sábado, 28 de agosto de 2021

Comentario de las lecturas del Domingo XXI del Tiempo Ordinario (ciclo b) de nuestro colaborador Joan Palero (Valencia)

 Comentario de las lecturas del Domingo XXI del Tiempo Ordinario (ciclo b) de nuestro colaborador Joan Palero (Valencia)

Domingo 21º del Tiempo Ordinario - Ciclo B
Josué 24,1-2a.15-17.18b: “… escoged hoy a quién queréis servir: a los dioses que sirvieron vuestros antepasados al este del Éufrates o a los dioses de los amorreos en cuyo país habitáis; yo y mi casa serviremos al Señor. … “
Dios, habiendo creado libres al hombre y a la mujer, los creó para vivir una vida de plenitud: De conocimiento y amor a Dios. Así empieza el Catecismo de la Iglesia Católica, en su prólogo y primer punto: I. La vida del hombre: conocer y amar a Dios.
Jesús ha venido a darnos a conocer a Dios de la manera más clara y profunda que podamos entender, para que, por el conocimiento profundo de Dios mismo, lleguemos a amarle de manera entrañable y profunda. Con un amor tal, que solo puede manifestarse con una vida de gratitud y entrega en un servicio voluntario y libre. Cuando más conocemos a Jesús, más conocemos a Dios y le amamos, cuando más enamorados estamos de Él, más manifestamos su vida: La del amor y el servicio a Dios y a los hombres.
El salmista, en el salmo 33, más que a creer en un Dios invisible y ajeno a nuestras necesidades y problemas, invita a gustar y saborear a Dios, a verlo, a tener una experiencia de Él. Invita a la plenitud de una vida a la escucha de Dios, y, en consecuencia, a una vida de dicha y alegría: “Gustad y ved qué bueno es el Señor… que los humildes lo escuchen y se alegren.”
Las palabras de Jesús son Espíritu y Vida. Una vida que san Pablo resume en la entrega voluntaria a Dios y al “otro”, y que se origina y desarrolla por el amor y en el amor: “Sed sumisos unos a otros con respeto cristiano. … como la Iglesia se somete a Cristo, así también las mujeres a sus maridos en todo. Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a su Iglesia. …” (Efesios 5,21-32)
Un amor que, por venir de Dios, no puede ser entendido sino por el Espíritu de Dios. De ahí que muchos de los discípulos de Jesús, aferrados a los ojos y la mentalidad de la carne, no pueden ni quieren ver, y no ven en Jesús “al Dios Amor” que se hace carne para ser comido, gustado, visto, sentido, y, sobre todo: VIVIDO.
A los que están acostumbrados a vivir aferrados a sí, Jesús les pregunta: «¿También vosotros queréis marcharos?» A lo que Pedro, portavoz de la comunidad de discípulos, responde:
«Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos Y SABEMOS (tenemos ya el sabor de) que tú eres el Santo consagrado por Dios.» (S Juan 6, 60-69)
El sabor a Dios está en saberse amado y saber amar, Él nos amó primero. El sabor del amor está en el servir. Jesús no ha venido a ser servido, sino a servir y entregarse por los demás. Algo que puede parecer escandaloso a nuestros oídos, y que muchas veces al escucharlo en el evangelio puede echarnos para atrás, pero en realidad, es algo sin lo cual no podemos participar plenamente de la vida gozosa de Jesús.
Elije hoy lo que mejor te parezca, yo (con toda mi fragilidad) elijo la plenitud en Jesús ante la mediocridad del mundo.
Joan Palero
Puede ser una imagen de texto que dice "Puedes intentar servir a Dios sin amarle, pero no puedes amar a Dios sin servirle"

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