domingo, 22 de noviembre de 2020

Lectura dominical Domingo de Cristo Rey


 Comentario a las lecturas del Domingo de Cristo Rey (Ciclo A) de nuestro colaborador Joan Palero (Valencia)


Domingo, 22 de noviembre de 2020

34º del Tiempo Ordinario (Ciclo A)


Universo: Totalidad de espacio y tiempo. 

Con la solemnidad de Jesucristo Rey del Universo, cerramos el ciclo del año litúrgico y entramos en uno nuevo. Así son las cosas de Dios, no terminan, sino que se renuevan, con la mirada siempre adelante. La misma historia de esta solemnidad es un claro ejemplo de renovación. Habiéndole dado origen, Pio XI en 1925, con el nombre de Cristo Rey, tras el Concilio Vaticano II, Pablo VI para adaptarla a una nueva etapa la cambió de fecha y de nombre en 1969, pasando a celebrarse cada domingo anterior al primero de adviento, y a llamarse como hoy la conocemos, a pasar del enfado de algunos. 

La Iglesia, como cuerpo vivo en un mundo sujeto al tiempo, sin perder su esencia ni propósito, sabe desde el principio cerrar y abrir nuevas etapas o ciclos. Los antiguos Padres latinos decían: Ecclesia Semper renovanda. Es decir, tiene que renovarse continuamente, mientras camina esperanzada hacia esa plenitud de la que nos habla san Pablo en la segunda lectura:  en la que Dios lo será todo para todos. (1 Cor. 15,20-26.28)

Mientras tanto, solemos decir que cada persona somos un mundo, y cada familia un universo. No todos vemos, pensamos, creemos, vivimos, … de la misma manera. Y ahí es, donde Dios mismo, con todo su respeto y amor, quiere entrar en escena: en tu propio y en mi propio mundo, en ese universo de cosas, de pensamientos y sentimientos, de heridas, decepciones, enfermedades, en las que puedo, y podemos encontrarnos desorientados o perdidos. 

«Yo mismo en persona (dice el Señor) buscaré a mis ovejas, siguiendo su rastro… y las libraré, sacándolas de todos los lugares por donde se desperdigaron un día de oscuridad y nubarrones… Buscaré las ovejas perdidas, recogeré a las descarriadas; vendaré a las heridas; curaré a las enfermas: a las gordas y fuertes las guardaré y las apacentaré como es debido. 

(Ezequiel 34,11-12.15-17)

Dios, creó las cosas de una en una, y así formó el universo. En su nueva creación, su proceder es el mismo, Él mismo es el que toma la iniciativa de recrear, renovar, cambiar la vida personal de cada oveja. Con la renovación y sanación de cada una, es como Él mismo va renovando y sanando al mundo. Tú, personalmente, eres ese mundo al que Dios tanto amó y ama, y por el que dio y da a su Hijo. (San Juan 3, 16) El Reino de Dios empieza de tú a Tú, en el encuentro con Dios mismo, en Persona. La transformación de ese encuentro abre un nuevo horizonte: la santidad de vida, por la que proclamo, vivo y celebro, que Jesucristo es Rey de mi mundo. Y en la que, unidos en el mismo Cuerpo y Espíritu, celebramos juntos la Fiesta de que Jesús reina en el Universo de nuestros mundos. 

Muchos están indignados, culpan a Dios de sus inoperancias ante tantas tragedias. Mi perspectiva sobre esa indignación es que creo que Dios no es soberano en la historia del hombre, sino en la Historia de la Salvación. Es a nosotros a quien nos corresponde ser las manos de Dios en este mundo, y sinceramente creo, que, aunque lo estamos haciendo bien, como ovejas salvadas y unidas a Él, aún podemos hacerlo mejor. El es el Rey que, en Persona, sigue buscando al perdido tras su rastro; llorando con los que lloran, sufriendo con los que sufren, y desde hace 2000 años, muriendo por los que mueren. 

Si por mi gordura …, no consigo verle en TODOS los demás, talvez, necesite ser apacentado como es debido.

Joan Palero

"Si hoy me preguntas por Dios, creo que hemos legitimado que se le devuelva en caliente al otro lado de nuestras fronteras" 

"Sabía que mi mundo era una fábrica de pobres, pero esperaba que remediásemos el mal causado" (Mons. Agrelo)


Joan Palero

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