sábado, 29 de mayo de 2021

Lectio de la Primera Lectura del Domingo de la Santísima Trinidad (ciclo b) de nuestro colaborador Hno Pepe Pedregosa (Madrid)

 VERDAD – LECTURA




Deuteronomio 4,32-34.39-40

Moisés habló al pueblo diciendo: 32“Pregunta a los tiempos pasados que te han precedido desde el día en que Dios creó al hombre sobre la tierra. ¿Desde uno a otro extremo del cielo se ha visto jamás cosa tan grande o se ha oído cosa semejante? 33¿Hay pueblo que haya oído la voz de su Dios hablar en medio del fuego, como la has oído tú, y quede todavía con vida? 34¿Ha habido un dios que haya ido a buscar una nación en medio de otra a fuerza de tantas pruebas, milagros y prodigios, de violencia, con mano fuerte y brazo poderoso, en medio de tremendas hazañas, como las hizo el Señor, vuestro Dios, por vosotros en Egipto, como todos habéis visto? 39Reconócelo y medítalo en tu corazón: el Señor es Dios allá arriba en los cielos y aquí abajo en la tierra; es él, y no hay otro. 40 Guarda sus leyes y mandamientos, que yo te prescribo hoy, para que seas feliz tú y tus hijos después de ti y vivas largos años en la tierra que te da el Señor, tu Dios”.

Celebramos hoy uno de los misterios, más importantes de nuestra fe. Y como tal, no es posible entenderlo en su totalidad, pues sino ya no sería misterio. Por eso, no vamos a entretenernos aquí en desentrañarlo. Sería mucho más interesante y práctico acercarnos, eso sí, con los pies descalzos como Moisés ante la zarza, a la Palabra de Dios. Una Palabra que se nos hace cercana, que nos acompaña y nos transforma, en la medida en que nos dejemos modelar por el Espíritu según el pensamiento, el actuar y el modo de vivir de Jesús de Nazaret.

Nos encontramos con un fragmento del libro del Deuteronomio. Dicho libro, se nos presenta en su forma actual como las palabras que Moisés dirigió a Israel al otro lado del Jordán, en el umbral de la Tierra Prometida. Cinco son los grandes temas tratados en él: un Dios, un pueblo, una tierra, una ley, un santuario. La idea principal es que Yahveh es el Dios de Israel, y éste, el pueblo elegido por Dios. Yahveh ha elegido a Israel como pueblo de su propiedad, estableciendo una Alianza entre ambos.

El pasaje con el que hoy oramos nos muestra cómo Dios siempre ha sido fiel a su Pueblo. Y para ello, se recuerdan los tiempos pasados. Con ninguna otra nación Dios ha obrado con tanta bondad como con Israel. Ningún otro pueblo ha experimentado el cuidado amoroso que ha experimentado Israel por parte de Dios.

Dios siempre ha estado cercano a Israel y se ha mantenido fiel a sus promesas. De ahí la invitación que hace el autor de reconocer los prodigios que Yahveh a hecho en favor de su pueblo y meditarlos en el corazón. Pero además, si Dios es fiel a la alianza, Israel también debe ser fiel. Únicamente de esta manera, conseguirá vivir en paz y libertad, pues Dios está a su lado. Por el contrario, si se aleja de Dios, experimentará la infelicidad y la muerte.

Este fragmento, por tanto, invita a Israel, y nos invita a nosotros, a tener confianza en Dios, incluso en los momentos de mayor incertidumbre, de peligro, de angustia. Dios nunca nos abandona, si nos mantenemos unidos a él.

CAMINO – MEDITACIÓN

  • ¿Qué pasaje, versículo, frase o palabra te ha llamado la atención, te ha tocado el corazón? ¿Qué sentimientos despierta en ti? ¿Qué querrá decirte Dios, aquí y ahora, en este momento con ello?
  • Al igual que a Israel también a ti Dios te ha elegido, ¿cómo siente esa elección? ¿cómo la acoges?
  • Dios estableció una Alianza con Israel y se mantuvo siempre fiel a ella, a pesar de la infidelidad de éste. También contigo ha establecido su Alianza, ¿cómo la has recibido? ¿qué haces en tu vida cotidiana para mantenerte fiel a ella?
  • ¿Cómo experimentas el cuidado amoroso de Dios hacia ti en tu vida?

VIDA – ORACIÓN

Salmo 46

2Dios es nuestro refugio y fortaleza, un socorro seguro en momentos de angustia;

3por eso no tememos aunque la tierra se conmueva y los montes se desplomen en el fondo del mar,

4aunque sus aguas rujan y se encrespen sus olas, aunque ellas se alboroten y los montes retiemblen.

5Un río y sus canales alegran la ciudad de Dios, la más santa morada del altísimo.

6Dios está en medio de ella, no vacilará: Dios la socorrerá al despuntar la aurora.

7Bramaron las naciones, vacilaron los reinos, él levantó su voz y la tierra se deshizo.

8Con nosotros está el Señor omnipotente, el Dios de Jacob es nuestra fortaleza.

9Venid y ved las obras del Señor, sus prodigios, que llenan la tierra de estupor:

10pone fin a la guerra hasta el confín del mundo, rompe el arco, parte la lanza y quema los escudos.

11Dejad las armas, reconoced que yo soy Dios, por encima de las naciones, por encima de la tierra.

12Con nosotros está el Señor omnipotente, el Dios de Jacob es nuestra fortaleza.



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