viernes, 3 de junio de 2022

«Vosotros sois testigos de esto». Lectio Divina Domingo de la Ascensión del Señor – Ciclo C

 VERDAD – LECTURA

Evangelio: Lc 24,46-53

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Así está escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se proclamará la conversión para el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto. Mirad, yo voy a enviar sobre vosotros la promesa de mi Padre; vosotros, por vuestra parte, quedaos en la ciudad hasta que os revistáis de la fuerza que viene de lo alto”. Y los sacó hasta cerca de Betania y, levantando sus manos, los bendijo. Y mientras los bendecía se separó de ellos, y fue llevado hacia el cielo. Ellos se postraron ante él y se volvieron a Jerusalén con gran alegría; y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios.

         Jesús hoy, quiere invitarnos a ser testigos de su evangelio y a difundirlo por todas las naciones.

         Estaba escrito que el mesías tenía que sufrir y resucitar de entre los muertos. Es decir, no sólo debía sufrir, para asumir en su propia persona el dolor humano, sino que, además, al tercer día resucitaría. Por tanto, Jesús está vivo entre nosotros. La entrega realizada por Cristo, por amor, no concluye con la muerte, esa entrega comienza nuevamente con la resurrección.

         Y porque está vivo, está presente en la vida de los seres humanos y quiere ofrecerles una vida en plenitud. Aunque, para ello, quiere servirse de sus seguidores, de sus discípulos; ellos son los testigos de su vida, su muerte y su resurrección. Testigo de Jesús quiere decir que, quien habla lo hace desde la experiencia de lo que han vivido al lado del Maestro; de la experiencia que han hecho de Jesucristo y con Jesucristo.

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Ahora bien, para poder experimentar a Jesús, lo primero que hemos de hacer es cambiar de vida, cambiar nuestra perspectiva de las cosas, cambiar nuestro punto de vista, ver las cosas tal y como las ve Jesús, vivirlas desde Él, acoger y transmitir su mensaje y la vivencia de su persona. A Dios solo se le puede conocer desde la experiencia.

         Para acompañarle e impulsarles a dar testimonio del evangelio, el Padre envía al Espíritu Santo. Él se convierte en nuestro compañero de camino, que nos apoya, ayuda a levantarnos, nos indica el camino…

         Y llega el momento de la despedida, cerca de Betania, lugar de encuentro, de amistad, de dialogo. Se aleja de ellos regalándoles su bendición, regalándoles su presencia para siempre, regalándoles su gracia. Y ante un misterio tan grande, únicamente les queda adorar. Adorar y alegrarse porque a pesar de que todo aquello parece una despedida, en realidad no lo es. Jesús está y estará siempre con nosotros. Por eso vuelven contentos a Jerusalén. Jesús se despide para quedarse.

         Vuelven a Jerusalén y estaban continuamente en el Templo bendiciendo a Dios.

Concluye este evangelio de Lucas en el mismo lugar que empezó con Zacarías: en el Templo. Concluye el evangelio bendiciendo y alabando a Dios.

CAMINO – MEDITACIÓN

  • ¿Qué pasaje, versículo, frase o palabra te ha llamado más la atención, te ha gustado más, te ha tocado el corazón? ¿Qué quiere decirte Dios aquí y ahora, en este momento, con ello?
  • Jesús, al igual que en el momento de la Ascensión, nos envía a ser testigos de su evangelio en nuestra vida cotidiana, ¿cómo asumes esta llamada en tu vida? ¿Qué acciones pones en práctica?
  • La muerte no ha tenido la última palabra, la última palabra la tiene la resurrección y la vida, precisamente a anunciar y proclamar la vida nos envía Jesús. ¿Eres testigo de la vida?
  • ¿Hacer experiencia quiere decir estar con la persona, relacionarse con ella, escucharla, dialogar con ella…? ¿Cómo es tu experiencia de Jesús? ¿Anuncias esa experiencia a los demás?
  • ¿Eres consciente de la importancia del Espíritu Santo en tu vida? ¿Te relacionas con Él habitualmente?
  • Jesús nos regala su presencia para siempre.
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VIDA – ORACIÓN

  • Como los apóstoles, alaba a Dios Padre por los regalos que cada día nos hace.
  • Da gracias a Jesús por haberse quedado entre nosotros, por su presencia. Acoge esa presencia e intenta vivirla con intensidad.
  • Pide al Espíritu Santo que descienda sobre ti con sus dones para que anuncies la Resurrección de Jesucristo a todos lo que te rodean.

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