domingo, 17 de enero de 2021

Comentario a las lecturas del Domingo II del Tiempo Ordinario (Ciclo B) de nuestro colaborador Joan Palero (Valencia)

Comentario a las lecturas del Domingo II del Tiempo Ordinario (Ciclo B) de nuestro colaborador Joan Palero (Valencia)
Domingo, 17 de enero de 2021
Año de San José
2º Tiempo Ordinario (Ciclo B)
 
Me hace bien recordar, (en 1 Samuel, cap.1), quién es este Samuel del que nos habla la primera lectura: 1 Samuel 3,3b-10. 19. Su nombre significa: “Dios escucha.” Y es que, Samuel es la respuesta de Dios a la oración amarga de Ana, mujer de fe, muy querida de su marido, pero sin descendencia, en una cultura y mentalidad en que la descendencia lo era todo.
Ana, tras la escucha y la respuesta de Dios a su suplica, entenderá y responderá al Señor con total libertad y gratitud por haberle concedido lo imposible: ser madre. Así es, que, reconociendo en Samuel una nueva vida, fruto del favor de Dios, cuando lo destetó lo llevó ante la presencia de Yahvé, en Siló, reconociendo que esa nueva vida pertenecía a Dios. Y lo dejó allí para siempre. Su mayor deseo ya no era tener un hijo para así tenerlo todo, ahora, su todo era Dios, en Él lo había encontrado todo, ahora su único deseo era glorificarle.
En el Salmo 39, el salmista también es testigo de que Dios escucha su grito: “Yo esperaba con ansia al Señor; él se inclinó y escuchó mi grito;” y, no solo es que oye, si no que responde de una manera mejor a la esperada: “me puso en la boca un cántico nuevo, un himno a nuestro Dios.” Un cantico nuevo, de gozo, en el corazón y en la boca, es decir, ya dispuesto para ser cantado. En adelante, el gozo de la salvación será respuesta y fuerza de Dios en su vida.
La 2ª lectura: 1 Corintios 6,13c-15a.17-20, también trata de esto, de oír y responder. Ante el grito amargo de la humanidad, a causa del pecado, Dios responde con amor y misericordia. Su respuesta es Jesús. La Palabra de Dios, encarnada en el seno de María, dará lugar a un nuevo Hombre, una nueva vida para la humanidad. Un hecho imposible a nuestros ojos y posibilidades, tan imposible, que ni la misma virgen María podía imaginar cómo podría realizarse y llegar a ser. La respuesta de María, su SÍ a la Palabra de Dios, hará que Dios lo haga posible. Y con Jesús, el Espíritu puso un cantico nuevo en su alma, un himno en su espíritu y en su boca: “Alaba mi alma al Señor, mi espíritu se alegra en Dios, mi salvador …” Este es el cantico de todo aquel que, con fe y esperanza, respondiendo a Dios de verdad, llega a ver en Él realizadas todas sus esperanzas.
El Espíritu que, a través de la Palabra, operó en María, es el mismo que hoy espera nuestras respuestas. Si Jesús es Dios con nosotros, el Espíritu es Dios en nosotros. Él nos habita y anhela celosamente. Con ansia espera que nos inclinemos a escuchar al Señor y sepamos responderle. Él, no solo nos recuerda las palabras de Jesús, sino que, nos lleva a la verdad de que le pertenecemos:
Él habita en vosotros porque lo habéis recibido de Dios. No os poseéis en propiedad, porque os han comprado pagando un precio por vosotros. Por tanto, ¡glorificad a Dios con vuestro cuerpo!
Aquel niño, Samuel, antes de llegar a ser profeta, tuvo que aprender a reconocer la voz de Dios, y a no confundirla con la voz de los hombres.
“Aún no conocía Samuel al Señor, pues no le había sido revelada la palabra del Señor.”
Pero cuando los hombres son hombres de Dios, como el sacerdote Elí que cuidaba del niño Samuel, o como Juan el bautista y muchos otros, saben ser y dar la respuesta: Elí: «Anda, acuéstate (Samuel); y si te llama alguien, responde: "Habla, Señor, que tu siervo te escucha."» Y Juan el bautista a sus discípulos: «Éste es el Cordero de Dios.»
Samuel, y los discípulos de Juan (S Juan (1,35-42), dejando de mirar el dedo que señalaba, vieron al Señor, y escuchándole crecieron en su presencia, viendo cumplirse todas sus palabras.
Hoy me pregunto: ¿Qué oigo? ¿Qué veo? ¿A quién respondo? ¿Soy respuesta?
La mejor respuesta es, que, como Ana, como Juan, como María y los discípulos, Jesús sea mi todo, nuestro todo, buscando que Él sea el todo en todos. Esta es la respuesta de todos los que se encuentran con el Mesías.
Joan Palero


No hay comentarios:

Publicar un comentario