lunes, 8 de marzo de 2021

EN EL DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER


 EN EL DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER


La Iglesia no solo no tiene ningún problema en unirse en la jornada de hoy a la reivindicación de los derechos de todas las mujeres sino que, además, lo hace convencida que esa reivindicación es legítima, justa y necesaria.


Es más, junto a la necesaria reflexión de la realidad de la mujer en la sociedad, hoy también la Iglesia acentúa el examen de conciencia que estamos haciendo respecto de la participación de la mujer en la Iglesia. En ese sentido hoy es oportuno repasar algunas ideas del Papa Francisco en su exhortación programática “Evangelii Gaudium”. 


El Papa reconoce los problemas, las reivindicaciones y la necesidad de afrontar tanto lo uno como lo otro: “Las reivindicaciones de los legítimos derechos de las mujeres, a partir de la firme convicción de que varón y mujer tienen la misma dignidad, plantean a la Iglesia profundas preguntas que la desafían y que no se pueden eludir superficialmente” (EG 104)


En ese “eludir superficialmente” cabe señalar a tantos que maltratan la cuestión con bromitas, chistes fáciles y dichos prehistóricos poco catalogables de culturales y mucho de energúmenos. No se deberían aducir nunca criterios históricos y culturales para justificar la opresión, el maltrato, la violencia, el menoscabo de la dignidad.


Así como el Papa Juan Pablo II, en nombre de toda la Iglesia, pidió perdón de graves errores de nuestra historia (cruzadas, inquisición, apoyo o silencio ante algunas dictaduras…), e igual que el Papa Francisco lo está haciendo respecto de cuestiones morales y sociales importantes (permisivismo ante la esclavitud, poca preocupación del cuidado de la Casa Común…), también hoy la Iglesia se examina sobre el espacio que la mujer ocupa y debe ocupar en la Iglesia.


Dice el Papa: “Todavía es necesario ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva en la Iglesia” (EG 103). Y apunta certeramente cual es el gran error que nos ha llevado por la senda equivocada: “Se identifica demasiado la potestad sacramental con el poder. No hay que olvidar que cuando hablamos de la potestad sacerdotal «nos encontramos en el ámbito de la función, no de la dignidad ni de la santidad». El sacerdocio ministerial es uno de los medios que Jesús utiliza al servicio de su pueblo, pero la gran dignidad viene del Bautismo, que es accesible a todos”. 


En la Iglesia no podemos compartir de ningún modo el modelo que pretende apedrear a la mujer adúltera del Cuarto Evangelio mientras el hombre necesario para ese adulterio se va “de rositas”. Nuestro modelo es el del reconocimiento de la enorme dignidad y servicio de María, la Madre de Jesús, o de María Magdalena, Apóstol de los Apóstoles.


Nos sumamos al mensaje de twitter de hoy del Cardenal Omella: “Hoy, Día Internacional de la Mujer, recordamos a la Virgen María, madre, esposa, trabajadora y emprendedora. Valiente y adelantada a su tiempo, es un modelo a seguir que elevó la dignidad de las mujeres”.


Dice el Papa Francisco en Evangelii Gaudium: “Aquí hay un gran desafío para los pastores y para los teólogos, que podrían ayudar a reconocer mejor lo que esto implica con respecto al posible lugar de la mujer allí donde se toman decisiones importantes, en los diversos ámbitos de la Iglesia”.


Compartimos, pues, la petición que se intensifique el estudio y trabajo que otorguen a la mujer el espacio al que tienen derecho cómo bautizadas. No debemos ni podemos renunciar a su aportación “allí donde se toman decisiones importantes”. 


Por el respeto a la dignidad de todas las mujeres oramos diciendo:

Dios te salve María

Llena eres de gracia

El Señor es contigo

Bendita tú eres entre todas la mujeres

Y bendito es el fruto de tu vientre Jesús


Quique Fernández

Coordinador de Escuela de Animación Bíblica

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