VERDAD – LECTURA
Evangelio: Mc 14,12-16.22-26
El pueblo judío, tras su experiencia en Egipto, siente muy de cerca la mano de Dios que le acompaña y libera, gracias a la intervención de Moisés que actúa como mediador entre Yahveh y su pueblo. Por eso el pueblo de Israel, se compromete a cumplir «todas las palabras que ha dicho el Señor» y que Moisés ha escrito. El mismo Moisés será quien selle esa alianza inmolando «novillos como sacrificios de comunión» y rociando su sangre (Ex 24, 3-8). Por eso, el pueblo proclama: «¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?» (Sal 115,12-13.15.16bc.17-18). Desde aquel momento, el pueblo inmola novillos, machos cabríos, becerros, cada vez que le ofrece algo al Señor, a través de sus sacerdotes.
Esa alianza fue sellada en medio de la celebración de la pascua judía, el primer día de los Ácimos, cuando el pueblo ofrecía los panes sin levadura, los panes ázimos, los “massot”, que era «cuando se sacrificaba el cordero pascual». Era la fiesta en la que se reunían las familias y Jesús, también, se reúne con los suyos, sus discípulos que le preguntan: «¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?». El Maestro los manda la ciudad a la casa donde se dirige «un hombre que lleva un cántaro de agua» a preguntarle al dueño: «¿Cuál es la habitación donde voy a comer la Pascua con mis discípulos?». Y allí, en la «sala grande en el piso de arriba», los suyos «prepararon la Pascua».
Ese es el día que Jesús firmará la Nueva Alianza tras pronunciar la bendición y la acción de gracias después de haber tomado el pan y el cáliz. «Esto es mi cuerpo». «Esta es mi sangre de la alianza, que es derramada por muchos». A partir de ese momento, ya no volverá «a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el reino de Dios» y «salieron para el monte de los Olivos» (Mc 14,12-16. 22-26).
Jesús ha dado el paso definitivo. Ya no hemos de comer el cordero pascual de la antigua alianza. Ahora, Él es el Cordero Pascual que sella la Nueva Alianza y que permanece con nosotros para siempre.
CAMINO – MEDITACIÓN
- ¿Qué pasaje, versículo, frase o palabra te ha tocado el corazón?
- ¿Has participado alguna vez de la Eucaristía?
- ¿Has oído estas palabras que pronuncia Jesús en algún momento de la Eucaristía?
- ¿Te habías parado a pensar, alguna vez que Cristo da plenitud a la antigua alianza?
- ¿Qué es para ti la Nueva Alianza?
- ¿Qué significa para el católico esta Nueva Alianza?
- ¿Qué necesitas cambiar para hacer vida esta Nueva Alianza?
VIDA – ORACIÓN
Te adoro presente en mí, Palabra encarnada, Hijo Unigénito e imagen del Padre, nacido de María. Te doy gracias, Maestro y Verdad, por haberte dignado venir a mí, ignorante y pecador. En unión con María te ofrezco al Padre: contigo, por ti y en ti, sea por siempre la alabanza, la acción de gracias y la súplica por la paz de los hombres. Ilumina mi mente, hazme discípulo fiel de la Iglesia; que viva de fe; que comprenda tu Palabra; que sea un auténtico apóstol. Haz, Maestro Divino, que la luz de tu Evangelio llegue hasta los últimos confines del mundo (Santiago Alberione).
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