lunes, 26 de julio de 2021

LA TRINIDAD EN EL NUEVO TESTAMENTO Javier Velasco-Arias

 LA TRINIDAD EN EL NUEVO TESTAMENTO

Javier Velasco-Arias
Será en el Nuevo Testamento donde hallaremos los fundamentos para una posterior teología sobre la Trinidad.
La mención del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo no es extraña a los textos neotestamentarios. El final del evangelio de Mateo es uno de los casos más claros, en una formula bautismal: «Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo» (Mateo 28,19). Un texto similar, encontramos en el tercer evangelio, en la escena de la Anunciación, con referencias al Espíritu Santo, al Altísimo y al Hijo de Dios: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te envolverá en su sombra; por eso, el que nacerá será santo, será llamado Hijo de Dios» (Lucas 1,35).
Será en el epistolario paulino donde descubriremos habituales menciones trinitarias: «Existen carismas diversos, pero un mismo Espíritu; existen ministerios diversos, pero un mismo Señor; existen actividades diversas, pero un mismo Dios que ejecuta todo en todos» (1Corintios 12,4-6). Pablo, como buen judío fariseo, no renunciará nunca a su fe en un solo Dios, pero será capaz de utilizar el lenguaje presente en las Escrituras para hablar de la realidad comunitaria que existe en el Dios Uno. Las expresiones Dios (o Padre); Señor (o Hijo); y Espíritu formarán parte de su lenguaje epistolar para hablar de la realidad de Dios y pondrán los cimientos para un desarrollo posterior de la teología de la «Santísima Trinidad». Incluso en el texto más antiguo del Nuevo Testamento, la primera carta a los Tesalonicenses, escrita alredor del año 50 de nuestra era, ya utilizará esta forma de expresarse, donde aparecen Dios Padre, el Señor Jesucristo y el Espíritu Santo:
Pablo, Silvano y Timoteo a la Iglesia de Dios Padre y del Señor Jesucristo en Tesalónica: Gracia y paz a vosotros. Damos siempre gracias a Dios por todos vosotros, mencionándoos en nuestras súplicas, recordando vuestra fe activa, vuestro amor solícito y vuestra esperanza perseverante en nuestro Señor Jesucristo ante Dios nuestro Padre.
Nos consta, hermanos queridos de Dios, que habéis sido escogidos; porque, cuando os anunciamos la Buena Noticia, no fue sólo con palabras, sino con la eficacia del Espíritu Santo y con fruto abundante (1Tesalonicenses 1,1-5).
En el evangelio joánico también encontraremos menciones «trinitarias», donde el Padre, el Espíritu Santo o Paráclito y el Hijo son tres realidades diferentes:
El Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, él os lo enseñará todo, y os recordará cuanto os he dicho yo" (Juan 14,26).
Cuando venga el Paráclito que yo os enviaré de junto al Padre, el Espíritu de la verdad que proviene del Padre, él dará testimonio de mí (Juan 15,26).
Y es en este evangelio, junto con el resto de escritos joánicos, donde encontramos la más alta cristología, donde Jesucristo es presentado como el Logos (la Palabra de Dios, con unas características que nos recuerdan la Sabiduría del Antiguo Testamento, pero más): «Al principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios» (Juan 1,1); el Hijo único de Dios: «nosotros contemplamos su gloria, gloria como de Hijo único del Padre» (1,14); «nosotros, en efecto, tenemos comunión con el Padre y con su Hijo Jesucristo» (1Juan 1,3). En donde es reconocido por sus discípulos como Dios: «Tomás le respondió: "¡Señor mío y Dios mío!» (20,28). Todo ello, sin menoscabo de su humanidad.
Los textos se podrían multiplicar, pero con los presentados, pienso que son suficientes para constatar cómo, a pesar de las dificultades teológicas y de lenguaje, los escritores del Nuevo Testamento pusieron los cimientos para una teología posterior sobre la Trinidad divina.
Javier Velasco-Arias
(publicado en el blog "Biblia y Pastoral" el 23 de marzo de 2015)
Enlace a "La Trinidad en el Antiguo Testamento"



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domingo, 25 de julio de 2021

“¿Podréis beber el cáliz que yo he de beber?” Lectio Divina del evangelio de la Solemnidad de Santiago, Apóstol – Ciclo B

 VERDAD – LECTURA  

Evangelio: Mt 20,20-38

Nos encontramos con Jesús y sus discípulos viajando de Galilea a Jerusalén. Esta peregrinación es excusa para que Jesús vaya instruyendo a sus discípulos acerca del significado del seguimiento.

Es durante este viaje cuando la madre de los hijos de Zebedeo se acerca al Maestro, se postra y le hace una petición. La cual resulta un poco extraña, ya que la encontramos inmediatamente después del tercer anuncio, por parte de Jesús, de la pasión. Es decir, se están encaminando a Jerusalén para que Él sea ajusticiado, condenado a muerte y crucificado, aunque al tercer día resucitará.

Los discípulos, por lo que nos da a entender el evangelista no han entendido nada de todo esto. Ellos siguen pensando en un Mesías guerrero y rey, que cuando llegue al trono les dará un puesto importante a cada uno de ellos. Y es dentro de este ambiente, cuando la madre de los hijos de Zebedeo, se acerca a Jesús para pedirle que sus hijos ocupen los dos primeros puestos en su Reino.

Jesús no responde directamente


La reacción del resto de los discípulos no se hace esperar, al contrario. Parece ser que todos tenían las mismas pretensiones. Jesús, por su parte, quiere explicarles las verdaderas aspiraciones que deben tener sus discípulos. Entre ellos no deben existir las mismas aspiraciones de grandeza que imperan en la sociedad. El que quiera ser grande en el Reino, debe hacerse servidor de todos. Es más, ha de estar dispuesto a dar la vida voluntariamente para la liberación de los hombres. Así lo hizo Jesús, así lo hizo el apóstol Santiago del cual celebramos hoy su fiesta, así lo han hecho infinidad de discípulos a lo largo de la historia. Hoy también a nosotros, nos pide Jesús que nos pongamos al servicio de los demás y que, si es preciso, entreguemos la vida por ellos. Y entregarla no sólo mediante un martirio cruento, sino en el día a día, en nuestro ambiente y entre las personas más cercanas a nosotros: “¿Seremos capaces de beber el cáliz que Él bebió?

CAMINO – MEDITACIÓN

• ¿Qué versículo, frase, palabra ha llamado especialmente tu atención? ¿Qué sentimientos despierta en ti? ¿Qué querrá decirte Dios con ello en este momento concreto de tu vida?

• ¿Has entendido verdaderamente en qué consiste el seguimiento de Jesús? ¿Lo asumes?

• ¿Buscas tú también en tu vida cotidiana los primeros puestos?

• ¿Estás dispuesto a ponerte al servicio de los demás en tu vida cotidiana como algo esencial de la vocación que has recibido para ser seguidor de Jesús?

• ¿Estás dispuesto, si fuese necesario, a entregar tu vida por la liberación de los demás? ¿Intentas darte y entregarte a los demás en tu día a día?


VIDA – ORACIÓN

  • Te adoro Dios mío y te amo de todo corazón por haberme creado y llamado a construir el Reino a mi alrededor.
  • Padre, te doy gracias la llamada al seguimiento de Jesús.
  • Me ofrezco a ti, Jesús, para seguirte y darme, intentando cada día beber tu cáliz, a favor de mis hermanos más necesitados.
  • Infúndeme tu fuerza, oh Espíritu Santo, para poder entregarme cada día al servicio del Reino y de mis hermanos.

“HAY QUE OBEDECER A DIOS ANTES QUE A LOS HOMBRES” LECTIO DIVINA DE LA PRIMERA LECTURA – SOLEMNIDAD DE SANTIAGO, APOÓSTOL (CICLO B)




 VERDAD – LECTURA

Hechos 4,33;5,12.27-33;12,2

4 33En aquellos días, los apóstoles daban testimonio con toda firmeza de la resurrección de Jesús, el Señor. Y todos gozaban de gran simpatía. 512Los apóstoles hacían muchos milagros y prodigios en el pueblo; todos se reunían en el pórtico de Salomón. 27Los trajeron y los presentaron al tribunal supremo. El sumo sacerdote les preguntó: 28“¿No os ordenamos solemnemente que no enseñaseis en nombre de ése? Y, sin embargo, habéis llenado Jerusalén de vuestra doctrina y queréis hacernos responsables de la sangre de este hombre”. 29Pedro y los apóstoles respondieron: “Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. 30El Dios de nuestros padres ha resucitado a Jesús, a quien vosotros matasteis colgándolo de un madero. 31Dios lo ha ensalzado con su diestra como jefe y salvador para dar a Israel el arrepentimiento y el perdón de los pecados. 32Nosotros somos testigos de estas cosas, como lo es también el Espíritu Santo que Dios ha dado a los que lo obedecen”. 33Ellos, enfurecidos con estas palabras, querían matarlos. 12 2El rey Herodes hizo morir a espada a Santiago, hermano de Juan.

El fragmento del libro de los Hechos de los apóstoles, con el que hoy oramos en la solemnidad del Apóstol Santiago, destaca la constancia y valentía de los apóstoles en la misión de predicar la resurrección de Jesucristo. Siendo, además, confirmados por los signos y prodigios que realizaban en medio del pueblo.

El texto destaca también, cómo toda la comunidad gozaba de simpatía, estima y, posiblemente, prestigio frente a todos los que entraban en contacto con ellos. Aunque esta situación no era generalizada, pues los dirigentes de la sociedad judía ya les habían advertido que no predicaran en nombre de Jesús antes de encarcelarlos.

Nuevamente, traen a los apóstoles ante el tribunal, constatando eso sí que han logrado llenar Jerusalén de la enseñanza de Jesucristo y el testimonio de su resurrección. De la cual, según les reprochan los miembros del Sanedrín, los hacen responsables a ellos.

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La única defensa que utiliza Pedro, haciéndose portavoz de demás discípulos, es de carácter religioso, pero a la vez contundente: “Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres”. Pero, no sólo eso, además dan testimonio de la resurrección de Jesús y de lo que Él vino a traer a la humanidad, que no es otra cosa, que la salvación, el perdón de los pecados y la vida plena, todo ello ratificado al exaltarlo Dios a su derecha. Pero, no son únicamente ellos testigos de esto, también lo es el Espíritu Santo. Por tanto, todo esto no es fruto únicamente de la imaginación de los discípulos, o de una doctrina aprendida, si no que nace de la experiencia y de la acogida del Espíritu Santo, que Dios concede a aquellos que se mantienen fieles a su Palabra.

Ante todos estos acontecimientos, y habiéndose quedado sin argumentos, los miembros del Sanedrín buscan la manera de acabar con ellos, para evitar que la Palabra sigan difundiéndose. Y, aunque, damos un salto en la narración del relato, vemos como se llevó a cabo esto con la ejecución de Santiago por parte del rey Herodes. Para llevar a cabo sus fines, intentan acabar especialmente con los miembros principales de la comunidad; recordemos que Santiago, el hijo de Zebedeo, el hermano de Juan lo es. Si que llama la atención la manera en que es ajusticiado Santiago: según la costumbre romana, aunque la sentencia la haya promulgado un rey judío. ¿Será que los dirigentes judíos ha excluido ya a los cristianos de su comunidad?

CAMINO – MEDITACIÓN

  • ¿Qué pasaje, versículo, frase o palabra te ha llamado la atención, te ha tocado el corazón? ¿Qué sentimientos despierta en ti? ¿Qué querrá decirte Dios, aquí y ahora, en este momento con ello?
  • Tu, también, eres llamado a dar testimonio de Jesucristo entre los que te rodean. ¿Qué sientes al percibir esto? ¿Cómo intentas llevarlo a tu vida cotidiana?
  • ¿Qué sientes ante la frase: “Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres”? ¿Qué piensas acerca de ello?
  • ¿Intentas en tu vida cotidiana alimentarte de la Palabra de Dios para dar testimonio de ella? ¿Te dejas, de alguna manera, transformar por el Espíritu Santo? ¿Lo invocas para que te ayude a ser testigo del Evangelio?
  • ¿Cómo afrontas las dificultades de la evangelización? ¿Te acobardas o por el contrario intentas encarar la situación de manera valiente?

VIDA – ORACIÓN

Salmo 56

2Misericordia, Dios mío, que los hombres me acosan, todo el día me atacan y me oprimen; 3mis enemigos me acosan sin cesar, innumerables son los que me atacan.

4Cuando estoy lleno de miedo, yo me refugio en ti. 5En Dios, cuya palabra alabo, en Dios confío y ya no tengo miedo; ¿qué podrá hacerme un hombre?

[…]

9Tú cuentas los pasos de mi vida errante, mis lágrimas están recogidas en tu odre, todo está consignado en tu libro de notas.

10Todos mis enemigos retrocederán el día en que yo te pida ayuda; yo sé muy bien que Dios está conmigo.

11En Dios, cuya palabra alabo -en el Señor, cuya palabra ensalzo-, 12en Dios confío y ya no tengo miedo; ¿qué podrá hacerme un hombre?

13Yo mantengo, Dios mío, los votos que te hice, los cumpliré con la acción de gracias, 14pues tú me libraste de la muerte, preservaste mis pies de la caída, para que camine en la presencia del Señor a la luz de la vida.

sábado, 24 de julio de 2021

Comentario al Evangelio de la Solemnidad de Santiago Apóstol de nuestro colaborador Joan Palero (Valencia)

 Comentario al Evangelio de la Solemnidad de Santiago Apóstol de nuestro colaborador Joan Palero (Valencia)





Domingo, 25 de julio de 2021 - Santiago Apóstol
San Mateo 20,20-28
Para el sanedrín era lógico pensar que, matando al Maestro y prohibiendo a sus discípulos enseñar a la gente en su nombre, ya tenían dominada la situación. Aquella novedosa y revolucionaria revuelta pronto acabaría, como tantas otras, y pronto todo volvería a ser igual que antes. Pero Dios se había encargado de que su Reino no se iniciara ni desarrollara sobre ideas y enseñanzas, sino sobre una Verdad inamovible, una realidad manifestada y confirmada a través de hechos: La resurrección del Señor. Esto hacía que aquellos discípulos, receptores de las enseñanzas de Jesús, además de maestros se convirtieran en testigos. Personas convencidísimas y capaces de hasta dar sus cabezas por decir y demostrar la verdad con lo más valioso, la VIDA.
«Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis, colgándolo de un madero. La diestra de Dios lo exaltó, haciéndolo jefe y salvador, para otorgarle a Israel la conversión con el perdón de los pecados. Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que le obedecen.»
El discipulado de los hijos del Zebedeo (Santiago y Juan), no empezó tras el encuentro con una gran idea o enseñanza, sino con el encuentro con una Persona, Jesús. Al que siguieron tras su invitación: “Seguidme”, y a medida en que avanzaban en su seguimiento, fueron descubriendo hasta su plenitud.
Santiago, junto a su hermano Juan, fue testigo de la resurrección de la hija de Jairo. Con ello se convirtió en testigo de que el Reino que Jesús anunciaba, más que en el poder de las palabras, se manifestaba en el poder que la Vida tiene sobre la muerte.
Junto a Pedro y Juan, en el Tabor, fue testigo de que Jesús era cumplimiento de la Ley y los profetas, Dios hecho Hombre. Junto al resto de los discípulos, en Getsemaní fue testigo de la angustia humana de Jesús. Y tres días después, de como Dios le resucitó de entre los muertos.
“Más tarde, el rey Herodes hizo pasar a cuchillo a Santiago, hermano de Juan.”
La sangre y la cabeza rodada de Santiago, aun hoy habla en silencio y eficazmente. Es testimonio de que Jesús es el Hijo de Dios, el Mesías de Israel y el Salvador del mundo. Los maestros hablan con sus bocas, los testigos con sus vidas. Y Jesús envió y envía testigos, más que maestros, porque sabe que el mundo está más necesitado de ellos que de las mejores enseñanzas. Testigos que viven el Reino de Dios, a sabiendas de que no consiste en comida ni bebida, en honores o consideraciones, sino en el servicio y entrega sin límites, sin intereses que tiranicen, opriman y desilusionen la poca y débil fe de los hombres.
Hoy Jesús, como a la madre de Santiago y Juan, pregunta: ¿QUÉ DESEAS?
Que, como Santiago, sepamos pedir y recibir lo mejor de Dios: El cáliz de la pasión por toda la humanidad. Esto es lo que nos hace sentar con Cristo en los lugares celestiales, libres del abrazo de oso del poder terrenal. Es lo que nos hace estar en paz con Dios y con los hombres.
Joan Palero

miércoles, 21 de julio de 2021

ORACIÓN PARA LA SOBREVIVIENTE DE BISBE MONS. ANTONI VADELL

 ORACIÓN PARA LA SOBREVIVIENTE DE BISBE MONS. ANTONI VADELL

Desde la Escuela de Animación Bíblica nos unimos en oración por la salud de nuestro muy querido Obispo Toni.
Compartimos estas palabras de fe y esperanza de su comunicación a los fieles de la Arquidiócesis de Barcelona:
′′ Le pido al Señor que pueda enfrentar este momento de enfermedad sintiendo Su compañía, intuitando todo esto es una llamada amorosa de Él para más amor y seguirle. Lo recibo como una nueva misión, estar más cerca de la Cruz, bajar la protección de la Virgen María, pidiendo la intercesión del Beat John Roig y Diggle ".
Que la Virgen María la acaricie en sus brazos en estos momentos de dificultad



domingo, 18 de julio de 2021

ORDENACIÓN DIACONAL DE PAU MANENT

 ORDENACIÓN DIACONAL DE PAU MANENT

Este pasado Domingo, 18 de julio, en la Sagrada Familia de Barcelona han sido ordenados diáconos cinco seminaristas de la Archidiócesis de Barcelona, entre ellos nuestro colaborador Pau Manent.
Pau Manent participó durante años, antes de ingresar en el seminario, en el grupo "Cinco panes y dos peces", grupo de Escuela de Animación Bíblica en la Parróquia de la Miraculosa de Barcelona, donde además tenemos nuestra sede.
Fue miembro fundador de 5+2 junior, grupo también de EAB, surgido del anterior grupo citado y en la misma parroquia, y durante los años de seminario ha colaborado diversas actividades del grupo, especialmente de las de verano (Estiu Junior).
Desde hace unos meses colabora en esta página de Facebook de EAB con un artículo semanal (texto y vídeo) bajo el título general de "Desde Roma", ya que está cursando estudios superiores en Teología Fundamental en Roma. Esperamos seguir contando con su magnífica aportación.
Felicitamos a los cinco nuevos diáconos: Alfons, Federico, Pau, Santi y Sergio. Oramos por su nuevo ministerio y servicio dando gracias por su sí generoso.
Que la Mare de Déu de la Mercè los sostenga, anime y proyecte al mundo como servidores de Cristo y su Iglesia.
Enlace al vídeo-noticia de Youtube de la ordenación:



Comentario a las lecturas del Domingo XVI del Tiempo Ordinario (ciclo b) de nuestro colaborador Joan Palero (Valencia)

 Comentario a las lecturas del Domingo XVI del Tiempo Ordinario (ciclo b) de nuestro colaborador Joan Palero (Valencia)




Domingo, 18 de julio de 2021
16º Tiempo Ordinario (Ciclo b
“Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma.” (S Marcos 6, 30-34)
No basta tener ojos y ver, levantar la vista, mirar y ver cómo están las personas y las cosas, es necesario sentir. Podemos ver las necesidades y decir: Señor, ¡cuánta necesidad hay de …! Y quedarnos con el lamento; pero si al ver sentimos y nos conmovemos, ante la necesidad nos ponemos en marcha buscando ser solución y respuesta. Eso es lo que hace Dios en la primera lectura de este domingo: Jeremías 23, 1-6 ponerse manos a la obra y satisfacer la necesidad de su pueblo: “…suscitaré a David un vástago legítimo: reinará como rey prudente, hará justicia y derecho en la tierra. En sus días se salvará Judá, Israel habitará seguro. Y lo llamarán con este nombre: El-Señor-nuestra-justicia.»
Jesús, Él es la promesa, el vástago legítimo que Dios ha hecho brotar de la descendencia de David. Él es Dios mismo en acción, la respuesta de la mirada y el sentimiento divino ante nuestra necesidad:
Porque así dice el Señor Yahvé: Aquí estoy yo; yo mismo cuidaré de mi rebaño y velaré por él… (Ezequiel 34, 11-16)
Ninguna descendencia mejor que la de David. Un hombre que conocía y amaba su profesión de pastor, y que precisamente por eso, por tener corazón, naturaleza y sentimientos de pastor, fue elegido por Dios, sacado de entre su atendido y cuidado rebaño para ser presentado al profeta Samuel y ser ungido rey, pastor de Israel.
Su experiencia, de Dios y de pastor, es lo que le llevó a sentir y escribir el Salmo 22 “El Señor es mi pastor, nada me falta”
Sentirse objeto de la mirada amorosa de Dios, le transformó y cambió su escala de valores, y aun en medio de sus debilidades y grandes problemas y enemistades, le hizo ser y sentirse rey en el amor de Dios.
Las lecturas, junto con el evangelio, invitan a mirar con los ojos de Jesús y a sentir con su Corazón.
A dejar de pensar en mis necesidades legítimas (que si me merezco unas vacaciones, que si yo ya hice lo que tenía que hacer, ya di lo que tenía que dar, que si no tengo tiempo ni para comer, … )
A buscar y encontrarlo todo en el Señor, sin esperar nada de los hombres, pues cuando lo esperamos de ellos es cuando más cosas nos faltan, y nos sentimos defraudados.
A no conformarse con las quejas, juicios y autojustificaciones ante tanta necesidad, y a buscar la manera de ser con Jesús la solución.
La mirada compasiva de Jesús enseño a los apóstoles a mirar y sentir de manera nueva y revolucionaria. A apacentar la grey de Dios, en lugar de apacentarse a sí mismos y buscar sus propios derechos. A crear vínculos y unir, a derribar muros y buscar la paz con todos los hombres, ayudando a Dios a crear un nuevo hombre, un nuevo mundo en el que Jesús fuera el Todo en todos.
Joan Palero
Puede ser un dibujo animado de texto que dice "Cristina Silvia Paula Enrique Cristobal Q+ర"
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sábado, 17 de julio de 2021

“EL SEÑOR NUESTRA SALVACIÓN” LECTIO DIVINA DE LA PRIMERA LECTURA – DOMINGO XVI DEL TIEMPO ORDINARIO (CICLO B)

 



VERDAD – LECTURA

Jeremías 23,1-6

1¡Ay de los pastores que dejan perderse y dispersarse al rebaño de mi pasto!, dice el Señor 2Por eso, esto dice el Señor, Dios de Israel, a los pastores que guían a mi pueblo: “Vosotros habéis dispersado mis ovejas, las habéis descarriado sin preocuparos de ellas. Pero yo me voy a ocupar ahora de vosotros -dice el Señor-, castigando vuestras malas acciones. 3Yo mismo recogeré los restos de mi rebaño de todos los países donde los dispersé y los haré volver a sus pastos, donde crecerán y se multiplicarán. 4Suscitaré para ellos pastores que las cuiden; no sufrirán más temor y angustia, ni se volverá a perder ninguno -dice el Señor-.

5Vienen días -dice el Señor- en que yo suscitaré a David un vástago legítimo, que reinará como verdadero rey, con sabiduría, y ejercerá el derecho y la justicia en la tierra. 6En sus días se salvará Judá, e Israel vivirá en seguridad. Y éste será el nombre con que le llamarán: “El Señor nuestra salvación””.

Hoy vamos a orar con un fragmento del libro del profeta Jeremías. Este profeta es modelo de fidelidad y de entrega a la misión recibida de Dios. Su actividad profética se desarrolló en distintos periodos de la historia de Israel. En su libro, predominan los llamados oráculos o mensajes de condena, sobre todo hacia los poderosos de la sociedad, lo cual hizo que en algunos momentos su vida estuviera en peligro. Y aunque fuese, en principio, llamado a hablar de extirpar y destruir, lo fue también para proclamar mensajes de plantar y reconstruir. En el centro de su libro, nos ha dejado una colección magnífica de mensajes de salvación sobre Judá y Jerusalén, entre los que destaca el anuncio de una nueva alianza de Dios con su pueblo.


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Podemos concluir que Jeremías contribuyó, en gran medida, al nacimiento y formación de un nuevo pueblo, el pueblo de la nueva alianza, después de la conquista de Jerusalén por el imperio babilónico y de la huida de la comunidad judía a Egipto. Lugar en el que murió el profeta.

El pasaje que hoy nos ocupa, precisamente es uno de esos mensajes de denuncia y condena, de los que hablábamos anteriormente. Dicho mensaje está dirigido a los últimos reyes de Judá y a los dirigentes del pueblo de Israel. Ellos tenían el deber de guiar al pueblo, ayudándoles a vivir en fidelidad la Alianza. Sin embargo, han hecho caso omiso a su misión, abandonando a los israelitas a su suerte; no se han preocupado de ellos e, incluso, los han incitado a alejarse de Yahveh. En una palabra, han dejado perecer al rebaño de Dios y lo han dispersado.

Según el profeta, estás acciones no pueden quedar impunes y tendrán sus consecuencias. Jeremías anuncia el cambio radical de la situación, que Dios transformará en favor de su pueblo. A partir de ahora, será Yahveh quien se ponga al frente de Israel para guiarlo hacia buenos pastos, donde crecerán y se multiplicará. Reunirá a los integrantes de su rebaño de todas las naciones y de todos los rincones de la Tierra. Y suscitará nuevos pastores que cuiden y protejan a los israelitas. Librará a Israel del temor y la angustia. Vienen días de felicidad.

Por tanto, a pesar de la aparente condena del mensaje inicial, creo que este fragmento del Profeta Jeremías nos abre a la esperanza: “yo suscitaré a David un vástago legítimo, que reinará como verdadero rey, con sabiduría, y ejercerá el derecho y la justicia en la tierra”.

No puedo resistirme a hacer una lectura desde el evangelio de este hecho. Jesús de Nazaret es ese nuevo Rey, Pastor, Guía del Pueblo. Él salvará no sólo a Israel, sino a toda la humanidad, nos traerá la vida plena y nos hará gozar de la felicidad por siempre. Su nombre: Emmanuel (Dios con nosotros) o, si preferimos, tal y como lo llama el profeta: “El Señor nuestra salvación”.

CAMINO – MEDITACIÓN

  • ¿Qué pasaje, versículo, frase o palabra te ha llamado la atención, te ha tocado el corazón? ¿Qué sentimientos despierta en ti? ¿Qué querrá decirte Dios, aquí y ahora, en este momento con ello?
  • Hoy puedes tomar el pulso a tu fidelidad a la Alianza que Dios ha hecho contigo. ¿Te mantienes fiel a ella? ¿En que momentos siente que eres infiel? ¿Qué acciones puedes emprender para mantener tu fidelidad?
  • No sólo los sacerdotes, los obispos o los religiosos son pastores del rebaño de Dios, todos nosotros somos en alguna medida líderes o guías para los demás. ¿En qué medida cuidas de las ovejas del Señor? ¿las llevas a verdes praderas de pastos abundantes o, por el contrario, las abandonas y no te preocupas de ellas, pensando que es cosa de otros?
  • También tú recibes de Dios la misión de denunciar la injusticia, el atropello del más débil, el mal cometido hacia los más desfavorecidos. ¿De qué manera acoges esta misión? ¿Qué acciones realizas para llevar a cabo esta llamada de Dios?
  • Jesús vino a traer esperanza, misericordia, libertad, amor, felicidad a toda la humanidad, ¿En qué medida, tú eres profeta de estas realidades? ¿De qué manera anuncias el evangelio del amor?

VIDA – ORACIÓN

Salmo 23

1El Señor es mi pastor, nada me falta:

2en verdes praderas me hace reposar, me conduce hacia las aguas del remanso

3y conforta mi alma; me guía por los senderos de justicia, por amor a su nombre;

4aunque vaya por un valle tenebroso, no tengo miedo a nada, porque tú estás conmigo, tu voz y tu cayado me sostienen.

5Me preparas una mesa ante mis enemigos, perfumas con ungüento mi cabeza y me llenas la copa a rebosar.

 6Lealtad y dicha me acompañan todos los días de mi vida; habitaré en la casa del Señor por siempre jamás.