domingo, 19 de septiembre de 2021

Comentario a las lecturas del Domingo XXV del Tiempo Ordinario (ciclo b) de nuestro colaborador Joan Palero (Valencia)

 Comentario a las lecturas del Domingo XXV del Tiempo Ordinario (ciclo b) de nuestro colaborador Joan Palero (Valencia)





Domingo 25º del Tiempo Ordinario - Ciclo B
San Marcos 9,30-37
Aprovechando el camino, Jesús va instruyendo a sus discípulos. Nuevamente, y por segunda vez, les anuncia que: «El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y, después de muerto, a los tres días resucitará.»
Ellos, no entendieron nada de lo que les decía, y, por otro lado, después de haber visto la reprimenda que Jesús le echó a Pedro cuando quiso reconvenirlo en el primer anuncio de su muerte, tenían miedo de preguntarle.
No siempre las cosas nos entran a la primera o a la segunda. Muchas veces necesitamos un toque especial, un chispazo en la mente y el corazón para entender ciertas cosas que se nos escapan. Y en esos momentos, en lugar de preguntar, callamos.
Recuerdo a una maestra de la EGB, como después de cada explicación nos decía: ¿Lo habéis entendido? Si no, ahora es el momento de las preguntas. Más vale parecer tonto cinco minutos, que serlo toda la vida.
A veces, no entender, en realidad significa “no querer enterarse”. Los discípulos de Jesús no entienden al Maestro, ni tampoco le preguntan. Están tan llenos de sí mismos, y ocupados en ver quién de ellos será el primero y más importante, que no quieren enterarse de que Jesús no es el Mesías que ellos en realidad desean.
Jesús sí que les pregunta, a ellos y a cada uno de nosotros: ¿En qué cosas pensáis y os ocupáis mientras caminamos juntos?
Ellos no le contestaron. La pregunta de Jesús les avergonzaba y mostraba la realidad de ellos mismos: Donde hay envidias y rivalidades, hay desorden y toda clase de males. (2ª Lectura: Santiago 3,16–4,3)
¿En qué me ocupo mientras camino con Jesús y mis hermanos? ¿De servirles o de servirme de ellos?
Ante el silencio revelador de los discípulos, Jesús tomó la postura y posición de rabino: se sentó, dispuesto a enseñarles una de las verdades más grandes e importantes de su Reino y su propuesta de vida:
“El que quiera ser el primero, que se haga el último y el servidor de todos” (v. 35).
Una propuesta muy difícil para el hombre que por naturaleza vive de acuerdo con su ego, y pegado a sus intereses y comodidades. Y también difícil, porque es mal entendida, incluso resulta molesta a todos aquellos que son, o prefieren vivir de manera superficial.
«Acechemos al justo, que nos resulta incómodo: … (1ª Lectura: Sabiduría 2,12.17-20)
En ese sacrificio voluntario, y tantas veces mal entendido o interpretado, es donde El Señor sostiene nuestra vida. (Sal 53,3-4.5.6 y 😎 Él, cuando todavía estábamos sin fuerzas, en el tiempo señalado, supo servir y ser el último y morir por los impíos; (y a manos de ellos) Romanos 5, 6.
No temamos preguntar y responder a Jesús. Temamos ser religiosos y no entenderle.
Joan Palero

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