domingo, 30 de enero de 2022

Evangelio Domingo IV tiempo ordinario

 COMENTARIO DEL EVANGELIO DEL DOMINGO IV DEL TIEMPO ORDINARIO (ciclo c) (Lc 4, 21-30)

Joan Palero
«Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír»
Esta declaración de Jesús en la sinagoga de Nazareth, después de leer al profeta Isaías, parece haber sido aceptada por sus paisanos: “todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de su boca”; pero el contexto de esta historia muestra la realidad de una clara desaprobación y extrañeza en sus oyentes.
Y decían: «¿No es este el hijo de José?».
Aunque no se debe, se puede juzgar un libro por sus tapas, pero no podemos aplaudir con una sola mano.
Mientras que Jesús les invita con la Palabra de Dios a contemplar a su enviado, ellos, encerrados en sí mismos, han encerrado con ellos la Palabra de Dios dentro de sus puntos de vista, esquemas y pronósticos. Lo que vemos, con eso nos quedamos. En Jesús solo ven al hijo de José el carpintero, y siguiendo lo que ven en sus lógicas de poder y grandezas, lo descartan.
El Papa Francisco, para algunos Bergoglio, hijo de Bergoglio, recuerda que la salvación de Dios no viene de las cosas grandes, del poder o …, sino de las cosas pequeñas y sencillas; y que la indignación es un lujo que solo pueden permitirse los vanidosos, los orgullosos.
La salvación de Dios, por venir y ser de Dios, no está obligada a seguir los esquemas del hombre. Sus pensamientos no son nuestros pensamientos, por lo que no podemos encerrar a Jesús dentro de ellos, ni de círculos humanos. La Palabra es eterna novedad, siempre es Buena Nueva. Ella trata de redirigir la vida y el camino del hombre a Dios, y en ese vivir y caminar con Él y hacia Él, a encontrarnos y reencontrarnos a cada paso con TODA LA HUMANIDAD; no como maestros de una religión firme e imperturbable, sino como testigos de su amor y su gracia perdurable.
En verdad os digo que ningún profeta es aceptado en su pueblo.
Las Jerusalén “amuralladas” en el pasado, desechan toda novedad profética. El encierro les mantiene herméticos ante el cumplimiento de la Palabra de Dios. Por no abrirse a la Palabra, juzgan las tapas según sus criterios y en sus empeños tratan de despeñar a todo aquel que les ha sido enviado a traerles luz, luz para ver y poder salir de las prisiones. Su peor cabreo no es Jesús en sí, sino que trate de hacerles ver que no pueden encerrar y limitar el Amor de Dios, y que ese mismo Dios Amor no puede contenerse y se expanda a los de Siria y Sidón.
Creer en Jesús es salir con Él hacia la humanidad en cada tiempo. Seguirle es abrirme a Él de corazón y mente. No solo para escucharle, sino para fiarme de su Palabra. Es dejar mis artes y reconocer mis límites. Es saber que solo con las manos vacías es como puedo aplaudirle y recibirlo TODO de Él. Implica tener que desaprender para aprender de nuevo, con y de Jesús, a amar y a ser pescador de hombres.
Nadie dijo que esto sería fácil, pero a pesar del rechazo, los impedimentos y acorralamientos de muchos, la gente vulgar del pueblo, los “don nadie” como Jesús, como tú y yo, por la fuerza del Espíritu y del amor podemos hoy decir y hacer que hoy se cumple la Escritura, abriendo paso entre la religiosidad hacia la humanidad.
Jesús se abrió paso entre ellos para seguir su camino.
Puede ser una imagen de texto que dice "'VAN A INTENTAR ACABAR CONTIGO, PERO FRACASARAN PORQUE YO ESTOY CONTIGO, DICE EL SENOR YO TE LIBRARE' JEREMIAS 1:19 19"

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