domingo, 25 de julio de 2021

“¿Podréis beber el cáliz que yo he de beber?” Lectio Divina del evangelio de la Solemnidad de Santiago, Apóstol – Ciclo B

 VERDAD – LECTURA  

Evangelio: Mt 20,20-38

Nos encontramos con Jesús y sus discípulos viajando de Galilea a Jerusalén. Esta peregrinación es excusa para que Jesús vaya instruyendo a sus discípulos acerca del significado del seguimiento.

Es durante este viaje cuando la madre de los hijos de Zebedeo se acerca al Maestro, se postra y le hace una petición. La cual resulta un poco extraña, ya que la encontramos inmediatamente después del tercer anuncio, por parte de Jesús, de la pasión. Es decir, se están encaminando a Jerusalén para que Él sea ajusticiado, condenado a muerte y crucificado, aunque al tercer día resucitará.

Los discípulos, por lo que nos da a entender el evangelista no han entendido nada de todo esto. Ellos siguen pensando en un Mesías guerrero y rey, que cuando llegue al trono les dará un puesto importante a cada uno de ellos. Y es dentro de este ambiente, cuando la madre de los hijos de Zebedeo, se acerca a Jesús para pedirle que sus hijos ocupen los dos primeros puestos en su Reino.

Jesús no responde directamente


La reacción del resto de los discípulos no se hace esperar, al contrario. Parece ser que todos tenían las mismas pretensiones. Jesús, por su parte, quiere explicarles las verdaderas aspiraciones que deben tener sus discípulos. Entre ellos no deben existir las mismas aspiraciones de grandeza que imperan en la sociedad. El que quiera ser grande en el Reino, debe hacerse servidor de todos. Es más, ha de estar dispuesto a dar la vida voluntariamente para la liberación de los hombres. Así lo hizo Jesús, así lo hizo el apóstol Santiago del cual celebramos hoy su fiesta, así lo han hecho infinidad de discípulos a lo largo de la historia. Hoy también a nosotros, nos pide Jesús que nos pongamos al servicio de los demás y que, si es preciso, entreguemos la vida por ellos. Y entregarla no sólo mediante un martirio cruento, sino en el día a día, en nuestro ambiente y entre las personas más cercanas a nosotros: “¿Seremos capaces de beber el cáliz que Él bebió?

CAMINO – MEDITACIÓN

• ¿Qué versículo, frase, palabra ha llamado especialmente tu atención? ¿Qué sentimientos despierta en ti? ¿Qué querrá decirte Dios con ello en este momento concreto de tu vida?

• ¿Has entendido verdaderamente en qué consiste el seguimiento de Jesús? ¿Lo asumes?

• ¿Buscas tú también en tu vida cotidiana los primeros puestos?

• ¿Estás dispuesto a ponerte al servicio de los demás en tu vida cotidiana como algo esencial de la vocación que has recibido para ser seguidor de Jesús?

• ¿Estás dispuesto, si fuese necesario, a entregar tu vida por la liberación de los demás? ¿Intentas darte y entregarte a los demás en tu día a día?


VIDA – ORACIÓN

  • Te adoro Dios mío y te amo de todo corazón por haberme creado y llamado a construir el Reino a mi alrededor.
  • Padre, te doy gracias la llamada al seguimiento de Jesús.
  • Me ofrezco a ti, Jesús, para seguirte y darme, intentando cada día beber tu cáliz, a favor de mis hermanos más necesitados.
  • Infúndeme tu fuerza, oh Espíritu Santo, para poder entregarme cada día al servicio del Reino y de mis hermanos.

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