jueves, 19 de noviembre de 2020

Jesús llora ante Jerusalén


 Evangelio de hoy

Lucas 19, 41-44

En aquel tiempo, cuando Jesús estuvo cerca de Jerusalén y contempló la ciudad, lloró por ella y exclamó:

“¡Si en este día comprendieras tú lo que puede conducirte a la paz! Pero eso está oculto a tus ojos. Ya vendrán días en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te sitiarán y te atacarán por todas partes y te arrasarán. Matarán a todos tus habitantes y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no aprovechaste la oportunidad que Dios te daba”
 
 
 

Reflexión sobre la acuarela en el papel

Jesús mismo no fue inmune a las lágrimas. En la lectura del Evangelio de hoy leemos que derramó lágrimas. En Juan 11:35 también leemos acerca de Jesús llorando en la tumba de su buen amigo Lázaro. Jesús era completamente divino y también completamente humano. Entonces sintió dolor, pena y tristeza. Cuando derramamos lágrimas, compartimos las lágrimas de Cristo. 

Nos gusta pensar en Jesús como siempre  confiado y gozosamente tranquilo en cualquier tormenta que pueda haber llegado a Su camino. Pero a veces derramó lágrimas. Sus lágrimas nos permiten vislumbrar cómo Dios ve nuestros propios sufrimientos y dolores. ¡Los comprende! Jesús lloró por Lázaro como si simplemente fuera un amigo muy cercano que había perdido. Pero en nuestra lectura de hoy, lloró por otra razón: la tragedia de nuestro pecado. Simplemente lloró porque había pasado Sus últimos años proclamando la Palabra de su Padre, y tan poca gente lo escuchó o lo entendió. Como ahora podía ver Jerusalén, como leemos en nuestro pasaje del Evangelio, probablemente también estaba llorando por su destino venidero que lo aguardaría en la ciudad.

En nuestra acuarela sobre papel de James Tissot vemos a Jesús llorando fuera de Jerusalén. Las personas que lo rodeaban probablemente no sabían por qué lloraba. También para él resuenan las palabras de santa Teresa de Ávila: 'las lágrimas riegan el alma, como la lluvia riega el jardín ' .


 

De la página 

 

 

Su autor es el pintor francés James Tissot, del siglo XIX. A finales del siglo se embarcó en una prolífica carrera de unos 700 acuarelas y dibujos de la vida de Cristo que destacan por el detallismo minucioso de sus paisajes tanto o más quizá que por su emoción religiosa.

 

 

 

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