jueves, 11 de febrero de 2021

Reflexión. Nuevos Tiempos nuevas soluciones

NUEVOS TIEMPOS, NUEVAS SOLUCIONES
Uno de los grandes errores que los seres humanos, entre los que los cristianos no son este caso una excepción, es intentar "plantar tres tiendas" en la zona de confort donde se disfruta, al menos aparentemente, de seguridad y comodidad.
El principio básico y repetido mil veces es "si algo funciona, no lo toques". Pero aunque la letra parece resultona, en realidad a menudo la melodía desafina.
Pongamos como ejemplo un equipo de futbol. Si nos regodeamos en el éxito y nos convencemos que siempre será así, pero no acometemos las reformas necesarias... la edad de la plantilla irá subiendo cada año e, inexorablemente, aquellos buenísimos jugadores, que ganaron tantos títulos y eran los mejores, llegarán a los cuarenta y... el tortazo está asegurado.
El fenómeno "hagamos tres tiendas" en materia pastoral se plasma en derivadas como "siempre lo hemos hecho así" o "yo soy así, no puedo cambiar". Y, a la vez, en olvidar que debemos ser vidas en continua conversión e Iglesia en permanente reforma.
Si la Iglesia es el Pueblo de Dios que camina por la historia, un Pueblo en marcha hacia la Tierra prometida, y por ello vamos a recorrer en nuestro camino diferentes paisajes, concretados en diferentes épocas, lugares, culturas y, además, en convivencia con diferentes cosmovisiones, religiones, ideologías... si eso es así, ¿es sensato pretender cruzar el desierto en barco o el mar en moto?
Espero estar explicándome bien. Lo que desearía explicar es que, tal como dice el Mensaje final del Concilio Vaticano II a los jóvenes, "Cristo es eternamente joven" y, por extensión, la Iglesia debe mantener una respiración renovada. No podemos ser, en ningún modo, los anclados que no permiten que el soplo del Espíritu les mueva.
Aclaro: la renovación de la que hablo no pretende mercadear con la verdad. Desde Escuela de Animación Bíblica nos sentimos estrechamente unidos en comunión a Jesucristo por medio de su Iglesia y sus pastores. Siempre, insisto siempre, se nos va a encontrar dispuestos a colaborar con nuestros obispos y con tantas buenas iniciativas de Iglesia con las que convergemos en temática, en diócesis, en fraternidad.
A día de hoy participamos o colaboramos de la Associació Bíblica de Catalunya, Secretariado de Catequesis del Arzobispado de Barcelona, Catalunya Cristiana, Radio Estel, Ayuda a la Iglesia Necesitada, Familia Paulina, Misioneros Combonianos, Miracle Sound Radio... la lista es aun más larga y se merece que le dediquemos algún artículo a estas colaboraciones.
Así pues, nuestras diócesis, la Iglesia perseguida o la defensa de toda vida humana, siempre contarán con nosotros. Aunque también deseamos señalar que con la misma intensidad que defendemos la verdad lo pensamos hacer desde el diálogo y la misericordia.
De lo que sí desearíamos alejarnos es del inmovilismo que pretende atar las manos del Papa para que él pueda cumplir el encargo de Jesús de pastorear a la Iglesia "atando y desatando".
Estamos en una época de encrucijada, de cambios necesarios de sistemas, pero que corre el riesgo de cambiar los principios o de no cambiar los corazones.
En este escenario, o más bien en este cambio de escenario, aparece la oportunidad de responder con nuevas soluciones, que nos despiertan dudas e inseguridades. Me refiero, por ejemplo, a cómo acometer la reforma que nos ha suscitado la situación pandémica con sus consecuentes restricciones de presencialidad.
Éramos una comunidad casi completamente presencial. Y eso era bueno. Nuestra presencialidad "casa" con la voluntad de presencialidad de Dios que se ha quedado entre nosotros en Jesús Eucaristía. Pero las restricciones en movilidad y la necesidad de distancia social nos ha llevado a explorar unos nuevos medios. Y aunque no deben sustituir al encuentro presencial sí que podemos decir, sin miedo a equivocarnos, que han llegado para quedarse.
Para quedarse... de cómo se queden entre nosotros, del uso que hagamos de ellos, dependerá que sean problema o solución. Un cuchillo puede servir para cortar el pan que se comparte o para acuchillar a alguien, por tanto su bondad depende no del cuchillo sino de la persona que lo usa y del uso que le dé.
Todo esto viene a cuento de que inevitablemente debemos preguntarnos todos, también Escuela de Animación Bíblica, si el modelo casi presencial que teníamos hasta hace casi un año, se puede mantener y si da respuesta, si es solución, en el escenario que hoy vivimos, en el paisaje que ahora recorremos.
En un próximo artículo concretaremos qué hemos mantenido, aun con dificultados, qué hemos dejado de hacer (algo de ello por qué se nos ha escapado y lo hemos perdido) y qué posibilidades se nos presentan en un futuro bien próximo.
No deseaba reflexionar en esas nuevas propuestas sin antes hacerlo sobre en qué paso del camino nos encontramos. Jesús y María nos llevan de su mano, esa es nuestra esperanza.
 

 
Quique Fernández
Coordinador de Escuela de Animación Bíblica 

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