sábado, 28 de mayo de 2022

“¿QUÉ HACÉIS AHÍ MIRANDO AL CIELO?” – LECTIO DIVINA DE LA PRIMERA LECTURA – ASCENSIÓN DEL SEÑOR (CICLO C)

 VERDAD – LECTURA

Hechos 1,1-11

1 Querido Teófilo: En mi primer libro traté de todo lo que Jesús hizo y enseñó desde el principio

 2 hasta el día en que subió al cielo después de haber dado instrucciones a los apóstoles que había elegido bajo la acción del Espíritu Santo.

 3 Después de su pasión se presentó a ellos, dándoles muchas pruebas evidentes de que estaba vivo: se apareció durante cuarenta días y les habló de las cosas del reino de Dios.

 4 Una vez que estaba comiendo con ellos les mandó que no saliesen de Jerusalén, sino que aguardasen la promesa del Padre, de la que os hablé;

 5 porque Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados en el Espíritu Santo dentro de pocos días.

 6 Los que estaban con él le preguntaron: «Señor, ¿vas a restablecer ya el reino de Israel?».

 7 Les respondió: «No os toca a vosotros saber los tiempos y las circunstancias que el Padre ha fijado con su autoridad;

 8 pero recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros para que seáis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaría y hasta los confines de la tierra».

 9 Dicho esto, lo vieron subir, hasta que una nube lo ocultó a su vista.

 10 Ellos se quedaron mirando fijamente al cielo mientras él se iba, cuando se les aparecieron dos hombres vestidos de blanco,

 11 que les dijeron: «Galileos, ¿qué hacéis ahí mirando al cielo? Este Jesús que acaba de subir al cielo volverá tal como lo habéis visto irse al cielo».

Hoy oramos con los primeros versículos del prólogo del Libro de los Hechos de los Apóstoles; los cuales hacen, también, de nexo de unión entre éste y el Tercer Evangelio. Aquí se nos ofrece una síntesis del ministerio público de Jesús, además de algunas indicaciones dedicadas a sus discípulos.

Lucas nos relata como Jesús se ha ido apareciendo a sus discípulos para darle pruebas de que estaba vivo. De alguna manera, Jesús quería que sus discípulos hicieran experiencia de su resurrección y que tuvieran la esperanza de que recibirían el Espíritu Santo, el cual les capacitará para anunciar el Reino en todos los confines de la Tierra.

Ahora bien, el Reinado de Dios no tiene nada que ver con el concepto que ellos tenían del reino de Israel. El Reinado de Dios no se fundamenta en el poder, la violencia, la fuerza; éste se fundamenta en el amor, la clemencia, la caridad, la misericordia. Y esto es lo que tendrán que anunciar los discípulos.

Ellos reciben la misión, pero será el Espíritu Santo quien les guiará en la misma. ¿Hacia dónde? Hasta los confines del mundo. Tampoco serán ellos quienes marquen los tiempos o las circunstancias, eso corresponde al Padre. Los discípulos lo que tienen que hacer, a pesar de las dificultades y persecuciones, es proclamar que el Reinado de Dios está presente entre nosotros.

Es muy importante hacernos consciente de las últimas palabras de los dos hombres vestidos de blanco: “¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo?” Porque es importante que no nos quedemos asombrados y paralizados, ni siquiera ante hechos asombrosos. Con la fuerza del Espíritu Santo, hemos de ponernos en marcha para anunciar que Jesús está vivo y que quiere regalarnos el amor incondicional del Padre. Eso sí, la fuerza del Espíritu Santo hemos de tomarla de la oración y de la contemplación de Jesús; pero es muy importante que no nos quedemos embobados; la espera cristiana no es una espera pasiva, si no activa.

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CAMINO – MEDITACIÓN

  • ¿Qué pasaje, versículo, frase o palabra te ha llamado la atención, te ha tocado el corazón? ¿Qué sentimientos despierta en ti? ¿Qué querrá decirte Dios, aquí y ahora, en este momento con ello?
  • ¿Cuál es tu experiencia de Jesús Resucitado? ¿Cómo le experimentas en tu día a día?
  • ¿Qué concepto del Reino de Dios tienes? ¿Es el Reino del amor, la misericordia y la cercanía de Dios?
  • Tú también has recibido la misión de difundir el Reino de Dios por todos los confines de la tierra, ¿cómo estás llevando a cabo dicha misión?
  • ¿Cómo afrontas los peligros, dificultades y persecuciones a causa del Reino?
  • ¿Cómo mantienes la esperanza en la próxima venida de Jesús? ¿Tú espera es pasiva o activa?

VIDA – ORACIÓN

Salmo 96

1Cantad al Señor un cántico nuevo, cantad al Señor toda la tierra;

2cantad al Señor, bendecid su nombre, proclamad día tras día su salvación;

3publicad su gloria entre las gentes, sus portentos entre todos los pueblos.

4Grande es el Señor y digno de alabanza, más temible que todos los dioses.

5Pues los dioses de los otros pueblos no son nada, mientras que el Señor hizo los cielos;

6su presencia está llena de esplendor y majestad, y su santuario, de potencia y hermosura.

7Familias de los pueblos, rendid ante el Señor, rendid ante el Señor la gloria y el poder,

8rendid ante el Señor la gloria de su nombre, presentad vuestra ofrenda y entrad en sus atrios;

9adorad al Señor con ornamentos santos, temblad delante de él, oh tierra toda.

10Decid por las naciones: «El Señor es rey, él afirmó el mundo, y no se moverá; él juzga  los pueblos con justicia».

11Que se alegre el cielo y goce la tierra, que retumbe el mar y todo lo que encierra,

12que sonrían los campos con sus frutos, que griten de alegría los árboles del bosque

13delante del Señor, porque ya viene, porque viene para gobernar la tierra, para implantar en el mundo la justicia, y entre todos los pueblos la lealtad.

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