Esta Nochebuena se cumplen 110 años de uno de los sucesos más curiosos de la Gran Guerra:
Sucedió la noche de Navidad de 1914 en Yprès, Bélgica aunque durante décadas no mereció ni siquiera una nota a pie de página en los libros de historia.
En las semanas precedentes 250.000 hombres habían muerto en la batalla más pavorosa de la historia. Nunca se había derramado tanta sangre en un terreno tan pequeño. Ninguno de ambos bandos logró romper el frente y los dos ejércitos se resguardaron en una inacabable línea de trincheras que se extendían desde el mar hasta la frontera suiza.
En la noche de Navidad, con el frente tranquilo, los alemanes empezaron a corear en su trinchera "Stille Nacht". Los ingleses de la trinchera contigua les vitorearon y entonaron a su vez un villancico propio, que fue respondido por los alemanes con vítores y su versión de Adeste Fideles.
Nunca se sabrá quien dió el primer paso, pero de repente los soldados de ambos bandos empezaron a salir de sus trincheras y a encontrarse con sus enemigos en la tierra de nadie. No para matarse sino para compartir sus escasas raciones de comida o tabaco o para encontrar en aquellos insólitos momentos de paz una explicación o un consuelo ante la locura que habían vivido en las semanas precedentes.
Durante el día de Navidad y los dias posteriores no se escuchó un sólo disparo en Yprès ni en muchos puntos del frente. Se organizaron grupos conjuntos para recuperar a los caídos en el campo de batalla, y devolverlos a sus líneas, donde ambos bandos lloraban sus pérdidas juntos y se ofrecían sus respetos.
Incluso se organizó un partido de fútbol entre ingleses y alemanes que ganaron estos últimos por 3 a 2. Los alemanes lograron que la tregua improvisada no fuera conocida por sus mandos -quizá no la hubieran creído-, pero no así los ingleses. Cuando la noticia llegó a Londres, el ministro de la guerra Kitchener ordenó la máxima severidad para aquellos que no mostrasen un suficiente ardor guerrero hacia el enemigo. Las presiones surtieron su efecto y la tregua finalizó en los primeros días de 1915.
Para los que vivieron aquella tregua y sobrevivieron a la guerra, la Navidad de 1914 fue la más inolvidable de sus vidas, y en los años posteriores es más que probable que no pudieran dejar de emocionarse cada vez que escuchaban "Noche de Paz", en recuerdo de aquella Nochebuena de 1914, la Navidad que detuvo la guerra.
El vídeo es del anuncio navideño de Sainsbury de 2014
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