los justos»: «Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?».

En la respuesta está la clave: «cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis». Éste es el camino para la vida eterna: hacer a los demás, a los más pequeños, aquello que haríamos a Jesús, porque Jesús lo reconoce como hecho a Él mismo. Este es el camino para «la vida eterna».


 


CAMINO – MEDITACIÓN

  • ¿Qué pasaje, versículo, frase o palabra te ha tocado el corazón?
  • ¿Has pensado alguna vez en ese momento de la venida del Hijo del hombre?
  • ¿Cómo la has imaginado?
  • ¿Te dejas guiar al imaginarla por las películas de ficción que has visto o la imaginabas de este modo?
  • ¿Eres consciente de que lo que haces en tu vida es lo que va a decidir tu puesto a la derecha o a la izquierda?
  • ¿Habías pensado, alguna vez, que el Hijo del hombre “sólo nos examina” del amor a nuestros hermanos?
  • ¿Has sido consciente en algún momento, cuando has ayudado a otra persona, que es a Dios mismo a quien ayudas?
  • ¿Te atreves a pensarlo durante esta semana?
  • ¿Crees que tu forma de actuar con los demás cambiaría, en algo, si pensaras que es a Dios mismo a quien se lo haces?

VIDA – ORACIÓN

Abre mis ojos, Señor, para verte en cada uno de mis hermanos. Es muy fácil pensar que Tú estás en aquellos que queremos, que nos caen bien,.. Pero, ¡qué difícil, Señor, reconocerte en aquellos a los que no soporto, en aquellos que me hacen daño, que me desprecian, que se portan mal conmigo. Dame un corazón generoso, capaz de perdonar a quien me ofende y capaz de amar, incluso a mis enemigos. Gracias, Señor, porque Tú no haces acepciones de personas y también estás en ellos. 

 

Hno Pepe Pedragosa


jueves, 19 de noviembre de 2020

Jesús llora ante Jerusalén


 Evangelio de hoy

Lucas 19, 41-44

En aquel tiempo, cuando Jesús estuvo cerca de Jerusalén y contempló la ciudad, lloró por ella y exclamó:

“¡Si en este día comprendieras tú lo que puede conducirte a la paz! Pero eso está oculto a tus ojos. Ya vendrán días en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te sitiarán y te atacarán por todas partes y te arrasarán. Matarán a todos tus habitantes y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no aprovechaste la oportunidad que Dios te daba”
 
 
 

Reflexión sobre la acuarela en el papel

Jesús mismo no fue inmune a las lágrimas. En la lectura del Evangelio de hoy leemos que derramó lágrimas. En Juan 11:35 también leemos acerca de Jesús llorando en la tumba de su buen amigo Lázaro. Jesús era completamente divino y también completamente humano. Entonces sintió dolor, pena y tristeza. Cuando derramamos lágrimas, compartimos las lágrimas de Cristo. 

Nos gusta pensar en Jesús como siempre  confiado y gozosamente tranquilo en cualquier tormenta que pueda haber llegado a Su camino. Pero a veces derramó lágrimas. Sus lágrimas nos permiten vislumbrar cómo Dios ve nuestros propios sufrimientos y dolores. ¡Los comprende! Jesús lloró por Lázaro como si simplemente fuera un amigo muy cercano que había perdido. Pero en nuestra lectura de hoy, lloró por otra razón: la tragedia de nuestro pecado. Simplemente lloró porque había pasado Sus últimos años proclamando la Palabra de su Padre, y tan poca gente lo escuchó o lo entendió. Como ahora podía ver Jerusalén, como leemos en nuestro pasaje del Evangelio, probablemente también estaba llorando por su destino venidero que lo aguardaría en la ciudad.

En nuestra acuarela sobre papel de James Tissot vemos a Jesús llorando fuera de Jerusalén. Las personas que lo rodeaban probablemente no sabían por qué lloraba. También para él resuenan las palabras de santa Teresa de Ávila: 'las lágrimas riegan el alma, como la lluvia riega el jardín ' .


 

De la página 

 

 

Su autor es el pintor francés James Tissot, del siglo XIX. A finales del siglo se embarcó en una prolífica carrera de unos 700 acuarelas y dibujos de la vida de Cristo que destacan por el detallismo minucioso de sus paisajes tanto o más quizá que por su emoción religiosa.

 

 

 

lunes, 16 de noviembre de 2020

Testimonio: Luis Muntanyola


Testimonio de Luis Muntanyola, miembro de la Escuela de Animadores Bíblicos, que recientemente ha recibido, camino hacia el Diaconado, el Ministerio de Lector.

TESTIMONIO DE VIDA HACIA EL DIACONADO
Me llamo Luis Muntañola Sanz, tengo 62 años, llevo casado con Carmen 37 años y tenemos cuatro chicos.
Voy a explicaros como llegó a mi vida la idea del diaconado.
En 2008 un gran amigo y mejor sacerdote, el Padre Carlos Cano, Pasionista, me sugirió que porque no estudiaba para diácono ya que estaba tan metido en la iglesia, pero le contesté “eso no es para mi Carlos”… y él no insistió.
Años mas tarde en 2010 el hto. François Dominique, de la Comunidad del Cordero donde somos - Carmen y yo - laicos comprometidos, me sugirió lo mismo… pero volví a decir que eso no era para mí; curiosamente cuando a un amigo le niegas algo suele insistir pero ellos no lo hicieron, y en 2012 la hta. Miriam, religiosa del Cordero me presentó a unos diáconos franceses que me explicaron su apostolado pero les dije que no lo veía para mí ni de lejos, tercera negación.
Finalmente en 2013, mi mujer me sugirió que hablara con Monseñor Salvador Cristau, al que conocemos mucho pues viene asiduamente por la Comunidad del Cordero, y con él hablé una tarde, le explique toda mi historia, y me instó a que pusiera mis dudas y pensamientos delante del Santísimo y volviera a verlo en 20 días.
Así lo hice y os aseguro que note como El Señor me pedía que lo intentase, que no dudara tanto, y se lo comunique así a Mons. Salvador. Estuve durante ocho meses acudiendo al seminario de Valldoreix cada quince días reuniéndome con Mons. Salvador, dándole vueltas al catecismo, y tras este período me encaminó a comenzar en 2014 los estudios de Ciencias Religiosas en el ISCREB y el curso pasado 2020 los acabé.
Os aseguro que durante todos estos años he disfrutado de las asignaturas, del profesorado, del ambiente, de los compañeros de camino, también he tenido muchas dudas pero ahora mismo estoy ahí, cerca del Señor a la espera de lo que El quiera de mi, ha sido una experiencia maravillosa todo lo aprendido.
A raíz de todo esto he recibido, junto a otros compañeros, la Admisión a Ordenes, y el Ministerio del Lectorado, y días antes de recibirlo pensaba en lo que iba a pasar después, como lo asimilaría, que iba a sentir, o si seria una como más, un escalón más… pero para nada ha sido una cosa más y hablando justo días antes con mi director espiritual me dijo unas palabras preciosas:
“Luis, haz que ese acto te llene el corazón y la gente no solo pueda verte un cambio por fuera, sino tu notes un cambio por dentro”… y sin duda esta siendo así, no se si la gente lo nota, nota un cambio en mi pero si puedo prometeros que me doy cuenta que algo se mueve en mi interior y al leer cada día la palabra de Dios veo que quiero desmenuzarla para entenderla en todas sus vertientes y -como dicen los hermanitos del Cordero - cuando mas la manduques (la repitas) mejor la entenderás y mas cosas te dirá, pues ahí estoy siguiendo a Jesús en su Palabra.

 
Luis Muntanyola

domingo, 15 de noviembre de 2020

Lectura Domingo XXXIII. Parábola de los Talentos

 Comentario a las lecturas del Domingo XXXIII del Tiempo Ordinario (Ciclo A) de nuestro colaborador Joan Palero (Valencia)


Domingo, 15 de noviembre de 2020

33º Tiempo Ordina
rio (Ciclo A)


Con el capítulo 25 del evangelio de san Mateo, terminaremos el año litúrgico en este ciclo A. Y antes de que el evangelista nos relate la pasión, muerte y resurrección de Cristo, en sus tres últimos capítulos, en este nos presenta a Jesús en la parábola de las diez vírgenes: Como al Esposo que viene al encuentro de su amada. Como al Señor y dueño de todo, quién yéndose lejos, repartió entre sus empleados todos sus bienes. Y como Rey Soberano del universo, que, con justicia y verdad, juzgará a las naciones. 


Jesús, hablando en parábolas, da cumplimiento a las palabras del profeta: … y nada les hablaba sin parábolas, para que se cumpliese el oráculo del profeta: = Abriré en parábolas mi boca, publicaré lo que estaba oculto desde la creación del mundo. = (S Mt 13, 34-35)

Con lenguaje adaptado a lo sencillo y actual en aquel momento, Jesús atrae el interés y atención de sus oyentes, persiguiendo que a través de lo sencillo y actual, los sencillos puedan entender verdades ocultas y eternas; y, además, no las olviden fácilmente.


La parábola de este domingo, la de los talentos, es la parábola más significativa de Jesús en cuanto a la confianza que Él ha depositado en todos y en cada uno de los que le escuchamos. Tal vez, para entender mejor esta parábola, nos ayude un poco meternos en la mente y cultura de aquel tiempo, y recordar cuál era el valor de lo que Jesús confiaba a sus siervos.

 

Un talento era una medida de peso que equivalía a cerca de 60 minas, 3.000 siclos o 34 Kg de plata u oro... Un trabajador promedio ganaba dos óbolos por el trabajo de un día. Un talento, en el caso de ser de plata, representaba 36.000 óbolos, lo que es igual a 18.000 días de trabajo… Aproximadamente, unos 50 años de trabajo. Todo esto es lo que aquel hombre confió, en una sola entrega, al menos capacitado de todos sus siervos, a aquél que le dio “un solo talento”, 34 Kg de plata. Toda una fortuna en sus manos, y no hizo nada.


Viéndolo desde esta perspectiva, nos hacemos más conscientes del porqué de la decisión del amo al quitarle el talento al que, escondiéndolo por miedo, había desvalorizado el talento y la confianza de su amo. No basta con sobrevivir, ni con mantener, hay que vivir e invertir. 


Tras la obra redentora de Jesús, nos convenía que Él se fuera, solo así podría enviarnos el mayor de los dones, el del Espíritu de Vida, capaz de hacernos y hacer nuevas todas las cosas. Los que hemos creído en Él, ya no somos como aquellas diez doncellas del domingo pasado, amigas de la Esposa, sino Iglesia Esposa de Cristo. Ahora, Jesús ya nos llama siervos, sino amigos. (San Juan 15, 15) Ahora, después de haber gustado su amor, no queda lugar para el miedo, porque el amor hecha fuera todo temor. Jesús, después de haber ocupado nuestro lugar, habiendo dado su vida por nosotros, la volvió a tomar, y subiendo a lo Alto, repartió sus dones entre los hombres. 


A todos, por encima de vanas creencias, se nos ha confiado el don de la fe, íntimamente ligada a la Palabra y al Espíritu de luz y vida. El Hijo, por amor al Padre y al mundo, se nos ha dado en totalidad. Y por su Espíritu, vive y opera en nosotros, confiándonos su propia vida y obra. Vivir a Jesús es fructificar, trabajar, invertir la vida en la suya y en su causa de amor, en silencio, sin apariencias ni expectación. No vivirlo es contristarlo, apagarlo, esconderlo… tenerlo sin poseerlo. 


¿Qué tenemos que no hayamos recibido? Lo que recibimos es porque Dios vio nuestras capacidades para desarrollarlo y multiplicarlo. No hay que tener miedo, el miedo se quita enfrentándolo. Sin tu talento, a todos nos falta algo.                               


Joan Palero

sábado, 14 de noviembre de 2020

Parábola de los Talentos (Lectio Domingo 15/nov)

Verdad – Lectio

Evangelio: Mt 25,14-30

Oramos hoy con la llamada parábola de los talentos. Estos eran una medida de peso utilizada en la antigüedad. Esta parábola podemos encontrarla junto a otras llamadas de la espera (p.e. la parábola de las vírgenes prudentes) de la venida del Señor. Una venida que no es inminente, tal y como se manifiesta en la frase “después de mucho tiempo” (25,19). El dueño de la hacienda a su vuelta, pide cuenta de los talentos que a cada uno les había entregado “según sus capacidades” (25,15). Algo sumamente importante, pues indica que Dios tiene en cuenta nuestras propias capacidades y no nos va a exigir más allá de nuestras propias fuerza. El trato será el mismo para todos seamos siervos fieles o infieles; es más si queremos, hasta prodiga un trato más que generoso. En ningún momento, pide que se le devuelva lo que había entregado, ni siquiera pide las ganancias, al contrario recompensa a sus siervos, incluso más allá de lo esperado.

            Dicho esto, estamos en condiciones de entender mejor la actuación del último de los siervos y que me parece que es la clave de lectura de toda la parábola. Este último, aún teniendo sus propias capacidades, no se ha preocupado por incrementar su talento, su única preocupación ha sido conservar intacto lo recibido. Es más, incluso intenta justificar por todos los medios su actuación, atacando directamente al dueño de la hacienda, diciéndole prácticamente que es un hombre extremadamente duro y sin escrúpulos. Sin embargo, nosotros que hemos leído el comportamiento que ha tenido con los anteriores siervos, eso nos suena a excusa. Lo acusa de “cosechar donde no ha sembrado y recoger donde no ha esparcido” (25,24). Y a pesar de todo, su actuación ha sido precisamente la contraria, a los primeros no sólo le ha dado lo que han ganado sino que les ha invitado a participar de su propio gozo.

            En el colmo de su desfachatez y encontrándose atrapado, finalmente se justifica diciendo que ha actuado movido por el miedo. En ningún momento, esta persona ha conocido realmente al dueño de la hacienda. La imagen que tiene de él es la de un amo, que trata a sus empleados como esclavos. Es la imagen que tenemos muchos cristianos de Dios, el supremo juez, no vemos a Dios como amor (1Jn 4,8). Ante esta imagen de Dios, a quien así vive, solo le cabe la esperanza de vivir fuera del gozo de su Señor.

            La vida cristiana es estar en camino, es estar en continuo crecimiento, es vivir dejándonos hacer poco a poco por el Espíritu Santo, y Dios nos está continuamente regalando sus dones y su gracia para que podamos ir creciendo en nuestro camino de santidad, pero en nuestras manos está aceptar o no esta gracia y estos dones. El premio de la vida eterna contemplando el rostro de Dios es gratuito e igual para todo el mundo, pero nosotros podemos rechazar ese premio. Todos nosotros vamos a escuchar: “entra en el gozo de tu Señor” (25,21); pero, también podemos decir que no y darnos la vuelta. La respuesta a la invitación de nuestro Padre Dios, Amor y Amante está en nuestras manos.

Camino – Meditación

  • ¿Qué pasaje, versículo, frase o palabra te ha tocado el corazón?¿Qué quiere decirte Dios, aquí y ahora, en este momento con ello?
  • ¿Cuál es la imagen que tengo de Dios? ¿La imagen del Juez o la imagen de Dios amor?
  • Dios nos ha regalado a cada uno, según nuestras capacidades, una serie de dones ¿que hago yo para poner estos dones al servicio de mis hermanos, al servicio de la humanidad para la extensión del Reino? ¿pongo a “producir” estos dones o por el contrario los entierro?
  • ¿Cuáles son las excusas que me digo a mi mismo, y por tanto también a Dios, para no asumir mi responsabilidad de extender el Reino?
  • Me detengo por un instante a meditar (pasar por mi corazón) las palabras pronunciadas por el dueño de la hacienda y que Dios me las dirige a mi hoy: “entra a disfrutar del gozo de tu Señor”. Entra a disfrutar de la vida junto a mí ¿Qué sentimientos se despiertan en mi?

Vida – Oración

  • Alabo al Padre porque quiere hacerme entrar en su propio gozo, porque me invita a compartir su propia vida.
  • Pido perdón a Dios y a mis hermanos por las veces que no soy constructor del Reino a mi alrededor y sobre todo, por intentar justificarme con excusas sin sentido.
  • Doy gracias a Dios porque no cesa de agasajarme y de llenar mi vida regalándome sus dones
Hno Pepe Pedragosa

 

sábado, 7 de noviembre de 2020

8 noviembre - Las Virgenes Prudentes

 

Domingo, 8 de noviembre de 2020
 

32º del Tiempo Ordinario (Ciclo A)
Con el final del evangelio de san Mateo, vamos llegando al final del año litúrgico, que, como siempre, desemboca en un nuevo principio: el adviento, tiempo de espera y esperanza.
Con la parábola de este domingo, las diez vírgenes, Jesús compara el Reino con diez doncellas que, en la noche, salen a ESPERAR al esposo. Una imagen de que creer no es solo esperar sentados, sino, como Abraham, salir y caminar esperanzados hacia la plenitud de las promesas divinas.
Aunque la comitiva de las doncellas no son la Esposa, sino que la acompañan al encuentro de su Amado, me hace bien recordar el significado del número diez en la Biblia, y que con este número suele referirse a la totalidad o al conjunto completo de algo. Así que, todos sumamos, estamos contados dentro del diez de la totalidad. A todos puede pasarnos algo parecido a ellas, pues: Se parecerá el reino de los cielos a diez doncellas que tomaron sus lámparas y salieron a esperar al esposo. (Mateo 25,1-13)
Punto seguido, Jesús da a entender a sus oidores, que, la Fiesta del amor y de la vida, no solo consiste en ser parte de un grupo, sino en que cada uno, personalmente, viva una realidad sensata de todo aquello que cree y espera, aprovechando y dando uso a todo lo que se la ha concedido, teniendo claro lo que es y para qué esta. No vaya a ser que perdamos la razón de nuestro ser.
Cinco de ellas eran necias y cinco eran sensatas.
El cinco, bíblicamente, es el número de la responsabilidad de cada persona ante Dios. Todos hemos sido llamados, no solo a encontrar en Dios el sentido de la vida, sino también a vivirlo. Y para ello, cada uno ha de vivir la esperanza desde la sensatez de lo más profundo.
La primera lectura, (Sabiduría 6,12-16), muestra a la sabiduría como algo muy cercano, está “sentada a la puerta de casa”. Como algo accesible, pero que hay que desear. Y lo más importante es que ella nos desea, nos busca, quiere abordarnos, salirnos al paso en cada camino y pensamiento, para que la vida sea Fiesta, aun en medio de tardanzas y contratiempos: el que vela por ella pronto se ve libre de preocupaciones;
La necedad, consistirá en querer vivir en mi propio mundo, a mi manera, insistiendo y perseverando en mis errores de siempre, aferrado a ideas o posturas equivocadas. Por ella, soy yo mismo (no Dios) quien cierra la puerta a la sensatez de la sabiduría.
“…llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta.”
En el grupo de los diez compartimos muchas cosas en común, todos somos iguales y nos puede pasar a todos lo mismo. Lo único que nos diferencia es la sensatez o la necedad, el ser llevado por la esperanza o el dejarse llevar por inercias.
La Palabra despertó y puso de nuevo a las doncellas en movimiento: A medianoche se oyó una voz: "¡Que llega el esposo, salid a recibirlo!"
La misma Palabra sigue siendo Espíritu y Vida, ella sigue siendo lámpara que alumbra. Sabiduría de Dios. En ella encontramos al Espíritu que siempre la acompaña, el aceite que necesitamos, el que, como a los de Emaús, hará arder nuestro corazón en nosotros, y volvernos de nuestros caminos.

Lectio Divina 8 Noviembre (Virgenes Prudentes)

 Biblia y Comunicación

 

Nos encontramos dentro del llamado discurso apocalíptico de Mateo, quinto y último de su evangelio, que comprende los capítulos 24 y 25.

Dentro del contexto del “primer evangelio”, los primeros cristianos creían que el fin del mundo era inminente. Aunque, pasaba el tiempo y la parusía (segunda venida de Cristo glorioso al final de los tiempos) no llegaba; con lo que, la comunidad cristiana, tal y como bien apunta José Luis Sicre, tuvo que reinterpretar la idea de la misma, a pesar de las persecuciones que estaban sufriendo.

Sin embargo, el autor del evangelio no se deja llevar por el catastrofismo, la angustia o la tribulación; pues, en realidad “en cuanto al día y la hora, no los conoce nadie, ni los ángeles del cielo ni el Hijo; solo los conoce el Padre”. Luego, el cristiano lo que tiene que hacer es mantenerse en una actitud de vigilancia, pues la llegada del Reinado de Dios ocurrirá de manera inesperada.

 

Este es, podríamos decir, el contexto histórico del momento en el que se escribe la parábola, que la liturgia de hoy nos ofrece en la celebración de la eucaristía. Pero profundicemos un poco más en la misma para poder entenderla de una manera más satisfactoria.

Antes de celebrarse la ceremonia de la boda, un grupo de muchachas solía acompañar al novio para recoger a la novia en su casa y llevarla al lugar donde iba a celebrarse la misma. Este hecho da pie a Jesús para anunciar la Buena Nueva por medio de una parábola.

Se encuentran 10 muchachas (vírgenes) esperando la llegada del novio para acompañarle. Pero, éste se retrasa, va anocheciendo y a ellas les entra sueño, el aceite con el que se mantienen encendidas las lámparas se va consumiendo, hasta tal punto que ante la inminente llegada del novio, cinco de estas muchachas que no habían previsto dicha tardanza, deben ir a comprar más aceite.

 

 

Lo que se dice velar o vigilar, la verdad es que ninguna de ellas lo ha hecho. Por lo que más que a la vigilancia, Jesús nos esta invitando a ser previsores; lo importante es estar preparados, sin dejarlo todo para el último momento; Jesús nos está invitando a permanecer atentos con respecto al aceite de nuestras lámparas y no permitir que se acabe.

Está claro que el novio es Jesús y las diez vírgenes somo cada uno de nosotros. Pero, ¿qué es el aceite? Mateo nos lo aclarará precisamente a lo largo del capítulo veinticinco de su evangelio con la parábola de los talentos y con el relato sobre el juicio final. Ese aceite son la cualidades, recursos, capacidades, aptitudes, competencias, valores… que Dios nos ha regalado y que nosotros hemos de poner al servicio de los demás por medio de nuestras obras: dar de comer al hambriento, de beber al sediento; acoger al migrante, vestir al desnudo… En una palabra, hacer el bien a nuestro alrededor: al pobre, al pequeño, al más necesitado. Y, teniendo en cuenta que, esas cualidades, capacidades, recursos, esos talentos son individuales, son los que Dios ha dado a cada uno de nosotros, y todo eso no podemos dárselo al otro, pues él tiene los suyos propios, únicamente podemos ponerlos al servicio de los demás.

Por tanto, sigamos la invitación de Jesús a estar atentos para que el aceite de nuestra lámpara no se acabe, a estar preparados ante el retraso del esposo, pues no sabemos ni el día, ni la hora.


 

CAMINO – MEDITACIÓN

  • ¿Qué pasaje, versículo, frase o palabra te ha tocado el corazón? ¿Qué quiere decirte Dios, aquí y ahora, en este momento con ello?
  • El esposo, Jesús, nos está invitando al banquete de bodas, que es el Reinado de Dios, ¿estás preparado para ello?
  • ¿De qué manera te estás preparando para la venida de Jesucristo? ¿Estás poniendo toda la carne en el asador?
  • ¿Estás atento a las necesidades de las personas que están a tu alrededor?
  • ¿Estás poniendo al servicio de los demás los dones que Dios te ha regalado?

 

 

VIDA – ORACIÓN

  • Da gracias a Dios por todos los dones que te regala cada día.
  • Alaba a Jesucristo por invitarte a estar atento a su próxima venida y por acompañarte durante la espera.
  • Pide al Espíritu Santo que te ayude a poner todas tus cualidades, capacidades, facultades al servicio de los demás, especialmente de los más necesitados.
  • Intercede para que la Santísima Trinidad ayude a todos los seres humanos a mantener encendidas sus lámparas.

 

Hno Pepe Pedragosa

domingo, 1 de noviembre de 2020

Todos los Santos (Joan Palero)

 

Comentario a las lecturas de la Solemnidad de Todos los Santos de nuestro colaborador Joan Palero (Valencia)
 

 
 
Domingo, 1 de noviembre de 2020
Todos los Santos.
 
En este domingo, dos de las cuatro lecturas bíblicas son de San Juan, apóstol y evangelista, a quien la simbología pronto empezó a representar con el águila. Un ave muy apropiada para ello por sus muchas características, sobre todo por su sentido más desarrollado, el de la vista. La visión del águila es 4-5 veces mejor que la nuestra, y por como tiene situados los ojos, angulados a 30 grados del centro de la cara, posee también un campo de visión mucho mayor que el nuestro y el de muchos animales.
San Juan, como con vista de águila, ha visto en Jesús más allá de lo que la humanidad puede alcanzar a ver de Él por sí misma. Pero lo importante de haber podido ver, es que ha palpado y experimentado el Verbo de Vida.
El evangelista se siente especialmente amado, de ahí que la centralidad de todo su mensaje es que: “Dios es amor.” Y que conocer a Dios es amar. Un mensaje que invita al hombre, en todos los tiempos, a mirar a Dios desde esta perspectiva:
 
“Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos!” (2ª lectura: 1ª Juan 3,1-3):
No podemos mirar y ver este amor con nuestras capacidades, necesitamos unos ojos más potentes: Los ojos de la fe que es don de Dios. Contemplar con ellos el amor que el Padre nos tiene en Jesús, nos lleva a ver una nueva realidad que cambia nuestra propia realidad, y en respuesta, también ha de cambiar la realidad del mundo, por medio de la fe que obra en y por el amor.
Lo importante de una visión no es solo tenerla, sino ir tras ella; como el águila que viendo su presa se lanza sobre ella. O como Moisés, que, maravillado por la visión de la zarza, se acercó, y al acercarse escuchó la voz del Señor, entendiendo y realizando el propósito de aquella visión.
A pesar de la soledad del destierro, y todo tipo de sufrimientos y contrariedades, el apóstol, como águila volará por encima de las nubes y nubarrones de la realidad que le abruma, y contemplando el amor de Dios, en su visión del Hijo del Hombre, contempla el mismo cielo desde la tierra:
“Después miré y había una muchedumbre inmensa, que nadie podría
l Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos. (1ª Lectura: Apocalipsis 7,2-4.9-14)
Creo que, la fiesta de Todos los Santos, es un buena invitación para dejar de mirarme, de mirarnos. Dejar de sentirse desdichado e infeliz, al centrar la mirada en todos aquellos que, fijando los ojos en Jesús, encontraron el sentido y el propósito de la vida: Participar de la Vida y la Santidad de Dios. Hombres y mujeres felices que, en la pobreza y la mansedumbre lo poseyeron todo, aun en medio de lágrimas, de injusticias y todo tipo de contrariedades. Felices, porque que sus miradas, aspiraciones y esperanzas no volaban a ras de suelo, sino altos, como el vuelo del águila, por sobre los montes de este mundo, sin perder nunca de vista al sol, como viendo al Invisible visible en todo.
Qué bueno es ver y sentir, como san Juan y desde aquí, la presencia de nuestros hermanos santos en el cielo, y en comunión en el mismo Cuerpo, seguir sus pasos y ejemplos; compartiendo la misma esperanza que fue purificando sus vidas, y que va purificando las nuestras.
Hagamos silencio y escucharemos su grito: “Y gritan con fuerte voz: «La salvación es de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero.”
La tierra grita de dolor, unamos voces al grito fuerte del Cielo.
Joan Palero

Lectio Divina Domingo 1 Noviembre

 
VERDAD – LECTURA
Evangelio: Mt 5,1-42
Aunque en nuestra vida hay cosas que nos hacen sentirnos gozosos, contentos, no hay mayor alegría para un cristiano que gozar de la constante presencia del Señor; por eso, sus discípulos iban tras Él y mucha gente le seguía.
Hoy celebramos la fiesta de “Todos los Santos”, aquellos que siendo como nosotros, hoy están con Él, viéndolo cara a cara, los que forman parte del Reino de los Cielos, los que podemos llamar “bienaventurados” porque en su vida obraron bien, hablaron bien, dijeron bien para los otros, los afortunados, los dichosos. Esos que como la muchedumbre y los discípulos, siguieron a Jesús y se acercaron a Él para aprender de su vida y de sus palabras. Y Jesús, «tomando la Palabra, les enseñaba», lo que de verdad, debe dar alegría a un cristiano.
Una vez más, el evangelio de este domingo, nos viene a decir que nuestras aspiraciones y planes, no son los de Dios. Su plan es que los cristianos nos caractericemos por ser: mansos, hambrientos y sedientos de justicia, misericordiosos, limpios de corazón, trabajadores incansables por la paz; aunque ello nos haga objeto de persecuciones e injurias. Sólo viviendo así, podremos alcanzar el Reino de los Cielos, ese lugar del que no sabemos su ubicación física, aunque lo solemos colocar en el cielo. Si bien, más que un lugar es un estado eterno, porque cuando tenemos a Dios delante, el tiempo ni importa ni existe. Sólo Dios es lo importante.
Hoy es la fiesta de todos aquellos que han tomado posesión de la tierra prometida, los que ya disfrutan de la herencia del Señor, porque como hijos del mismo Padre, tenemos cada uno nuestra parte a su lado; donde el llanto, la preocupación, los problemas ya no existen, porque todo es nada ante Dios, su consuelo. Ya no existen el egoísmo, las discordias, las disputas, sólo la paz y la justicia, la misericordia de un Padre que nos espera a todos con los brazos abiertos y nos perdona nuestros fallos cuando hemos querido ver con los ojos de Dios, con un corazón limpio, como el suyo. Esta es nuestra «recompensa», aunque durante nuestra vida terrena hayamos sido injuriados y perseguidos.

Es el día hoy de estar alegres y contentos por todos aquellos, anteriores a nosotros, que disfrutan de la dicha de los hijos de Dios y un día para la esperanza, porque sabemos que si actuamos como Jesús nos dice, tendremos, también, un lugar para nosotros en el Reino
Hno Pepe Pedragosa