viernes, 5 de mayo de 2023

Plan 75

 
La Distopía de nuestro presente que ya es una realidad

Se encuentra
 en cartelera una película de coproducción franco-japonesa-filipina, Plan 75, con guión y dirección de Chie Hayakawa, que podría calificarse de distópica si no fuese porque, más que una pesadilla de un futuro inmediato, parece presentarnos ya nuestro presente.

El envejecimiento demográfico y la eutanasia masiva son los ejes de este film, aprovechado por su directora para situar la esperanza del mundo en el amor real entre las personas concretas. 

Pietro Piccinini la comenta en Tempi:





La civilización inhumana del derecho a morir

Para ser sincero, como idea distópica no es ni siquiera la más original. Una sociedad en la que el problema del envejecimiento de la población ha adquirido las dimensiones de una auténtica emergencia económica y se está resolviendo de la forma más drástica: el "Plan 75", un programa gubernamental de eliminación masiva de los mayores de 75 años disfrazado de gran y noble campaña de eutanasia voluntaria, con un premio en fichas de oro para los afortunados participantes. De hecho, es un escenario que el cine y la literatura ya han imaginado muchas veces.

Si acaso, lo que hace que este Plan 75 sea notable es el hecho de que proceda de Japón, como su directora, Chie Hayakawa. Y no se trata de que la película "refleje efectivamente la cultura de ese país", como se apresuraron a explicar todos los periódicos tras las primeras proyecciones europeas, sino que es precisamente el hecho de que esta obra, tan "japonesa" y tan irreal, acabe juzgando un presente que, al fin y al cabo, ya es el nuestro, aquí y ahora.

"Ya está empezando a suceder"

Presentada en el Festival de Cannes 2022, estrenada en Italia el 11 de mayo [en España el 28 de abril, aún en cartelera] a Tucker Film, Plan 75 pretende que el espectador experimente las dos caras de la gigantesca alienación colectiva producida por el imaginado experimento social, proponiendo como protagonistas, por un lado, a la anciana Michi (la excelente Chieko Baisho), sola en el mundo y reacia candidata a la eutanasia estatal; por el otro, a los jóvenes Hiromu (Hayato Isomura) y Yoko (Yuumi Kawai), entusiastas promotores del mortífero programa que se enfrentarán a su devastadora inhumanidad.

Como contrapeso a todos ellos tenemos a María (Stefanie Arianne), una trabajadora socio-sanitaria filipina, prácticamente el único personaje de la película que tiene una familia y una comunidad a la que pertenece (cristiana, un detalle que no es casual): Chie Hayakawa le confía a ella, según ha admitido explícitamente, la tarea de mostrar toda la "calidez" que está perdiendo una sociedad individualista y reacia a los lazos humanos.


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