domingo, 31 de enero de 2021

“SUSCITARÉ UN PROFETA” LECTIO DIVINA DE LA PRIMERA LECTURA – DOMINGO IV DEL TIEMPO ORDINARIO (CICLO B)


 

VERDAD – LECTURA

Deuteronomio 18,15-20

Moisés habló al pueblo diciendo 15 “El Señor, tu Dios, suscitará de en medio de ti, entre tus hermanos, un profeta como yo, al que debéis obedecer. 16 Es precisamente lo que tú pediste al Señor, tu Dios, en el Horeb, el día de la asamblea, cuando dijiste: “No queremos oír más la voz del Señor, ni ver ese gran fuego para no morir”, 17 y el Señor me dijo: “Dicen bien. 18 Yo les suscitaré de en medio de sus hermanos un profeta como tú; pondré mis palabras en su boca, y él les dirá todo lo que yo le mande. 19 Al que no escuche las palabras que él dirá en mi nombre, yo mismo le pediré cuentas. 20 Pero el profeta que tenga la osadía de anunciar en mi nombre lo que yo no le haya ordenado decir o hable en nombre de otros dioses, ese profeta morirá””.

Nos encontramos hoy, en la primera lectura, que la liturgia nos ofrece, un fragmento del libro del Deuteronomio.

Dicho libro está dentro del llamado Pentateuco, la colección de los cinco primeros libros de la Biblia.

En el Deuteronomio se nos presenta a un Dios que está presente en la vida de su pueblo y que se preocupa por él. Un pueblo elegido por Yahveh para establecer con él una alianza y crear un lazo de amor entre ambos. De esta manera Israel alcanzará una vida plena, su única obligación es la fidelidad a la alianza y a Dios.

El fragmento con el que hoy oramos comienza con una promesa de Yahveh al pueblo de Israel realizada por medio de Moisés.

La promesa es  que Dios va a suscitar en medio de su pueblo un profeta como Moisés.

El texto nos remite al Horeb cuando el pueblo le dijo a Moisés que no quería más volver a escuchar la voz de Dios de una manera directa.

Dios para comunicarse con su pueblo, suscitará en medio de él un mediador. Dichos profetas hablarán en nombre de Dios dando a conocer su voluntad. El profeta será verdadero y auténtico gracias a la fidelidad que mantendrá a la palabra de Dios.

Israel vio en este fragmento una clara alusión a un profeta excepcional, único, un segundo Moisés, por llamarlo de algún modo, que en algún momento se identificaba con el Mesías.

Nosotros como cristianos, no podemos menos que identificar a este profeta con Jesús de Nazaret, el Hijo de Dios, el cual será quien nos comunique la palabra plena y definitiva del Padre su amor y su misericordia.

CAMINO – MEDITACIÓN

  • ¿Qué pasaje, versículo, frase o palabra te ha llamado la atención, te ha tocado el corazón? ¿Qué sentimientos despierta en ti? ¿Qué querrá decirte Dios, aquí y ahora, en este momento con ello?
  • ¿Cómo podemos reconocer a los profetas en nuestro tiempo? ¿Estamos atentos a la voz de los mediadores que Dios pone en nuestra vida?
  • Dios establece contigo una alianza de amor y plenitud, ¿Cómo respondes a ella? ¿Eres fiel a ella?
  • ¿Es Jesús para ti el Profeta del Padre y el guía de tu vida?
  • ¿Eres profeta del amor y la misericordia de Dios para los demás?

VIDA – ORACIÓN

Salmo 78

1Atiende a mi enseñanza, pueblo mío, escucha las palabras de mi boca;

2 hablaré por medio de sentencias y evocaré los misterios del pasado.

3 Lo que hemos oído y aprendido, lo que nuestros padres nos contaron,

4 no se lo ocultaremos a sus hijos; contaremos a la generación futura los títulos de gloria del Señor, su poder y las maravillas que él ha hecho.

5 Él estableció un precepto en Jacob y promulgó una ley en Israel: ordenó a nuestros padres que enseñaran las cosas a sus hijos

6 para que la generación siguiente lo supiera, los hijos que habían de nacer, y que éstos, a su vez, se lo contaran a sus hijos

7 para que pongan en Dios su confianza, no olviden los prodigios del Señor y guarden sus mandatos;

8 no lleguen a ser como sus padres, una generación indócil y rebelde, generación cuyo corazón no fue constante, y cuyo espíritu fue desleal para con Dios.

[…]

70 Eligió a David, su siervo, lo sacó de los apriscos del rebaño,

71 lo llamó de detrás de las ovejas y lo hizo el pastor de Jacob, su pueblo, y de Israel, su heredad.

72 Los apacentó con un corazón irreprochable, los guio con sus expertas manos


Hno Pepe Pedregosa

¿QUÉ ES ESTO? LECTIO DIVINA DEL EVANGELIO DEL DOMINGO IV DEL TIEMPO ORDINARIO (CICLO B)


 

Evangelio: Mc 1,21b-28

Este domingo, la liturgia nos ofrece orar con la primera actuación milagrosa de Jesús en el evangelio de Marcos, en la que, él es el principal protagonista, pues aunque le acompañan los discípulos, estos permanecen como meros espectadores.

Geográficamente, nos situamos en Cafarnaum, la ciudad más importante de Galilea; era la ciudad natal de Pedro, además de haberse convertido en lo que podríamos llamar el “centro de operaciones” de Jesús y sus discípulos. Allí se dirigieron. A partir de este momento, los discípulos se convertirán en espectadores y Jesús será el auténtico protagonista de la escena, tal como comentábamos más arriba. Es él, quien entra en la sinagoga, el lugar en el que se exponía la Palabra y se daba a conocer la Ley. Todo judío piadoso, en el día de sábado se acercaba a la sinagoga para escuchar sobre todo la Torá (el Pentateuco) o los profetas y orar. En un determinado momento, un maestro de la ley explicaba y actualizaba el mensaje de aquel pasaje. Existía la costumbre de invitar a realizar esa explicación a alguien que estuviera de paso y fuese considerado capaz de hacerlo. Posiblemente, en ese día es invitado Jesús.

Nadie se ha percatado. Pero, en la sinagoga, se encuentra un hombre que está poseído por un espíritu impuro. Si prestamos atención a la narración, dicho espíritu habla primeramente en plural y posteriormente en singular. Ese plural hace referencia a los que están allí presentes en la sinagoga por lo que es como decir, que la misma sinagoga era la que estaba poseída por dicho espíritu impuro. Por tanto, la acción de Jesús se va a encaminar a purificar la sinagoga en primer lugar. Las enseñanzas promovidas por los maestros de la ley y los escribas en muchas ocasiones eclipsaban la frescura del texto bíblico y había llegado incluso a tergiversar el verdadero significado del mismo. Los maestro de la ley y los escribas eran los encargados de hacer entender al pueblo el verdadero significado de la Escritura, mensaje que había llegado a corromper. Jesús no ha venido a transformar o cambiar dicho mensaje, pero sí a darle su pleno cumplimiento y significado.

Advertisement
Report this ad

Expresada esta premisa, con respecto al diálogo en plural y teniéndola en cuenta, nos vamos a detener, en el diálogo entre el endemoniado y Jesús. Al llamarlo Nazareno, lo identifica con el Mesías, y por tanto con el cumplimiento de la expectación que el pueblo judío tenía con respecto a él, que no era otra sino la de la persona poderosa que sometería a todos las naciones a Israel. Una visión totalmente mundana y equivocada de la verdadera misión de Jesús. Relacionar al Mesías con la pasión y muerte en cruz era totalmente incompatible con dicha visión.

No sabemos qué predica Jesús. El autor del evangelio únicamente nos dice que la gente queda estupefacta, asombrada, impresionada. Pero en ningún momento se nos comunica que aquellos que se encontraban en la sinagoga se convirtieran. Es más, el propio endemoniado interroga a Jesús con una pregunta, por lo menos sorprendente: “¿Has venido a destruirnos?” . Jesús no contesta. Jesús se muestra como Señor, en sentido pascual (cf. Flp 2,6-11), por su enseñanza, por el miedo que infunde en el espíritu impuro y por la autoridad con la que habla: “Cállate y sal de él”. El verbo callar es utilizado en la Biblia Griega cuando Yahveh habla y vence, por ejemplo, la furia del mar (2Sam 22,14) o cuando hace callar a los soberbios (Sal 119,21) o cuando increpa al propio Satanás (Zac 3,2). Al igual que Yahveh, Jesús, que es Dios, que es el Mesías esperado, no necesita recurrir a exorcismos complicados, es suficiente su palabra y el demonio escapa inmediatamente.

El Reino se ha hecho presente en la sinagoga, el Reino se ha hecho presente en el Pueblo de Israel con la venida de Jesús de Nazaret. Sin embargo, esto no es percibido por los presentes, todo se queda en el asombro y en el temor ante la acción y las palabras pronunciadas por Jesús con autoridad. Aunque aquellos no se convirtieran, la fama de Jesús se extendió por la región entera de Galilea.

CAMINO – MEDITACIÓN

  • ¿Qué versículo, frase, palabra ha llamado especialmente tu atención? ¿Qué sentimientos despierta en ti? ¿Qué querrá decirte Dios con ello en este momento concreto de tu vida?
  • Jesús se hace presente en tu vida y también realiza acciones extraordinarias. ¿Cómo reaccionas ante estos hechos? ¿con asombro y admiración como los presentes en la sinagoga o, por el contrario, estás dispuesto a adherirte a la propuesta del Reino y convertirte?
  • ¿Eres capaz de reconocer a Jesús cuando se hace presente en tu vida? ¿Estás atento a su Palabra? ¿Estás dispuesto a reconocerle como Mesías, como “el Señor de tu vida?
  • Todos, en cierto modo, también nos encontramos impuros ¿estás dispuesto a dejarte purificar por Jesús?
  • Su fama se extendió por toda la región de Galilea. ¿Qué crees que has de hacer para que la persona de Jesús sea conocida al menos entre aquellos que te rodean?

VIDA – ORACIÓN

Enséñame tu camino, Señor,

y andaré en tu luz,

dame un corazón entregado a ti para honrarte, oh Dios.

Purifícame, límpiame, Señor,

y líbrame de lo que impida el fluir,

Purifícame, límpiame, Señor,

y líbrame de lo que impida el fluir de tu amor.

Enséñame tu camino, Señor,

y andaré en tu luz,

dame un corazón entregado a ti para honrarte, oh Dios.

Purifícame, límpiame, Señor,

y líbrame de lo que impida el fluir,

Purifícame, límpiame, Señor,

y líbrame de lo que impida el fluir de tu amor.

Es tu amor el que yo deseo en mi vida Señor Jesús.

Purifícame, límpiame, Señor,

y líbrame de lo que impida el fluir, mi Dios,

Purifícame, límpiame, Señor,

y líbrame de lo que impida el fluir de tu amor.

(Autor: Marcos Witt)

sábado, 30 de enero de 2021

Comentario a las lecturas del Domingo IV del Tiempo Ordinario (Ciclo B) Joan Palero (Valencia)

 


Domingo, 31 de enero de 2021 – Año de San José
 
4º Tiempo Ordinario (Ciclo B)
 
Tras el encuentro con una Persona, Jesús, y la escucha atenta de su Palabra: “Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres”; aquellos primeros discípulos, demostraron haber entendido el doble mensaje que se les proponía:
 
1.- “Venid conmigo”
Ellos, dejando lo que eran y tenían, se fueron con Jesús a dejarse transformar, para llegar a ser lo que Él les prometía.
 
2.- “y os haré pescadores de hombres.” Ahora el resto era cosa de Jesús.
Creer en Jesús no es saber y tener una opinión de Él, es seguirlo, caminar juntos.
“Jesús y sus discípulos (caminando juntos) entraron en Cafarnaún, y cuando el sábado siguiente fue a la sinagoga a enseñar, se quedaron asombrados de su doctrina, porque no enseñaba como los escribas, sino con autoridad.”
En el seguimiento, pronto percibieron que Jesús es mucho más que un maestro. Además de lo que decía, era sombroso cómo lo decía, de manera comprensible y convincente, con autoridad, y a la vez, sin autoritarismo. El asombro que Jesús les produce es la realidad de que sus palabras están vivas en él. Palabras que son luz, iluminan, asombran, es decir, les saca de sus sombras.
También Nicodemo se asombraba de él, creía que Jesús era un maestro enviado por Dios, y si lo creía era porque sabía que nadie podía realizar los signos que Jesús realizaba si Dios no estaba con él. (San Juan 3, 1-2) La Palabra viva produjo fe viva, en ellos y en los hombres. ¿Cómo es mi fe? ¿En qué se basa?
No se puede dar lo que no se ES, o no se tiene, y este era el caso de los escribas, y el de muchos maestros, dan el conocimiento que tienen, pero sin el asombro y la autoridad de unos conocimientos vivos, encarnados en ellos.
La diferencia de éstos con Jesús, es que Jesús es la Verdad viva, encarnada. Sus palabras asombran, porque, además de palabras, son espíritu y vida. La realidad de Jesús es, que es Dios y Hombre, Palabra y Vida. Palabra que se dice, pero que a la vez se cumple. Esto es lo asombroso, en todo tiempo, y lo que hace al hombre salir de sus sombras.
Con este asombro, el Señor, empezó a convertir a aquellos pescadores de peces, en pescadores de hombres. No de números, ni de privilegios, seguridades, honores, … que los hombres les pudieran dar. Pescadores de HOMBRES que son asombrados por la realidad de una fe que primero te hace SER hijo, después, sentir y vivir que lo tienes todo en Dios, para, como Dios, darte con Él por los demás.
“El mundo, antes que maestros, necesita testigos; y que si escucha a los maestros es porque primero son testigos.” (San Pablo VI)
En el seguimiento de Jesús, aquellos discípulos, aprendieron directamente de Él a SER sus testigos. Su testimonio, más que los adoctrinamientos, fue lo que iría iluminando y sacando al mundo de sus sombras.
Directamente de Jesús, aprendieron a enfrentar y hacer callar con el poder y la autoridad de una vida de asombroso testimonio, a los espíritus escandalosos de un bien mezclado con el mal.
Así, su FAMA, como la de Jesús por toda Galilea, se extendió por el mundo.
¿Qué se extiende hoy? ¿Qué extiendo yo?
Lo contrario de “Fama”, es: Descrédito, deshonor, fracaso, oscuridad.
Jesús, sin juicios y con toda misericordia, con su Palabra, sigue increpando para acallar voces que nos roban el asombro a través de la confusión. A estas les dice: «Cállate y sal de él.»
 

 
Joan Palero

lunes, 25 de enero de 2021

Año de San José

 

El Papa Francisco nos ha propuesto el Años de San José, y lo ha iniciado con la Carta Apostólica "Patris corde" (con corazón de Padre)
Desde Escuela de Animación Bíblica os ofrecemos un breve encuentro mensual de reflexión y oración en torno a las palabras del Papa Francisco. Será un Domingo a la tarde mensual, una media hora, que se podrá seguir y vivir tanto presencialmente como on-line.
Encontrarás toda la información en el cartel adjunto.
Qué San José nos enseñe a ser custodios de la Palabra

Semana de Biblia de Catalunya

 

 
 
 
 
SEMANA DE BIBLIA DE CATALUNYA DIÉCESIS

 
Ayer celebramos toda la Iglesia Universal Domingo de la Palabra y esta semana que le sigue, en las diócesis de Cataluña, vivimos la Semana Bíblica, iniciativa promovida por la Asociación Bíblica de Cataluña (ABCat) que los Obispos han asumido e instituto.
Este año, en su 5 a edición, los actos se han adaptado a las circunstancias sanitarias que vivimos y, por lo tanto, los actos pueden seguirse y vivir en línea.
El lema de esta edición es ′′ Salgamos a plantar la Palabra ′′ (Mc 4, 14). La parábola del semillero nos permite entender que estamos llamados a ser buena tierra, también buena semilla, y también Auxiliares del Semillero.
Desde la Escuela de Animación Bíblica esta semana ofrecemos, además de unirse a los eventos programados por la organización de la Semana, algunas actividades promovidas desde nuestro servicio a la Palabra: hoy lunes iniciamos un curso de Lectores en el Archiprioto de San José Oriol, y mañana martes continuamos con el curso de Martes de la Biblia, ′′ Itinerario con el Ángel de Dios ", dedicado al Libro de Tobies.
Aquí hay un enlace a la página web de la Semana de la Biblia, donde encontrarás toda la información sobre los actos y, además, escritos de obispos y biblistas sobre la Palabra de Dios y sobre esta Semana dedicada a ella.
Hoy, festival de Conversión de San Pablo, converge el comienzo de la Semana de la Biblia con el último día de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. Podemos ser una tierra, una semilla, una iglesia de semillas auxiliares del único semillero.
 
Enlace a la página web de Word Week:
  



  • Presiona "Enter" para publicar.

    Lectura del Domingo de la Palabra (Joan Palero)

    Comentario del Domingo de la Palabra, de nuestro colaborador Joan Palero (Valencia)
     
    En el domingo de la Palabra de Dios, Jesús, PALABRA ENCARNADA, se dirige a los que serán sus discípulos: SEGUIDME, Y OS HARÉ PESCADORES DE HOMBRES.
    Sus palabras no habrían tenido sentido sin la acorde respuesta de los llamados a seguirle. Con Él inician un nuevo tiempo, una nueva vida que nada tiene que ver con lo pasado. Todo es NUEVO, así es que, no pescarán adeptos o prosélitos para una nueva religión, sino hombres que, atraídos por el que es Verdad y Vida, en adelante andarán el Camino nuevo y abierto de vida.
    Otra vez son oportunas las palabras del Papa Francisco: La vida del cristiano se puede resumir en tres actitudes: estar «de pie» para acoger a Dios, en paciente «silencio» para escuchar su voz, y «en salida» para anunciarlo a los otros.
    Jesús sigue fiándose de aquellos a los que llama, esperando que, en su respuesta, y desenredados de todo, todo tenga sentido.
    La Eucaristía y la Palabra, la Palabra y la Eucaristía son el todo cuando en ellas somos transustanciados, convertidos en otros cristos que, desinteresados de sí, se dan por la vida del otro, del mundo

     

    sábado, 23 de enero de 2021

    “DIOS TIENE COMPASIÓN” LECTIO DIVINA DE LA PRIMERA LECTURA – DOMINGO III DEL TIEMPO ORDINARIO (CICLO B)

    Jonás 3,1-5.10

    1 De nuevo el Señor dijo a Jonás: 2 “Levántate, vete a Nínive, la gran ciudad, a predicar lo que yo te diga”.

     3 Jonás se puso en marcha y se dirigió a Nínive, conforme a la orden del Señor. Nínive era una ciudad extraordinariamente grande; para recorrerla hacían falta tres días.

     4 Jonás entró en la ciudad, caminando durante una jornada y predicando así: “Dentro de cuarenta días Nínive será destruida”.

     5 Los ninivitas creyeron a Dios y ordenaron un ayuno; se vistieron de saco chicos y grandes.

    10 Al ver Dios lo que hacían y cómo se habían convertido de su mala conducta, tuvo compasión de ellos y no llevó a cabo el mal con el que los había amenazado.

    Nos encontramos hoy, en la primera lectura, que la liturgia nos ofrece, con un fragmento del libro del Profeta Jonás. Un libro que nos presenta la universalidad del amor y de la providencia de Dios.

    Concretamente, hoy oramos con el pasaje de lo que podríamos llamar la segunda llamada a Jonás para cumplir una misión.

    Anteriormente, Yahveh ha llamado a nuestro protagonista a una misión algo desconcertante para la mentalidad judía de la época, pues ellos pensaban que eran los únicos destinatarios o los únicos que tenían derecho a gozar de la bondad y la misericordia de Dios.

    En este contexto, Yahveh envía a Jonás a la ciudad de Nínive, la capital del Imperio Asirio. Una gran ciudad, que necesitaba de tres día para poder recorrerse. Él, sin embargo, y debido a la mentalidad que existía, como hemos dicho anteriormente, huye. Se niega a cumplir con la misión encomendada por Dios y huye en dirección opuesta hacia Tarsís. Y es capaz incluso de poner en riesgo su vida por tal de no cumplir la misión a la que Dios le llama.

    En el fragmento, con el que estamos orado, nos encontramos con esa segunda llamada a la misión, después de la huida de Jonas: “Levántate, vete a Nínive, la gran ciudad, a predicar lo que yo te diga”.

    La predicación consiste en anunciar la bondad y misericordia de Dios e invitar a los habitantes de la gran ciudad a la conversión, al arrepentimiento y a cambiar de vida.

    Sorprendentemente, gracias a la predicación de Jonás los Ninivitas, inmediatamente, se convierten a Dios, en contraste con la infidelidad mostrada en muchas ocasiones por Israel.

    Dios cuando uno se acerca a Él, queriendo entrar en comunión con Él, siempre acoge, perdona, se muestra misericordioso y ama. ¡No lo olvidemos nunca!

     

    CAMINO – MEDITACIÓN

    • ¿Qué pasaje, versículo, frase o palabra te ha llamado la atención, te ha tocado el corazón? ¿Qué sentimientos despierta en ti? ¿Qué querrá decirte Dios, aquí y ahora, en este momento con ello?
    • ¿Cómo actuarías si Dios te llamara a la misión de anunciar su misericordia a alguien que tú consideras que no es merecedor de ella?
    • ¿De qué manera anuncias la misericordia y la bondad de Dios a los que te rodean?
    • ¿Estás atento a la voz de Dios para vivir en continua conversión en tu día a día?
    • Siente y se consciente de la bondad y la misericordia de Dios hacia tu persona y hacia toda la humanidad.

    VIDA – ORACIÓN

    Salmo 136

    1 Dad gracias al Señor, porque es bueno, porque es eterno su amor;

    2 dad gracias al Dios de los dioses, porque es eterno su amor;

    3 dad gracias al Señor de los señores, porque es eterno su amor.

    4 Sólo él ha hecho grandes maravillas, porque es eterno su amor.

    5 Él hizo los cielos con sabiduría, porque es eterno su amor.

    6 Él afirmó la tierra sobre las aguas, porque es eterno su amor.

    7 Él hizo las lumbreras grandes, porque es eterno su amor:

    8 el sol para presidir el día, porque es eterno su amor;

    9 la luna y las estrellas para presidir la noche, porque es eterno su amor.

    […]

    25 Él da de comer a todas las criaturas, porque es eterno su amor.

    26 Dad gracias al Dios del cielo, porque es eterno su amor.

    Se ha cumplido el tiempo / convertíos y creed Lectio Divina del III Domingo del Tiempo Ordinario – Ciclo B

     

    Ciclo B


    VERDAD – LECTURA

    Evangelio: Mc 1,14-20

    «Después de que Juan fue entregado», decapitado, por el odio de la mujer de Herodes, Jesús se marcha a su región, Galilea, «a proclamar el Evangelio de Dios». La palabra “evangelio” significa “buena noticia”. Jesús vuelve a su tierra a proclamar la Buena Noticia de Dios, que es, ni más ni menos, que «se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios».

    Ya en el momento del nacimiento de Juan, podemos leer: «A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz un hijo» (Lc 1,57). Parece ser una expresión usada en la época de Jesús. También, Pablo, en su carta a los Gálatas la emplea: «Cuando llegó la plenitud del tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que estaban bajo la ley, para que recibiéramos la adopción filial» (Gal 4,4-6). Cumplirse el tiempo indica que ha llegado otro momento importante para la historia del pueblo judío. Primero fuero fueron los Patriarcas, después los Reyes y Jueces, los Profetas, Juan –el Bautista- y ahora es Jesús quien anuncia la llegada del nuevo tiempo, la proximidad del reino de Dios. Si queremos ser parte de ese Reino, Jesús nos da un mensaje claro: «Convertíos y creed en el Evangelio».

    Esta es la misión que tiene Jesús, la que le ha encomendado su Padre. Por eso, no puede poner su morada en una ciudad concreta, porque su misión es el mundo entero. De ahí que pase de un lugar a otro, que lo veamos por distintas ciudades y pueblos. Y hoy, san Marcos dice que estaba «junto al mar de Galilea».

     

    Todos conocemos lo que se hace en el mar, la vida del mar es dura, y la gente del mar lo sabe muy bien. Muchos han perdido su vida. En el mar de Galilea estaban los pescadores haciendo sus faenas. Marcos nos habla de Simón y su hermano Andrés que estaban «echando las redes en el mar» y una vez echadas, tenían que esperar que la red se llenara para recoger la pesca. Jesús los ve y les dice: «Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres». ¿Qué cara se les quedaría a los dos hermanos cuando oyeran que Jesús los quería hacer «pescadores de hombres»? En el mar, los únicos hombres que “se pescan” son aquellos que naufragan, los que andan a la deriva por las tempestades, etc. ¿Qué querría decirles Jesús? Sin embargo, ellos, «inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron».

    Más adelante, acompañado de Simón y Andrés, encuentra Jesús a Santiago y Juan, los hijos del Zebedeo. Ellos estaban repasando las redes, en la barca, con su padre y los jornaleros. A ellos también les llama y ellos «se marcharon en pos de él». El evangelista no nos cuenta que Jesús les dijera nada. Sólo que los llamó. ¿Qué poder de convicción era el que tenía Jesús que los cuatro le siguen?

    Ahora ya son cuatro, los cuatro primeros, el primer grupo, la primera comunidad cristiana que se conoce. Son los que acompañarán a Jesús hasta el final, los primeros que con el Maestro, proclaman el Evangelio de Dios.

     

    CAMINO – MEDITACIÓN

    • ¿Qué pasaje, versículo, frase o palabra te ha tocado el corazón?
    • ¿Qué entiendo yo por el Evangelio de Dios?
    • ¿Qué tiempo vivo yo?
    • Jesús llama a la conversión. ¿De qué me tengo que convertir?
    • ¿Creo en el Evangelio?
    • ¿He intentado, en alguna ocasión, proclamar el Evangelio de Dios?
    • ¿A quién? ¿A gente que conozco o a gente que desconozco?
    • Si es que sí… ¿Alguien ha seguido el Evangelio?
    • Si es que no… ¿Cuándo voy a intentarlo?
    • ¿Evangelizo solo o lo hago con mi comunidad?

    VIDA – ORACIÓN

    Gracias, Señor, por la generosidad de estos cuatro primeros discípulos. Pero más aún, por habernos anunciado el Evangelio de Dios. Danos los dones que necesitamos para poder hacer nosotros, también, lo que hiciste tú.

    miércoles, 20 de enero de 2021

    Biblia en català


     

     
     
     
     
     
     
    Compartimos una muy buena noticia que nos llega desde las páginas Web y Facebook del ABCat.
    A las puertas de la celebración del «Domingo de la Palabra" y la "V Semana de la Biblia», con gozo comunicamos que ya está operativa la actualización de la página web de la BCI (Biblia catalana interconfesional) con un nuevo diseño que facilita la lectura del texto bíblico y agiliza la búsqueda. También contiene el vocabulario y, como novedad, incluye los mapas de la BCI.
     
    Enlace a la página web de la BCI
     
    Enlace a la noticia en la página web del ABCat
     

    lunes, 18 de enero de 2021

    Curso Lectores

     

    El próximo lunes empieza (o se reemprende) el Curso de Lectores que organizamos EAB junto al Arxiprestat de Sant Josep Oriol de Barcelona y que se impartirá en la Parròquia de Sant Domènec de Barcelona. Estás invitado!!!
    Dilluns vinent comença (o es reprèn) el Curs de Lectors que organitzem EAB amb l'Arxiprestat de Sant Josep Oriol de Barcelona i que s'impartirà a la Parròquia de Sant Domènec de Barcelona. Estàs convidat !!!

    domingo, 17 de enero de 2021

    Comentario a las lecturas del Domingo II del Tiempo Ordinario (Ciclo B) de nuestro colaborador Joan Palero (Valencia)

    Comentario a las lecturas del Domingo II del Tiempo Ordinario (Ciclo B) de nuestro colaborador Joan Palero (Valencia)
    Domingo, 17 de enero de 2021
    Año de San José
    2º Tiempo Ordinario (Ciclo B)
     
    Me hace bien recordar, (en 1 Samuel, cap.1), quién es este Samuel del que nos habla la primera lectura: 1 Samuel 3,3b-10. 19. Su nombre significa: “Dios escucha.” Y es que, Samuel es la respuesta de Dios a la oración amarga de Ana, mujer de fe, muy querida de su marido, pero sin descendencia, en una cultura y mentalidad en que la descendencia lo era todo.
    Ana, tras la escucha y la respuesta de Dios a su suplica, entenderá y responderá al Señor con total libertad y gratitud por haberle concedido lo imposible: ser madre. Así es, que, reconociendo en Samuel una nueva vida, fruto del favor de Dios, cuando lo destetó lo llevó ante la presencia de Yahvé, en Siló, reconociendo que esa nueva vida pertenecía a Dios. Y lo dejó allí para siempre. Su mayor deseo ya no era tener un hijo para así tenerlo todo, ahora, su todo era Dios, en Él lo había encontrado todo, ahora su único deseo era glorificarle.
    En el Salmo 39, el salmista también es testigo de que Dios escucha su grito: “Yo esperaba con ansia al Señor; él se inclinó y escuchó mi grito;” y, no solo es que oye, si no que responde de una manera mejor a la esperada: “me puso en la boca un cántico nuevo, un himno a nuestro Dios.” Un cantico nuevo, de gozo, en el corazón y en la boca, es decir, ya dispuesto para ser cantado. En adelante, el gozo de la salvación será respuesta y fuerza de Dios en su vida.
    La 2ª lectura: 1 Corintios 6,13c-15a.17-20, también trata de esto, de oír y responder. Ante el grito amargo de la humanidad, a causa del pecado, Dios responde con amor y misericordia. Su respuesta es Jesús. La Palabra de Dios, encarnada en el seno de María, dará lugar a un nuevo Hombre, una nueva vida para la humanidad. Un hecho imposible a nuestros ojos y posibilidades, tan imposible, que ni la misma virgen María podía imaginar cómo podría realizarse y llegar a ser. La respuesta de María, su SÍ a la Palabra de Dios, hará que Dios lo haga posible. Y con Jesús, el Espíritu puso un cantico nuevo en su alma, un himno en su espíritu y en su boca: “Alaba mi alma al Señor, mi espíritu se alegra en Dios, mi salvador …” Este es el cantico de todo aquel que, con fe y esperanza, respondiendo a Dios de verdad, llega a ver en Él realizadas todas sus esperanzas.
    El Espíritu que, a través de la Palabra, operó en María, es el mismo que hoy espera nuestras respuestas. Si Jesús es Dios con nosotros, el Espíritu es Dios en nosotros. Él nos habita y anhela celosamente. Con ansia espera que nos inclinemos a escuchar al Señor y sepamos responderle. Él, no solo nos recuerda las palabras de Jesús, sino que, nos lleva a la verdad de que le pertenecemos:
    Él habita en vosotros porque lo habéis recibido de Dios. No os poseéis en propiedad, porque os han comprado pagando un precio por vosotros. Por tanto, ¡glorificad a Dios con vuestro cuerpo!
    Aquel niño, Samuel, antes de llegar a ser profeta, tuvo que aprender a reconocer la voz de Dios, y a no confundirla con la voz de los hombres.
    “Aún no conocía Samuel al Señor, pues no le había sido revelada la palabra del Señor.”
    Pero cuando los hombres son hombres de Dios, como el sacerdote Elí que cuidaba del niño Samuel, o como Juan el bautista y muchos otros, saben ser y dar la respuesta: Elí: «Anda, acuéstate (Samuel); y si te llama alguien, responde: "Habla, Señor, que tu siervo te escucha."» Y Juan el bautista a sus discípulos: «Éste es el Cordero de Dios.»
    Samuel, y los discípulos de Juan (S Juan (1,35-42), dejando de mirar el dedo que señalaba, vieron al Señor, y escuchándole crecieron en su presencia, viendo cumplirse todas sus palabras.
    Hoy me pregunto: ¿Qué oigo? ¿Qué veo? ¿A quién respondo? ¿Soy respuesta?
    La mejor respuesta es, que, como Ana, como Juan, como María y los discípulos, Jesús sea mi todo, nuestro todo, buscando que Él sea el todo en todos. Esta es la respuesta de todos los que se encuentran con el Mesías.
    Joan Palero


    “AQUÍ ESTOY” LECTIO DIVINA DE LA PRIMERA LECTURA – DOMINGO II DEL TIEMPO ORDINARIO (CICLO B)

     

    VERDAD – LECTURA

    1Samuel 3,3b-10.19

    En aquellos días, Samuel estaba acostado en el templo del Señor, donde se encontraba el Arca de Dios. Entonces el Señor llamó a Samuel. Este respondió: “Aquí estoy”. Corrió adonde estaba Elí y dijo: “Aquí estoy, porque me has llamado”. Respondió: “No te he llamado. Vuelve a acostarte”. Fue y se acostó. El Señor volvió a llamar a Samuel. Se levantó Samuel, fue adonde estaba Elí y dijo: “Aquí estoy, porque me has llamado”. Respondió: “No te he llamado, hijo mío. Vuelve a acostarte”. Samuel no conocía aún al Señor, ni se le había manifestado todavía la palabra del Señor. El Señor llamó a Samuel, por tercera vez. Se levantó, fue adonde estaba Elí y dijo: “Aquí estoy, porque me has llamado”. Comprendió entonces Elí que era el Señor el que llamaba al joven. Y dijo a Samuel: “Ve a acostarte. Y si te llama de nuevo, di: ‘Habla, Señor, que tu siervo escucha’”. Samuel fue a acostarse en su sitio. El Señor se presentó y llamó como las veces anteriores: “Samuel, Samuel”. Respondió Samuel: “Habla, que tu siervo escucha”. Samuel creció. El Señor estaba con él, y no dejo que se frustrara ninguna de sus palabras.

    La primera lectura de hoy nos narra la llamada a la vocación profética de Samuel. Nos encontramos en una época de cambio: el paso de la época de los jueces a la monarquía. Es aquí cuando nace la figura del sacerdote-profeta en la persona de Samuel. Él será quien unja a los reyes, pero también el mediador de la palabra de Dios.

    Samuel era un jovencito que estaba al servicio de Elí sacerdote del templo del Señor en Silo.  Allí se encontraba el Arca de Dios. Samuel está durmiendo y es cuando escucha la voz de Yahveh.

    El muchacho piensa que es Elí quien le llama y va a su encuentro. Éste piensa que está soñando y lo manda volver a acostarse. Por dos veces se repite la situación.

    El autor del libro nos hace notar cómo Samuel no conocía a Dios, ni se le había manifestado su palabra.

    Dios vuelve a llamarlo. Lo llama por su nombre. Lo mismo que nos llama a nosotros para darnos su amor y regalarnos la misión específica que cada uno de nosotros tenemos en el mundo.

    Pero tengamos en cuenta una cosa, que a mi parecer está bastante clara en el relato; en la mayoría de las ocasiones necesitamos de las mediaciones para percibir la voz de Dios, necesitamos la ayuda de otra persona para poder se consciente de las señales que Dios va poniendo en nuestro camino. Es Elí quien ayuda a Samuel a discernir la voz de Dios y a darle una respuesta.

    Respuesta que es inmediata y para ponerse al servicio de Yahveh. Una respuesta que a la vez es un compromiso: “Habla que tu siervo escucha”. Y escuchando la voz de Dios Samuel es capaz de llevar a cabo la misión que Él le encomienda.

    Intentar estar siempre en la presencia de Dios nos ayudará a crecer y a ser coherentes con nuestra vida de creyentes, con nuestra vida de cristianos. Porque precisamente a eso nos llama Jesús a los cristianos, como podemos apreciar en el evangelio que hoy nos ofrece la liturgia: estar atentos a las señales que otros pueden hacernos percibir de Jesús: “Este es el Cordero de Dios”; ponernos en camino para encontrarnos con el Maestro y una vez que lo hemos encontrado quedarnos con Él para, después, dar testimonio de lo vivido junto a Jesús.

    CAMINO – MEDITACIÓN

    • ¿Qué pasaje, versículo, frase o palabra te ha llamado la atención, te ha tocado el corazón? ¿Qué sentimientos despierta en ti? ¿Qué querrá decirte Dios, aquí y ahora, en este momento con ello?
    • ¿Eres consciente de que Dios te está llamando continuamente para hacerse presente en tu vida y encomendarte una misión?
    • ¿Percibes la voz de Dios en tu día a día?
    • Dios se sirve de mediaciones para comunicarse contigo, ¿cuáles son para ti hoy esas mediaciones?
    • ¿Qué respuesta estás dando a la llamada de Dios? ¿Te pones en camino? ¿Das testimonio de tu encuentro con Él?

    VIDA – ORACIÓN

    Salmo 40

    En el Señor he puesto toda mi esperanza, él se inclinó hacia mí y escuchó mi grito;

    me sacó de la fosa mortal, del fango cenagoso; puso mis pies sobre la roca, aseguró mis pasos;

    puso en mi boca un cantar nuevo, una alabanza para nuestro Dios.

    Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, no pides holocaustos ni sacrificios por el pecado; en cambio, me has abierto el oído, por lo que entonces dije: “Aquí estoy, en el libro está escrito de mí: Dios mío, yo quiero hacer tu voluntad, tu ley está en el fondo de mi alma”.

    Pregoné tu justicia a la gran asamblea, no he cerrado mis labios; tú lo sabes, Señor.

     

    Lectio del Evangelio del Domingo II del Tiempo Ordinario (Ciclo B) de nuestro colaborador Hno. Pepe Pedregosa (Madrid)


     

    Verdad – Lectura

    En cualquier período de la historia, en ambientes diversos, hombres de todas las razas y nacionalidades se han planteado a sí mismos las siguientes preguntas: ¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿A dónde voy? Son las preguntas que, de alguna forma, dan sentido a nuestra vida. Una vida que está en continua búsqueda. La búsqueda de la felicidad, de la trascendencia, de lo infinito, la búsqueda, en definitiva de Dios. Ya lo decía san Agustín: «Nos hiciste, Señor, para Ti e inquieto está nuestro corazón hasta que descanse en Ti».

    En un contexto muy parecido a éste, tiene lugar, la experiencia de encuentro con el Maestro de los primeros discípulos y que tan bellamente nos narra Juan en estos poco versículos. Así es; un día cualquiera de la vida de aquellos primeros discípulos, al día siguiente; ese día, alguien, Juan el Bautista, les indica dónde pueden colmar ese anhelo de felicidad que toda persona humana lleva dentro. Jesús pasa junto a ellos, lo mismo que pasa junto a ti y junto a mí. Lo ven y Juan les dice: «Este es el Cordero de Dios». Ahí va quien puede colmaros de felicidad. Y aquellos discípulos le siguen.

    Ha sido el testimonio de Juan, el que ha impulsado a los dos discípulos a seguir a aquel desconocido. Es interesante detenernos por un instante en esta expresión: le siguieron. Es mucho más que caminar junto a alguien o pasear. Seguir quiere decir que uno se involucra con la persona seguida, de alguna manera comparte sus mismos sueños, objetivos, metas; es el otro quien marca la dirección y el ritmo durante el camino; de alguna manera, nos abandonamos a esa persona y vamos tras ella. Así es, Juan y Andrés van detrás de Jesús porque quieren vivir la vida a tope. Ahora bien, aquellos dos discípulos estaban abiertos, atentos, en búsqueda… por eso son capaces de acoger la invitación de Juan para seguir a Jesús.

    Advertisement
    Report this ad

    Al darse cuenta Jesús de que le siguen, se vuelve y les interroga: «¿Qué buscáis?» Es la síntesis de los interrogantes anteriores que nos hacíamos al principio de esta página. ¿Qué buscas? Una pregunta que nos podemos hacer cada uno de nosotros personalmente y que podemos hacer a cualquiera de nuestro alrededor, y nos daremos cuenta de que todos buscamos lo mismo, aunque le llamemos de distinta manera: la felicidad.

    Han percibido que aquel Hombre: Jesús, puede colmar su sed de felicidad que quieren permanecer con él: ¿Dónde vives? Queremos permanecer contigo, queremos vivir contigo, queremos estar junto a ti, queremos vivir tu modo de vivir.

    Jesús accede inmediatamente a su petición, pero no les da una dirección concreta. No; les invita a experimentar su vida: «Venid y lo veréis». Jesús no es información, no es lectura acerca de su vida y milagros, no es lo que han dicho o me dicen de él, Jesús es experiencia de vida y si quiero conocerlo, lo más acertado es experimentar su propia vida. No importa la información que tenga, lo que haya oído, lo que me hayan dicho; lo importante es experimentar con Jesús. «Solo te conocía de oídas; pero ahora, en cambio, te han visto mis ojos» (Job 42,5).

    «Y se quedaron con él aquel día». Comienzan a hacer comunidad. Jesús, seguramente va dialogando con ellos, les va aclarando cosas, les va dando respuestas, les va contando sus deseos, sus ilusiones, sus sentimientos… ellos le escuchan, le interrogan, le hablan de sus anhelos, sus esperanzas, sus inquietudes, sus sueños… Van compartiendo vida entre ellos. Y aquí es donde está el verdadero «quid» de la cuestión. Compartir la vida, comunicar la vida, experimentar al vida… en definitiva, hacer comunidad.

    Un encuentro de tal calibre, una experiencia como la vivida por los dos discípulos, no puede guardarse para uno mismo. Ha de comunicarse, ha de compartirse, no se la puede uno guardar para sí mismo. Por eso, Andrés, siente la necesidad de contarle a su hermano Simón lo que había acontecido aquel día, tenía que contar lo que había experimentado, sentido, acogido y entregado junto a Jesús. Hemos de contar gozosos, llenos de dicha desbordante, con una alegría inusual, nuestra experiencia de Jesucristo, nuestro encuentro con el Maestro: «Hemos encontrado al Mesías». Fijaos bien, que el evangelista nos dice: «Hemos»; no dice, «he». Y esto, sencillamente, porque la experiencia de Jesús es siempre comunitaria, aunque uno la viva de manera personal, pero siempre media la comunidad.

     

     

    Al principio, no somos conscientes de la importancia, ni de la trascendencia de este encuentro. Puede parecernos un encuentro más de los muchos que se producen en nuestra vida. Pero cuando nos damos cuenta del proceso de crecimiento que hemos experimentado en él, no podemos menos que manifestarlo, comunicarlo, testimoniarlo a los demás: «Hemos encontrado al Mesías». No hemos encontrado a una persona cualquiera, no hemos encontrado si quiera a una persona excepcional, no hemos encontrado al número uno en tal o cual materia… Nos hemos encontrado con el Mesías, nos hemos encontrado con el Dios Vivo, nos hemos encontrado con Dios hecho hombre. Y Él ha colmado nuestros anhelos de libertad, de felicidad, de amar.

    Andrés da testimonio, narra, transmite su propia experiencia, pero lo hace con convicción, lo hace con atractivo, lo hace con ganas de contagiar. El Papa Pablo VI (hoy ya santo) decía que «hoy día, más que maestros necesitamos testigos», personas que nos transmitan su experiencia de encuentro con Jesús. Eso es lo que debemos hacer nosotros, debemos seguir el mismo itinerario que siguieron estos primeros discípulos: Estar atentos a los signos del paso de Dios por nuestra vida, ¿qué buscáis?, ¿dónde vives?, venid y lo veréis, fueron, vieron y lo contaron a otros.


    viernes, 15 de enero de 2021

    Porqué hay que rezar si Dios sabe lo que necesitamos


    ¿Por qué hay que rezar si Dios ya sabe lo que necesitamos?

    Rezar y orar son términos utilizados para una misma cosa: son los verbos que se usan para significar que le decimos algo a Dios ... o más bien, que le “pedimos” algo a Dios. Si consideramos que orar y rezar significan solamente pedirle algo a Dios, realmente sería correcto pensar que no vale la pena decirle a Dios algo que ya El conoce y que nos lo va a dar si lo necesitamos.

    En efecto, Dios -que todo lo sabe y todo lo puede- nos da a cada uno lo que cada uno necesita, sin necesidad de pedírselo. Pero resulta ser que “orar” y “rezar” es mucho -muchísimo más- que pedirle cosas a Dios. Lo que sucede es que hemos reducido la oración a la acción de pedir y pedir. Y nuestra oración parece más bien un pliego de peticiones y una lista de mercado, que una verdadera conversación o diálogo con Dios.

    Orar no es nada más que pedir: es también alabar a Dios, darle gracias a Dios, pedirle perdón a Dios, etc., etc. La oración, además, no es un monólogo o discurso, sino un diálogo o conversación.

    ¿Qué pensaríamos de una conversación entre personas, en la que una de ellas sólo pidiera y pidiera, sin hablar sobre más nada ... y ¡para colmo! sin dejar que la otra persona hablara? Inconcebible ¿verdad? Pero si pensamos bien... ¿no se parece nuestra oración a eso que consideramos inadmisible para conversar entre personas?

    La pedidera al orar es la forma más inferior de oración que podamos hacer. Y Dios la acepta y la recibe. El escucha todo, todo lo que le digamos.

    Pero mucho le gusta al Señor que le hablemos de otras cosas: de lo mucho que lo amamos, de las gracias que queremos darle por tantas cosas que sabemos nos vienen de El; también le gusta mucho oír nuestra solicitud de perdón cuando le hemos ofendido, así como nuestra alabanza cuando queremos decirle cuán bueno es y cuán grande su poder. Le gusta mucho al Señor que lo reconozcamos como nuestro Padre; de allí que la oración que le dice a Dios que confiamos en El, que nos ponemos en sus manos, que nos entregamos a su Voluntad, sea de gran agrado para El. A Dios también le gusta que nuestra oración no sea egoísta y egocéntrica: sólo sobre nosotros mismos, sino que le hablemos de los demás, de sus necesidades, de las necesidades del mundo.

    Pero Dios prefiere que no le pidamos y también prefiere que no le hablemos demasiado... sino que también lo escuchemos a El. En efecto, he aquí lo que nos dice Jesús: “Al orar no multipliquen las palabras, pensando que por mucho hablar serán atendidos. Ustedes no recen de ese modo, porque, antes que pidan, el Padre sabe lo que necesitan” (Mt. 6, 7-8).

    Entonces, sí hay que rezar, sí hay que orar. Pero no sólo para pedir y pedir, sino para tener una verdadera conversación con el Señor, en la que le hablamos, pero en la que también lo dejamos a El hablar. Y el Señor habla. El habla en el silencio, aunque no lo escuchemos con nuestros oídos, sino con el corazón.

    Por eso se oye hablar de la oración de silencio o de recogimiento u oración de contemplación, en que más bien escuchamos a Dios, sin hablar nosotros. Como María, la hermana de Lázaro, que se sentaba a los pies de Jesús para oírlo hablar. Como la Santísima Virgen que “guardaba las cosas en su corazón” (Lc. 2, 51).

    También podemos orar meditando, como, por ejemplo cuando leemos un trozo de la Biblia y pensamos en lo que el Señor nos quiere decir con su Palabra.

    También podemos orar con oraciones que conocemos de memoria, como el Padre Nuestro que Jesús nos enseñó y el Ave María que contiene palabras de la Sagrada Escritura de alabanza a la Virgen. Podemos orar con el Rosario, oración privilegiada de la Iglesia que la Virgen nos pide para poder estar protegidos dentro de su Inmaculado Corazón. El Rosario es oración indispensable siempre, pero más que nunca en momentos de confusión y dificultades como las que estamos viviendo hoy.

    Hay algunos que tienen la gracia de poder orar en lenguas, que es aquella oración en que no sabiendo nosotros orar como conviene, "el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables" (Rom.8,26). Es el Espíritu Santo orando en nosotros sin saber nosotros qué decimos.

    Según Santa Teresa de Jesús, existen tres tipos de oración: la Oración de Contemplación, la Oración de Meditación y la Oración Vocal. Y en la oración vocal, podemos tener varios temas de conversación con Dios: petición, intercesión, arrepentimiento, reparación, acción de gracias, adoración y alabanza, entrega y abandono, oración en lenguas.

    Hay, entonces, muchas formas de orar para tener reducida nuestra oración a una simple lista de peticiones. Si sólo fuéramos a orar para pedir, realmente no haría falta orar. Pero la oración es mucho más que pedir y sí hace falta orar ... y orar mucho. Dios así lo desea.






    jueves, 14 de enero de 2021

    Cambios en el Diaconado y Acolitado

     

    SOBRE LOS MINISTERIOS INSTITUIDOS DE LECTORADO Y ACOLITADO
     
    El Papa Francisco ha decretado por medio de la Carta Apostólica en forma de Motu Proprio "Spiritus Domini" una modificación del Código de Derecho Canónico (CDC) en cuanto a los Ministerios instituidos de Lectorado y Acolitado.
     
    Hasta ahora, según el CDC solo podían acceder a esos ministerios los varones y, por tanto, estaba vedado a las mujeres. Sí, ya sabemos que había lectoras y monaguillas, pero eran a modo de servidoras "ocasionales".
     
    La concepción que emanaba de las disposiciones hasta ahora vigentes era que estos ministerios eran previos y "de camino" a los ministerios ordenados.
    Pero estos ministerios se denominan "laicales" y, por tanto, no parece que se desprendan del Sacramento del Orden. Ahí es donde el Papa ha puesto precisamente el acento.
    Si son ministerios laicales que reciben personas no ordenadas diáconos (vayan o no camino del presbiterado) pues no pueden tener su origen en el Sacramento del Orden sino que deben surgir del Sacramento del Bautismo.
     
    Y, por tanto, si tienen su origen y motor en la vocación bautismal, esta no es solo exclusivamente masculina, ni tan siquiera preferencialmente masculina, sino que la vocación bautismal de la misma manera que es origen de la llamada al discipulado, o a la santidad, igual de hombres que de mujeres, otro tanto también podemos decir de los servicios que de ella emanan.
    Ya sabemos que los habrá que, como siempre, pongan el grito en el cielo. Son los que solo quieren que el Papa ate y desate si coincide con ellos, son los que han hecho de un momento temporal de la Iglesia un modelo inamovible, cuando precisamente ese momento y modelo también supuso una reforma respecto a anteriores en la historia.
    Os compartimos a continuación el enlace a este documento papal para poderlo leer directamente y no conformarse (y a veces deformarse) con lo que los medios dicen, estirando hacia sus intereses de crear fuegos artificiales, o lo que ciertas webs escriben desde un inmovilismo cercano a las pirámides y sus momias.