Que Bello es Vivir, película de Frank Capra de 1946 es probablemente el clásico con mayúsculas del cine navideño.
Su historia es la de George Bailey, magistralmente interpretado por un James Stewart recién llegado de la II guerra mundial y afectado por stress post traumático por todo lo que vivió en el conflicto en el que participó en las Fuerzas Aéreas.
George es -aparentemente- un perdedor, que necesita aprender la lección más importante de su vida, de la manos de un -aparentemente- desastrado aprendiz de ángel, Clarence, en proceso de ganarse sus alas, cómo habría sido la vida si él no hubiera existido.
La película nos cuenta la vida de George Bailey, que desesperado por un problema en los negocios, duda en suicidarse para pagar sus deudas con el seguro de vida. Es el día de Navidad. Ante tal situación Dios acude en su ayuda enviándole a su ángel de la guarda para salvarle. Éste le hace ver lo valiosa que ha sido su vida, lo valiosa que es su vida aunque él no lo crea, y lo mucho que ha repercutido para el bien de su pueblo, Bedford Falls. Y le concede un privilegio, ver lo que hubiese sucedido si él no hubiese existido… Después de esto, George —un tipo estupendo y con un gran corazón— recupera la alegría de vivir…
La vida de George ha sido un constante doblegarse ante la realidad que siempre acaba pisoteando sus sueños, pero es la sencillez de su corazón que acaba transformando las vidas de sus conciudadanos. Cuando comprueba como habría sido su vida y la de sus vecinos si no hubiera existido comprueba como sin él, el individualismo y el consumismo habrían acabado por anular su valor como colectividad y eso nos da una lección: Toda vida es extraordinaria aunque aparentemente no entendamos por qué.
A pesar de tener 75 años, esta película es un clásico que se repite todas las navidades en la televisión. Un clásico que nos eleva, lleno de esperanza y optimismo a través de evolución de un personaje que es capaz de superar una crisis vital durísima. Repleto de valores humanos y a la vez tan explícitamente cristianos y tan necesarios como la generosidad, la empatia, la gratitud y la compasión
Qué bello es vivir (It"s a wonderful life), es una película deliciosa y repleta de valores. Sin duda, una de la mejores películas de la historia del cine, al menos una de la más humanas.Una historia que nos muestra como pocas donde reside la verdadera riqueza de las personas
Frank Capra —el artífice— no dudaba en afirmar que era su favorita y lo mismo le sucedía a Jimmy Stewart. Es una película, claro, de las de antes. Con una historia que nos enseña la importancia que tiene el darse a los demás, y la trascendencia y repercusión que las buenas obras de cada uno tendrán en el cielo… y tienen también en la tierra. Es una película optimista, divertida, muy humana, alegre, y desde luego esperanzadora. Y es que después de verla lo primero que se piensa es… ¡qué bello es vivir!
¿Hay valores más cristianos que éstos?
Una película inolvidable
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