sábado, 27 de febrero de 2021

“TE COLMARÉ DE BENDICIONES” LECTIO DIVINA DE LA PRIMERA LECTURA – DOMINGO II DE CUARESMA (CICLO B)


 

Gén 22,1-2.9a.10-13.15-18

1 Después de esto, Dios quiso probar a Abrahán, y le llamó: “¡Abrahán! ¡Abrahán!”. Éste respondió: “Aquí estoy”. Y Dios le dijo:  2 “Toma ahora a tu hijo, al que tanto amas, Isaac, vete al país de Moria, y ofrécemelo allí en holocausto en un monte que yo te indicaré”.

9 Cuando llegaron al lugar que Dios le había indicado, Abrahán levantó un altar; preparó la leña. 10 Luego tomó el cuchillo para sacrificar a su hijo. 11 Entonces el ángel del Señor le llamó desde el cielo y le dijo: “¡Abrahán! ¡Abrahán!”. Éste respondió: “Aquí estoy”. 12 Y el ángel le dijo: “No lleves tu mano sobre el muchacho, ni le hagas mal alguno. Ya veo que temes a Dios, porque no me has negado a tu hijo, tu hijo único”.

 13 Abrahán alzó los ojos y vio a sus espaldas un carnero enredado por los cuernos en un matorral. Tomó el carnero y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo.

15 El ángel del Señor llamó por segunda vez a Abrahán, 16 y le dijo: “Juro por mí mismo, palabra del Señor, que, por haber hecho esto y no haberme negado tu hijo único, 17 te colmaré de bendiciones y multiplicaré tanto tu descendencia, que será como las estrellas del cielo y como la arena que hay a la otra orilla del mar, y tu descendencia ocupará la puerta de sus enemigos. 18 Por tu descendencia serán benditas todas las naciones de la tierra, porque obedeciste mi voz”.

La liturgia de hoy nos ofrece en la primera lectura la escena que podemos denominar como la prueba de Abrahán o como se la conoce habitualmente el sacrificio de Isaac.

Una acción, esta del sacrificio de Isaac, que desde nuestro contexto, nos puede parecer horrible, pero que en el mundo semítico antiguo era algo habitual. Teniendo esto en cuenta podemos entender mejor la experiencia que tuvo que vivir Abrahán.

Para él, Isaac es el hijo de la promesa. Para hacerla efectiva Abrahán cambio de vida, dejó su tierra, su casa, su familia. Todo. Con su mirada puesta en la promesa que Dios le hace de que su descendencia será numerosa. De alguna manera, Dios ahora le está pidiendo, que sacrifique incluso la misma promesa.

Abrahán acoge, asume y actúa. Y todo ello desde la fe, desde la confianza plena en Yahveh. Se encamina hacia el monte Moria y está dispuesto a todo. Sin embargo, Dios le vuelve a salir al encuentro. Cuando está a punto de consumar el sacrificio, un ángel del Señor detendrá su mano.  Yahveh le ofrecerá un carnero para el sacrificio. No tiene que sacrificar al hijo de la promesa.

Abrahán ha manifestado su fe y su confianza incondicional en Dios. Y Yahveh renueva su alianza y su promesa de bendición: “te colmaré de bendiciones y multiplicaré tu descendencia”. Promesa y bendición que se extenderá a todas las naciones a lo largo de todos los tiempos: “Por tu descendencia serán benditas todas las naciones de la tierra”.

Imagen de Robert Cheaib en Pixabay

CAMINO – MEDITACIÓN

  • ¿Qué pasaje, versículo, frase o palabra te ha llamado la atención, te ha tocado el corazón? ¿Qué sentimientos despierta en ti? ¿Qué querrá decirte Dios, aquí y ahora, en este momento con ello?
  • Recuerda la alianza que Dios ha hecho contigo. También a ti te ha hecho una promesa, ha realizado contigo un pacto. Vuelve a pasarlo por tu corazón y sé consciente del mismo.
  • En muchas ocasiones de tu vida, Dios puede pedirte un gran sacrificio. ¿Cómo vives este momento? ¿Qué estás dispuesto a hacer por Dios para entrar en comunión con Él?
  • La fe y confianza en Dios de Abrahán es plena. Toma el pulso a tu fe y confianza en Dios.
  • Acoge la bendición que Dios hoy te regala.

VIDA – ORACIÓN

Salmo 27

1 El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién podré temer? El Señor es la fortaleza de mi vida, ¿ante quién puedo temblar?

 2 Cuando me asaltan los criminales para destrozarme, son ellos, mis opresores y enemigos, los que tropiezan y sucumben.

 3 Aunque un ejército acampe contra mí, mi corazón no teme; aunque una guerra estalle contra mí, estoy tranquilo.

 4 Una cosa pido al Señor, sólo eso busco: habitar en la casa del Señor todos los días de mi vida para gustar la dulzura del Señor y contemplar la belleza de su templo.

[…]

 14 Espera en el Señor, ten ánimo, sé fuerte, espera en el Señor.

Salmo 27

1 El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién podré temer? El Señor es la fortaleza de mi vid

No hay comentarios:

Publicar un comentario