martes, 29 de junio de 2021

Migueli

 

CONCIERTO DE MIGUELI EN BARCELONA

Nos unimos al anuncio del Concierto de la Esperanza de Migueli el próximo jueves 1 de julio (19 h) en la Parroquia de Sant Pau del Camp de Barcelona convocado desde el Secretariado Diocesano por los Marginados.

Migueli es un cantautor cristiano de ya largo recorrido que, además, tiene una estrecha vinculación con el mundo de los marginados.

El acto, además, contará con el testimonio de jóvenes voluntarios. Para participar hay que escribir a sdmarginació@arqbcn.cat

Adjuntamos como imagen el cartel anunciando el acto y os compartimos el enlace de una canción de Migueli.

Enlace al vídeo de Youtube de "Yendo contigo" de Migueli
https://www.youtube.com/watch?v=qH0Uaap1f44 

lunes, 28 de junio de 2021

LA TRINIDAD EN LA BIBLIA (Javier Velasco)

 LA TRINIDAD EN LA BIBLIA



Javier Velasco-Arias

LA TRINIDAD EN EL ANTIGUO TESTAMENTO

El credo israelita, la oración del Shema, proclama la unicidad de Dios: «Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es solo uno» (Deuteronomio 6,4). Es inimaginable para un creyente judío el pensar en Dios de forma plural.

Aunque, posteriormente, el Nuevo Testamento no partirá de cero para poder llegar a hablar del Espíritu Santo o de Jesucristo el Señor.

Con frecuencia nos encontramos con textos que hablan de la Ruaj Elohim (el «Espíritu de Dios»: Génesis 41,38: Éxodo 31,3; Números 24,2; etc.); o Ruaj Yhwh («Espíritu del Señor»: Jueces 3,10; 1Samuel 10,6; Isaías 11,2; etc.). Aunque en la mayoría de ocasiones este Espíritu tiene forma personal, nunca se puede entender, en la Biblia Hebrea, como una realidad distinta del Dios indivisible. Pero el lenguaje, la expresión, el concepto, cuando lo encontremos en el Nuevo Testamento, no es nuevo. Sólo hará falta desarrollarlo.

Desde otra perspectiva, habitualmente, sobre todo a partir del período post-exílico, el nombre de Dios, Yhwh, es sustituido por la expresión Adonay («Señor»), en la lectura pública de las Escrituras y, también posteriormente, en las traducciones, comenzando por la LXX (primera traducción del texto hebreo al griego, s. III-I a.C.) es cambiado por Kyrios («Señor»). Esta denominación de Dios como el Señor daré mucho juego, posteriormente, en los diferentes autores del Nuevo Testamento.

Mención aparte es la Sabiduría, como atributo de Dios y de la que todo ser humano está llamado a participar. En diversas ocasiones la Sabiduría es vista de una forma personalizada, de una manera especial en los textos sapienciales más tardíos. Algunas de las afirmaciones que posteriormente encontraremos aplicados a Jesucristo, antes se utilizaron, en el Antiguo Testamento, para describir a la Sabiduría: «Antes que todas las cosas fue creada la Sabiduría, y la inteligencia prudente existe desde la eternidad» (Sirácida 1,4); «la Sabiduría abrió la boca de los mudos, e hizo elocuentes las lenguas de los niños de pecho» (Sabiduría 10,21); etc.

LA TRINIDAD EN EL NUEVO TESTAMENTO

Javier Velasco-Arias

(publicado en el blog "Biblia y Pastoral" el 23 de marzo de 2015)

domingo, 27 de junio de 2021

“A ti te digo: ¡levántate! Lectio Divina del XXIII Domingo del Tiempo Ordinario – Ciclo B

 VERDAD – LECTURA  




Evangelio: Mc 5, 21-43

Acoger a Dios, es acoger al Señor de la vida. Es acoger a Aquel que es capaz de transformarnos, al que es capaz de cambiar nuestra existencia, al que es capaz de llevarnos a la plenitud de la vida. Eso sí, antes de acoger a Dios en nuestro corazón, en nuestra vida, es imprescindible confiar totalmente en él y salir de nuestra comodidad para buscarle.

Jesús es Señor de la vida y de la muerte. Y quiere hoy invitarnos a levantarnos, a no quedarnos tirados en el suelo después de la caída, a no quedarnos al borde del camino; nos invita a caminar a su lado.

En el evangelio de hoy, nos encontramos con dos historias en una. Y el evangelista Marcos utiliza la técnica llamada de bocadillo, intercalando en medio de un relato otro diverso, pero que está muy relacionado. Y lo que el evangelista acentúa es la fe de los personajes que allí aparecen: Jairo y la mujer hemorroisa.

Jesús, para poder actuar en nuestra vida, nos pide total confianza, nos pide levantarnos, superar los obstáculos e ir a su encuentro.

Si salimos al encuentro de Jesús, él se acercará a nosotros, nos acogerá, nos abrazará y nos mostrará el amor del Padre, sin importarle nada, sin importarle las convicciones sociales, lo sagrado o lo profano, lo puro o lo impuro. Eso le pasa tanto con la hija de Jairo, como con la hemorroisa. Jesús se deja tocar por esa mujer cuando sabía, perfectamente, que ella podía hacerle caer en impureza, pues tenía flujos de sangre (Lv 15,25-27). Jesús toca el cadáver de la hija de Jairo sabiendo también que tocarla le hacía caer en impureza (Nm 19,11). A Jesús lo que le importa es la persona y no las reglas, las normas o las convicciones establecidas por los hombres. Y, por encima de todo eso, está el salvar al ser humano. Jesús quiere contagiarnos la vida y la vida en plenitud, inaugurando un tiempo nuevo, en el que las dificultades, los problemas, los momentos de oscuridad no tienen la última palabra. La experiencia que podemos hacer de Jesús resucitado nos dice, que la última palabra la tiene la vida y nosotros hemos de ser, precisamente, testigos de luz, de la superación, de la esperanza y de la vida.

CAMINO – MEDITACIÓN

  • ¿Qué versículo, frase, palabra ha llamado especialmente tu atención? ¿Qué sentimientos despierta en ti? ¿Qué querrá decirte Dios con ello en este momento concreto de tu vida?
  • ¿Estás dispuesto a acoger a Dios en tu vida? ¿Qué acciones vas a emprender para ello?
  • ¿Cómo andas de confianza en Dios?
  • ¿Cómo mantienes la esperanza en los momentos de incertidumbre, de dificultad?
  • ¿Qué cosas o qué personas consideras impuras, profanas?
  • Para Jesús, lo más importante son las personas. ¿Y para ti?
  • ¿Cómo puedes ser testigo de la luz, de la esperanza, de la vida?

VIDA – ORACIÓN

Oración al Dios de la vida

Señor Jesús,

¡gracias por la vida, el don más preciado e incalculable!

¡Gracias porque cada día nos das una nueva oportunidad

para amar, para confiar para esperar, ara perdonar!

Dios nuestro, ¡llena nuestros corazones con la alegría de vivir

y con la generosidad que hace la vida más agradable

a todas las personas que tenemos cerca!

¡Ayúdanos a amar la vida

desde la concepción hasta la muerte natural,

en todos los momentos de la evolución de la persona!

¡Haz que tengamos más confianza

en todo lo que tú Señor, has pensado para cada uno de nosotros!

¡Envíanos tu Espíritu, buen Dios,

e invádenos con tu Gracia revitalizadora,

para que podamos difundir la cultura de la vida

allí donde predomina la cultura de la muerte!

¡Concede a nuestros dirigentes políticos, económicos y sociales

la fuerza para promover iniciativas positivas que defiendan la vida!

¡Levántanos en aquellos momentos de debilidad

en los que llegamos a creer que vivir no tiene sentido!

¡Envíanos a compartir este gran don con todo el mundo!

Ignasi Miranda, Oraciones de tú a tú.

“LA JUSTICIA ES INMORTAL” LECTIO DIVINA DE LA PRIMERA LECTURA – DOMINGO XIII DEL TIEMPO ORDINARIO (CICLO B)

 VERDAD – LECTURA

Sabiduría 1,13-15;2,23-24

13Que no fue Dios quien hizo la muerte, ni se goza con el exterminio de los vivientes. 14Pues todo lo creó para que perdurase, y saludables son las criaturas del mundo; no hay en ellas veneno exterminador, ni el imperio del abismo reina sobre la tierra. 15Porque la justicia es inmortal, pero la injusticia atrae la muerte. 23Porque Dios creó al hombre para la incorrupción y lo hizo a imagen de su propio ser. 24Mas por envidia del diablo entró la muerte en el mundo, y la experimentan los que le pertenecen.

Hoy vamos a orar en la primera lectura con un fragmento del libro de la Sabiduría. Un libro escrito con toda probabilidad, a comienzos del siglo I a.C. en Alejandría. En aquel tiempo, existía un grave conflicto entre la fe tradicional de Israel y la floreciente cultura helenista. El autor quiere hacer una exaltación de la sabiduría y enseñarnos a ordenar nuestra vida de manera recta. Ahora bien, no debemos confundir la sabiduría con conocimiento humano, sino más bien con el conocimiento de Dios y con la practicidad de la vida, vivida ésta en fidelidad a Yahveh.

El mensaje claro que nos quiere dejar para nosotros el pasaje que hoy nos ocupa es que Dios no es el autor de la muerte, ni se alegra por ella. Pues Dios ha creado a las criaturas para la vida precisamente. Aunque esa vida depende de la justicia. Pero, ¿cómo entender la justicia? Como la actitud que el ser humano tiene hacia la vida, la cual hay que entender como don de Dios.

Con lo cual, el justo, o si queremos el que practica la sabiduría, es aquel que se reconoce como ser creado por Dios y que necesita siempre de su presencia, de su compañía, de su ayuda y su misericordia. Por tanto, el hombre justo es aquel que sale al encuentro de Dios que ha salido a buscar al hombre. Por el contrario, el hombre insensato es aquel que confía únicamente en sus propias fuerzas y en sus propios recursos, dando la espalda a Dios y a los demás. La persona que actúa por puro egoísmo es la que está aliada con el diablo y experimenta en su vida la envidia.

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Aquellos que permanecen unidos a Dios, que reparten amor allá donde van, tendrán la luz de la vida, tendrán una vida fructífera y plena; sin embargo, los que están aliados con el mal, aunque aparentemente tengan una vida satisfactoria, están viviendo en la muerte. El hombre que vive unido a Dios, que practica la justicia, que es sabio, que es capaz de transmitir el amor de Dios, ese vivirá para siempre.

No podemos dejar de hacer una lectura evangélica de este pasaje, sobre todo comparándolo con la curación de la hija de Jairo. Jairo es un hombre que vive en la luz, que practica la justicia y que es sabio a los ojos de Dios, que busca a Jesús, precisamente, por el gran amor que le tiene a su hija. Por eso, él, desde la fe en Jesucristo, logra para su hija la liberación del mal, de la muerte.

Esta primera lectura es una invitación a no dejarnos amedrantar, ni apesadumbrar por lo negativo de la vida, por los obstáculos, por las dificultades, por la muerte. Ante todo eso, hemos de tener fe y confianza en Jesús y dar el primer paso como Jairo. Ponernos en marcha. Llevar a Jesús hacia nuestras dificultades, afrontarlas, plantarles cara y enfrentarnos a ellas con valentía y con la mirada puesta en el Maestro Divino, confiando en su amor y en su misericordia.

CAMINO – MEDITACIÓN

  • ¿Qué pasaje, versículo, frase o palabra te ha llamado la atención, te ha tocado el corazón? ¿Qué sentimientos despierta en ti? ¿Qué querrá decirte Dios, aquí y ahora, en este momento con ello?
  • ¿Consideras tu vida como un don de Dios? Si es así, ¿intentas también tú regalar un poco de vida a los que te rodean?
  • Ante situaciones de dificultad, de incertidumbre, ¿confías únicamente en tus propias fuerza o por el contrario, poniendo toda la carne en el asador, acudes a Dios?
  • ¿Intentas vivir unido a Dios en tu vida cotidiana?

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VIDA – ORACIÓN

Salmo 130

1El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién podré temer? El Señor es la fortaleza de mi vida, ¿ante quién puedo temblar?

2Cuando me asaltan los criminales para destrozarme, son ellos, mis opresores y enemigos, los que tropiezan y sucumben. 3Aunque un ejército acampe contra mí, mi corazón no teme; aunque una guerra estalle contra mí, estoy tranquilo.

4Una cosa pido al Señor, sólo eso busco: habitar en la casa del Señor todos los días de mi vida para gustar la dulzura del Señor y contemplar la belleza de su templo.

5Él me dará cobijo el día de la desgracia, me esconderá en lo oculto de su tienda, me subirá a lo alto de la roca; 6así mi cabeza dominará a los enemigos que me cercan, en su tienda podré ofrecer sacrificios entre aclamaciones, cantando y ensalzando al Señor.

7Escucha, Señor, mi grito suplicante, ten compasión de mí, respóndeme. 8De ti mi corazón me ha dicho: “Busca su rostro”; es tu rostro, Señor, lo que yo busco; 9no me ocultes tu rostro, no rechaces con cólera a tu siervo; tú eres mi auxilio, no me abandones, no me dejes, oh Dios, salvador mío.

10Mi padre y mi madre me han abandonado, y el Señor me ha recogido.

11Enséñame, Señor, tus sendas y guíame por el camino recto, pues me están acechando; 12 no me entregues al capricho de mis perseguidores, pues se han alzado contra mí testigos falsos que respiran violencia.

13Yo estoy seguro que he de ver los bienes del Señor en el mundo de los vivos.

14Espera en el Señor, ten ánimo, sé fuerte, espera en el Señor.

sábado, 26 de junio de 2021

Comentario a las lecturas del Domingo XIII del Tiempo Ordinario (ciclo b) de nuestro colaborador Joan Palero (Valencia)

 Comentario a las lecturas del Domingo XIII del Tiempo Ordinario (ciclo b) de nuestro colaborador Joan Palero (Valencia)





Domingo, 27 de junio de 2021
13º Tiempo Ordinario

“… ni el abismo impera en la tierra …” (Sabiduría 1,13-15;2,23-24)
Cruzando el gran abismo que nos separaba de Dios, a causa del pecado, Jesús ha venido al encuentro de la humanidad. No solo a llevar nuestras dolencias y enfermedades, como dice Isaías; sino también a darnos vida, como Él mismo asegura: Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia. (Jn 10, 10)
Cruzar el mar y llegar a otras orillas no es un capricho aventurero de Jesús, más bien es la esencia de su misión. El Señor, cruzando fronteras y todo tipo de distanciamientos, va al encuentro de los que están lejos, especialmente de los que sufren. No cruza para llevarles solamente enseñanzas y palabras de consuelo, sino también para afrontar con empatía la realidad de los sufrimientos del hombre y de la mujer, en cada tiempo y situación.
Donde Jesús llega, empieza a llegar gente, y aunque es mucha y muy diversa, todos caben a su alrededor. Lo importante para san Marcos, narrador de esta historia (San Marcos 5,21-43), no es el gentío que llena y que a la vez apretuja, sino la persona que acercándose a Jesús deposita en Él todo su dolor y ansiedad. Personas como Jairo, “jefe de la sinagoga”, buen observador de la Ley, pero atormentado por un profundo dolor: la enfermedad terminal de su hija; al que se sumaba el dolor de un gran sentimiento de culpa. Recordemos que se trata de un hombre de profunda mentalidad judía, que pensaba que Dios vengaba el pecado de los padres castigando a los hijos, aquellos que más queremos y más nos duele cuando nos los tocan.
O como aquella mujer que padecía de flujos de sangre de manera crónica, y que además de sufrirla, la convertía en persona inmunda según la Ley. Nadie podía tocarla, todo lo que entraba en contacto con ella era contaminado, declarado inmundo, lo mismo que ella. (Levítico 15)
Entre la multitud, Jesús se detiene, escucha a Jairo y lo acompaña hasta el lecho mortuorio de su hija, la raíz de su dolor.
Entre apretones molestos e infecundos, nota, siente que le tocan de manera diferente, con fe y esperanza, y, sin juicios busca el rostro de la persona, no para reprenderla, sino para darle dignidad de hija.
Si la persona y su dolor están por encima de cualquier norma, vayamos a Jesús, toquémosle y redescubramos sin miedo que, ante todo es misericordia y perdón.
¿Quién me ha tocado?
He sido yo, Señor. Perdóname.

Joan Palero 

martes, 22 de junio de 2021

SIEMPRE EN COMUNIÓN

 SIEMPRE EN COMUNIÓN





Escuela de Animación Bíblica nació en Barcelona y es en esa diócesis, y en la hermana y cercana Diócesis de Sant Feliu, donde tenemos una presencia numérica más importante, aunque valoremos con mucho cariño nuestra presencia mucho más sencilla en Madrid o nuestro aun muy pequeño inicio en Valencia.

Esa presencia más intensa en la Archidiócesis de Barcelona nos invita a sentirnos muy cercanos en la comunión y el servicio a nuestro Cardenal-Arzobispo Juan-José Omella. No debe ni puede ser de otra manera porque sentimos, aun más, sabemos que es el pastor que nos ha regalado Dios por medio de su Iglesia y del también muy querido Papa Francisco.

Aun más, creemos en la Comunión Eclesial como elemento clave e indispensable para que la acción pastoral y evangelizadora sea realmente la que Dios quiere y no la de nuestros gustos y opiniones. Podría resultar fácil decir que estamos al servicio... pero solo cuando ese servicio nos conviene o concuerda con nuestro pensamiento...

Pero la comunión con la autoridad legítima de la Iglesia, y aun más claro, como ya se ha dicho, con el pastor que cuida de todos nosotros con amor de padre, nos lleva a ejercer una escucha atenta, una disposición del corazón y una disponibilidad de nuestras acciones.

Nuestro pastor nos ha escrito a todos los fieles diocesanos una carta este pasado 17 de junio invitándonos a “empezar a trabajar todos juntos, sinodalmente, en la definición de las medidas necesarias para avanzar en la reorganización territorial de nuestras estructuras diocesanas con el fin de mejorar nuestra acción evangelizadora en la sociedad”.

Es decir, estamos invitados a trabajar en equipo. Olvidémonos de personalismos: “que si yo quiero ser titular”, “que si no quiero ser reserva”, “que si yo meto más goles que ese” o “que si ese mete menos goles que yo”. Nuestras dinámicas-tácticas para este partido se llaman, en palabras del Sr. Cardenal en la carta, “Caridad, Comunión y Paciencia”.

Cuidado, pues, con lo que nos desune y desanima. Hay ciertas equivocadas dinámicas que solo nos sumen en callejones sin salida, en túneles sin luz a la vista... Por eso es importante no caer en engaños como los que nos señalaba el comunicado del Arzobispado con fecha 17 de mayo:
“Es completamente falso que la propuesta proponga el cierre de 160 de las 208 parroquias del Arzobispado y la conservación de solo 48 parroquias”.

No dejes, pues, que te lo cuenten otros. En este caso no nos hacen falta los “se dice”, “se rumorea”, “parece que...”. Os compartimos a continuación la Carta del Cardenal-Arzobispo de 17 de junio y el Comunicado del Arzobispado de 17 de mayo.

Enlace a la Carta del Cardenal-Arzobispo de Barcelona a todos los fieles diocesanos (17 de junio):
https://esglesia.barcelona/.../hacia-una-iglesia-mas.../

Enlace al Comunicado del Arzobispado de Barcelona (17 de mayo):
https://esglesia.barcelona/.../comunicado-sobre-una.../

domingo, 20 de junio de 2021

“Echar todo por la borda”. Lectio Divina del XXII Domingo del Tiempo Ordinario – Ciclo B


VERDAD – LECTURA  

Evangelio: Mc 4, 35-41

Estamos acostumbrados a “echar todo por la borda” cuando algo nos sale mal, cuando no se llevan a cabo nuestros planes, cuando las cosas no suceden como esperamos. Parece que son los demás quienes tienen que acoplarse a lo que nosotros queremos. Y esto lo tenemos tan interiorizado, que hasta las cosas de Dios queremos organizarlas a nuestro antojo. De ahí que cuando no salen las cosas como queremos, echamos las culpas a Dios de todo.

En este tiempo de pandemia, cuánta gente se ha contagiado, cuánta gente ha fallecido, cuántas relaciones se han roto, cuántos empleos se han perdido y cuánta vida social se ha visto afectada por el dichoso virus que no conocemos ni entendemos. ¡Cuántas veces hemos gritado a Dios: “¿por qué?”! Y es que nos creemos que controlamos todas las fuerzas a nuestro alrededor, que solos somos capaces de organizar y disponer de todo lo que deseamos, sin dar explicaciones a nadie. Algo que no es extraño, ni para nosotros, ni para aquellos hombres y mujeres que han formado parte de nuestra Historia Sagrada, como es el caso de Job, que se aferra a sus planes y lucha, se pelea con Dios, porque las cosas no le salen según su programa y, Dios le echa en cara su arrogancia, comparándola a la arrogancia de las olas del mar que, a lo largo de la historia de la salvación, ha sido un lugar de encuentro con Dios. El Pueblo de Israel estaba marcado por el paso del mar, había sido uno de los episodios de su historia que le había hecho clamar las maravillas de Yahveh y darle gracias, «porque es eterna su misericordia» (Sal. 106).

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También Jesús, se encuentra con sus discípulos en el mar. A los cuatro primeros, los elige junto al lago, mientras pescaban. Y en otras ocasiones, se retira con ellos y con la gente que le sigue en «la otra orilla», como vemos en el evangelio que la liturgia nos propone para este domingo.

Era «al atardecer» cuando deja a la gente y se lo llevan, sus discípulos en barca. Mientras que Él dormía, en la popa, echado sobre su cojín, sus  discípulos temen. Sus planes de paz con el Maestro, apartados de la gente, se les han roto. Les ha sorprendido algo que no esperaban: «una fuerte tempestad» que casi llena la barca de agua.  En ese momento de temor, los discípulos le despiertan diciendo: «Maestro, ¿no te importa que perezcamos?».

Ellos también han vivido la angustia, como nosotros la vivimos muchos días, se han encontrado con sus planes destrozados, con dificultades que no se ven capaces de salvar. Y sólo encuentran una salida: Despertar al Maestro para que haga algo. ¿No te suena a lo que también tú y yo hacemos?

Y es cuando se manifiesta la misericordia divina: «Se puso en pie, increpó al viento y dijo al mar: «¡Silencio, enmudece!». El Señor está al lado de los suyos y no los abandona. Entonces, «el viento cesó y vino una gran calma».

Jesús les dijo: «¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?». Dice san Marcos, que los discípulos «se llenaron de miedo y se decían unos a otros: “¿Pero quién es este? ¡Hasta el viento y el mar le obedecen!”».

Una lección que aprender de este evangelio: Antes de “echarlo todo por la borda”, recurramos al Señor. Él, no nos abandona. Dejemos los temores, el miedo, lo viejo. Con Jesús, «Ha comenzado lo nuevo» (IICor 5, 14-17).

CAMINO – MEDITACIÓN

  • ¿Qué pasaje, versículo, frase o palabra te ha tocado el corazón?
  • ¿Cuántas veces has sentido coraje porque las cosas no te han salido como tú esperabas?
  • ¿Cuántas veces el miedo se ha apoderado de ti y te ha bloqueado?
  • ¿Cuántas veces has echado la culpa a Dios de lo que te pasaba?
  • ¿Cuántas veces te has peleado con Dios por no saber cómo salir de las situaciones por las que te ha ido llevando la vida?
  • ¿Has sentido alguna vez la mano de Dios que te ha salvado de alguna situación de la que no eras capaz de salir por tus propias fuerzas?
  • ¿Has notado que Dios te da cada día una nueva oportunidad?
  • ¿Te ha fallado tu fe en alguna ocasión difícil?

VIDA – ORACIÓN

Dios mío, porque eres verdad infalible, creo firmemente cuanto tú has revelado y la Iglesia nos propone para creer. Y expresamente creo en Ti, único y verdadero Dios, en tres Personas iguales y distintas, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Creo en Jesucristo, Hijo de Dios, encarnado y muerto por nosotros, que dará a cada uno, según su conducta, el premio o la pena eterna. Conforme a esta fe quiero vivir siempre. Señor, aumenta mi fe (Santiago Alberione).