sábado, 23 de enero de 2021

“DIOS TIENE COMPASIÓN” LECTIO DIVINA DE LA PRIMERA LECTURA – DOMINGO III DEL TIEMPO ORDINARIO (CICLO B)

Jonás 3,1-5.10

1 De nuevo el Señor dijo a Jonás: 2 “Levántate, vete a Nínive, la gran ciudad, a predicar lo que yo te diga”.

 3 Jonás se puso en marcha y se dirigió a Nínive, conforme a la orden del Señor. Nínive era una ciudad extraordinariamente grande; para recorrerla hacían falta tres días.

 4 Jonás entró en la ciudad, caminando durante una jornada y predicando así: “Dentro de cuarenta días Nínive será destruida”.

 5 Los ninivitas creyeron a Dios y ordenaron un ayuno; se vistieron de saco chicos y grandes.

10 Al ver Dios lo que hacían y cómo se habían convertido de su mala conducta, tuvo compasión de ellos y no llevó a cabo el mal con el que los había amenazado.

Nos encontramos hoy, en la primera lectura, que la liturgia nos ofrece, con un fragmento del libro del Profeta Jonás. Un libro que nos presenta la universalidad del amor y de la providencia de Dios.

Concretamente, hoy oramos con el pasaje de lo que podríamos llamar la segunda llamada a Jonás para cumplir una misión.

Anteriormente, Yahveh ha llamado a nuestro protagonista a una misión algo desconcertante para la mentalidad judía de la época, pues ellos pensaban que eran los únicos destinatarios o los únicos que tenían derecho a gozar de la bondad y la misericordia de Dios.

En este contexto, Yahveh envía a Jonás a la ciudad de Nínive, la capital del Imperio Asirio. Una gran ciudad, que necesitaba de tres día para poder recorrerse. Él, sin embargo, y debido a la mentalidad que existía, como hemos dicho anteriormente, huye. Se niega a cumplir con la misión encomendada por Dios y huye en dirección opuesta hacia Tarsís. Y es capaz incluso de poner en riesgo su vida por tal de no cumplir la misión a la que Dios le llama.

En el fragmento, con el que estamos orado, nos encontramos con esa segunda llamada a la misión, después de la huida de Jonas: “Levántate, vete a Nínive, la gran ciudad, a predicar lo que yo te diga”.

La predicación consiste en anunciar la bondad y misericordia de Dios e invitar a los habitantes de la gran ciudad a la conversión, al arrepentimiento y a cambiar de vida.

Sorprendentemente, gracias a la predicación de Jonás los Ninivitas, inmediatamente, se convierten a Dios, en contraste con la infidelidad mostrada en muchas ocasiones por Israel.

Dios cuando uno se acerca a Él, queriendo entrar en comunión con Él, siempre acoge, perdona, se muestra misericordioso y ama. ¡No lo olvidemos nunca!

 

CAMINO – MEDITACIÓN

  • ¿Qué pasaje, versículo, frase o palabra te ha llamado la atención, te ha tocado el corazón? ¿Qué sentimientos despierta en ti? ¿Qué querrá decirte Dios, aquí y ahora, en este momento con ello?
  • ¿Cómo actuarías si Dios te llamara a la misión de anunciar su misericordia a alguien que tú consideras que no es merecedor de ella?
  • ¿De qué manera anuncias la misericordia y la bondad de Dios a los que te rodean?
  • ¿Estás atento a la voz de Dios para vivir en continua conversión en tu día a día?
  • Siente y se consciente de la bondad y la misericordia de Dios hacia tu persona y hacia toda la humanidad.

VIDA – ORACIÓN

Salmo 136

1 Dad gracias al Señor, porque es bueno, porque es eterno su amor;

2 dad gracias al Dios de los dioses, porque es eterno su amor;

3 dad gracias al Señor de los señores, porque es eterno su amor.

4 Sólo él ha hecho grandes maravillas, porque es eterno su amor.

5 Él hizo los cielos con sabiduría, porque es eterno su amor.

6 Él afirmó la tierra sobre las aguas, porque es eterno su amor.

7 Él hizo las lumbreras grandes, porque es eterno su amor:

8 el sol para presidir el día, porque es eterno su amor;

9 la luna y las estrellas para presidir la noche, porque es eterno su amor.

[…]

25 Él da de comer a todas las criaturas, porque es eterno su amor.

26 Dad gracias al Dios del cielo, porque es eterno su amor.

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