lunes, 22 de marzo de 2021

Comentario a las lecturas del Domingo V de Cuaresma (ciclo B) de nuestro colaborador Joan Palero (Valencia)

 Puede ser un dibujo animado

Comentario a las lecturas del Domingo V de Cuaresma (ciclo B) de nuestro colaborador Joan Palero (Valencia)
Domingo, 21 de marzo de 2021
5º Cuaresma (Ciclo B)
El evangelio de este domingo presenta a Jesús casi al final de sus tres intensos años de ministerio público. La novedad y grandeza de sus muchas enseñanzas no han sido solo palabras, sino que han ido acompañadas de señales extraordinarias, que, como el mismo Nicodemo dijo: Ningún hombre podía realizar, a no ser que Dios estuviera en él.
Era imposible que Jesús pasara desapercibido entre la gente, era casi imposible no creer en él, porque, o bien creías por sus palabras, o bien, por los hechos milagrosos que realizaba. Su último milagro, nada menos que, había sido resucitar a su amigo Lázaro de Betania, cuatro días después de que éste muriera y fuera sepultado. Días después, al entrar Jesús en Jerusalén para celebrar su última pascua, fue aclamado por una gran multitud del pueblo como el mesías esperado.
No era de extrañar que hasta unos griegos (gentiles prosélitos del judaísmo), que también habían ido a Jerusalén a celebrar la fiesta, habiendo oído de su fama, y sabiendo que Jesús estaba allí, rogaran con insistencia a uno de sus discípulos: “Señor, quisiéramos ver a Jesús.”
Pero, Jesús, no queriendo que vieran solo su fachada exterior, la de ser solo un maestro sabio en palabras y poderoso en milagros, les invita a ver, más allá de todo esto que les intriga, la verdadera fecundidad en la plenitud de su entrega:
«Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hombre. Os aseguro que, si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto… Esto lo decía dando a entender la muerte de que iba a morir. (San Juan 12,20-33)
Así, mientras los judíos piden señales y los griegos buscan sabiduría, (escribe más tarde san Pablo) nosotros predicamos a un Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los gentiles; más para los llamados, lo mismo judíos que griegos, un Cristo, fuerza de Dios y sabiduría de Dios.
Hoy, como entonces, las personas necesitan ver a Jesús, encontrarse con él para encontrarse y poder llenar el vacío que deja la infecunda religiosidad superficial, llena de conocimientos, signos y señales, pero vacía de la plenitud de un Cristo que, dando su vida, nos da vida y lleva a Dios.
En su necesidad de respuestas, los hombres siguen acercándose a los señalados como amigos de Jesús, suponiendo que a través de ellos pueden llegar a ver a Jesús. Pero la pregunta es ¿qué se les muestra, y, a quién ven?
El ser humano está hecho de tal manera (escribe el Papa Francisco) que no se realiza, no se desarrolla ni puede encontrar su plenitud si no es en la entrega sincera de sí mismo a los demás. (Fratelli Tutti)
“Ha llegado la hora ...” El Espíritu mismo se une a nuestro espíritu para dar testimonio de que somos hijos de Dios. Y, si hijos, también herederos: herederos de Dios y coherederos de Cristo, ya que sufrimos con él, para ser también con él glorificados. (Ro. 8)
Joan Palero

No hay comentarios:

Publicar un comentario