domingo, 7 de marzo de 2021

Lecturas del Domingo III de Cuaresma


 Comentario a las lecturas del Domingo III de Cuaresma (Ciclo B) de nuestro colaborador Joan Palero (Valencia)


Domingo, 7 de marzo de 2021

3º Cuaresma (Ciclo B)


En la primera lectura: Éxodo 20,1-17, se desprende que, el poder y la autoridad de las palabras reside en los hechos evidentes de quien las pronuncia. El Señor, después de haber liberado a su pueblo con hechos portentosos, se dirige a Israel con palabras de autoridad: Yo soy el Señor, tu Dios, QUE TE SAQUÉ de Egipto, de la esclavitud.  


La historia de la salvación, al igual que la historia de la creación, es iniciativa y obra de Dios. El Señor no es de realizar las cosas en momento, sino con tiempo y a través de un proceso. El éxodo, la salida de Israel hacia la liberación a través del paso del Mar Rojo, es el comienzo, el principio de una historia de continuidad a través del tiempo. Liberados de la esclavitud de los egipcios, a través de su camino por el desierto, el pueblo entra en el proceso de descubrir y afrontar su propia naturaleza y realidad. Dios les ha hecho libres de la esclavitud de faraón, ahora, a través de las Palabras que Dios les dirige, han de ir descubriendo el tipo de esclavitud a la que aún siguen atados: la de sus propios deseos e ideas interesadas. 

Los hijos de los esclavos nacen y son esclavos, y Dios no quiere un pueblo esclavo, ni de de faraón ni de sí mismos. La Palabra de Verdad les muestra un nuevo camino hacia la verdadera libertad. Una libertad en la que ya no conjugarán los verbos de sus  acciones con el “YO” como primera persona. Conjugar la vida teniendo a Dios como el Todo y el Primero, hace tratar al otro con respeto y consideración, aun por encima de uno mismo. 


Esta Ley es el culto que Dios pide, por encima de todo, a su pueblo, y que desemboca en un culto a lo divino demostrado en el amor al prójimo y a todo lo creado. Una Ley escrita por el dedo de Dios en tablas de piedra, pero que ha de ser escrita y encarnada  por el Espíritu en los corazones, para que ser una Ley viva y tenga el efecto deseado por Dios. 


R/ “Señor, tú tienes palabras de vida eterna.” (Sal 18)


El primer requisito hacia la libertad es que le tengan a Él como único y todo suficiente Dios: No tendrás otros dioses frente a mí.  

El salmista lo expresa muy bien con vida y palabras: ¿A quién tengo en los cielos sino a ti? y fuera de ti nada más quiero en la tierra. (Salmo 73, 25-26) También santa Teresa, siglos más tarde, vive lo que Dios ha escrito en su corazón: Sólo Dios Basta. 


Lo más importante no es lo que vivieron y escribieron las personas del pasado, sino cómo se vive y se escribe hoy esa Ley. Si con vidas de plena satisfacción en Dios, o, por el contrario, con ideas y palabras acerca de un dios que, lejos de satisfacer plenamente al hombre, le sirve y le lleva a monopolizar a Dios y a buscar sus anhelos poniendo precio y condiciones interesadas a todo lo que, por ser recibido y santo, es y ha de ser gratuito. El “paganismo”, como la misma raíz de la palabra indica, da nombre a la religiosidad de mercado, es decir, a la que por no ser de Dios, es “de pago” .


Segundo requisito: "No pronunciarás el nombre del Señor, tu Dios, en falso. Porque no dejará el Señor impune a quien pronuncie su nombre en falso.”*


Jesús, expresión máxima del Amor desinteresado de Dios, revela a Dios como “Padre Nuestro”, enseñando a los hombres a vivir y orar como hermanos que buscan en primer lugar que el Nombre de Dios sea Santificado. Pero todo dependerá del tipo de fe y de la escala de valores de cada corazón. San Agustín escribe: “Si quieres conocer a una persona, no le preguntes lo que piensa sino lo que ama.”


No creo que el evangelio de este domingo necesite comentarios, habla demasiado claro por sí mismo. Personalmente, un servidor se queda con sus palabras finales: “…muchos creyeron en su nombre, viendo los signos que hacía; pero Jesús no se confiaba con ellos, porque los conocía a todos y no necesitaba el testimonio de nadie sobre un hombre, porque él sabía lo que hay dentro de cada hombre.”


Me pregunto si, como persona creyente, soy libre de mí mismo y de fiar. 


Jesús, por encima de los defectos y debilidades, también sabe ver la parte buena de las personas. Cuando vio a Natanael (Bartolomé), pudo afirmar: «Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño.» (Jn 1, 47) Un auténtico “Regalo de Dios”, como mismo nombre significa. Una persona libre y transparente, sin recovecos ni escondites. Un ladero de refuerzo, un amigo en el mismo camino de Jesús. Un hombre que no obra a cambio de intereses personales, que no está entre los que buscan un lugar privilegiado en el Reino. Un santo más, que, por sentirse plenamente satisfecho con Jesús, se siente deudor ante tanto amor de parte de Dios, y deudor para con la humanidad. 


Joan Palero

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