sábado, 27 de febrero de 2021
Comentario a las lecturas del Domingo II de Cuaresma (Ciclo B) de nuestro colaborador Joan Palero (Valencia)
“TE COLMARÉ DE BENDICIONES” LECTIO DIVINA DE LA PRIMERA LECTURA – DOMINGO II DE CUARESMA (CICLO B)
Gén 22,1-2.9a.10-13.15-18
1 Después de esto, Dios quiso probar a Abrahán, y le llamó: “¡Abrahán! ¡Abrahán!”. Éste respondió: “Aquí estoy”. Y Dios le dijo: 2 “Toma ahora a tu hijo, al que tanto amas, Isaac, vete al país de Moria, y ofrécemelo allí en holocausto en un monte que yo te indicaré”.
9 Cuando llegaron al lugar que Dios le había indicado, Abrahán levantó un altar; preparó la leña. 10 Luego tomó el cuchillo para sacrificar a su hijo. 11 Entonces el ángel del Señor le llamó desde el cielo y le dijo: “¡Abrahán! ¡Abrahán!”. Éste respondió: “Aquí estoy”. 12 Y el ángel le dijo: “No lleves tu mano sobre el muchacho, ni le hagas mal alguno. Ya veo que temes a Dios, porque no me has negado a tu hijo, tu hijo único”.
13 Abrahán alzó los ojos y vio a sus espaldas un carnero enredado por los cuernos en un matorral. Tomó el carnero y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo.
15 El ángel del Señor llamó por segunda vez a Abrahán, 16 y le dijo: “Juro por mí mismo, palabra del Señor, que, por haber hecho esto y no haberme negado tu hijo único, 17 te colmaré de bendiciones y multiplicaré tanto tu descendencia, que será como las estrellas del cielo y como la arena que hay a la otra orilla del mar, y tu descendencia ocupará la puerta de sus enemigos. 18 Por tu descendencia serán benditas todas las naciones de la tierra, porque obedeciste mi voz”.
La liturgia de hoy nos ofrece en la primera lectura la escena que podemos denominar como la prueba de Abrahán o como se la conoce habitualmente el sacrificio de Isaac.
Una acción, esta del sacrificio de Isaac, que desde nuestro contexto, nos puede parecer horrible, pero que en el mundo semítico antiguo era algo habitual. Teniendo esto en cuenta podemos entender mejor la experiencia que tuvo que vivir Abrahán.
Para él, Isaac es el hijo de la promesa. Para hacerla efectiva Abrahán cambio de vida, dejó su tierra, su casa, su familia. Todo. Con su mirada puesta en la promesa que Dios le hace de que su descendencia será numerosa. De alguna manera, Dios ahora le está pidiendo, que sacrifique incluso la misma promesa.
Abrahán acoge, asume y actúa. Y todo ello desde la fe, desde la confianza plena en Yahveh. Se encamina hacia el monte Moria y está dispuesto a todo. Sin embargo, Dios le vuelve a salir al encuentro. Cuando está a punto de consumar el sacrificio, un ángel del Señor detendrá su mano. Yahveh le ofrecerá un carnero para el sacrificio. No tiene que sacrificar al hijo de la promesa.
Abrahán ha manifestado su fe y su confianza incondicional en Dios. Y Yahveh renueva su alianza y su promesa de bendición: “te colmaré de bendiciones y multiplicaré tu descendencia”. Promesa y bendición que se extenderá a todas las naciones a lo largo de todos los tiempos: “Por tu descendencia serán benditas todas las naciones de la tierra”.

CAMINO – MEDITACIÓN
- ¿Qué pasaje, versículo, frase o palabra te ha llamado la atención, te ha tocado el corazón? ¿Qué sentimientos despierta en ti? ¿Qué querrá decirte Dios, aquí y ahora, en este momento con ello?
- Recuerda la alianza que Dios ha hecho contigo. También a ti te ha hecho una promesa, ha realizado contigo un pacto. Vuelve a pasarlo por tu corazón y sé consciente del mismo.
- En muchas ocasiones de tu vida, Dios puede pedirte un gran sacrificio. ¿Cómo vives este momento? ¿Qué estás dispuesto a hacer por Dios para entrar en comunión con Él?
- La fe y confianza en Dios de Abrahán es plena. Toma el pulso a tu fe y confianza en Dios.
- Acoge la bendición que Dios hoy te regala.
VIDA – ORACIÓN
Salmo 27
1 El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién podré temer? El Señor es la fortaleza de mi vida, ¿ante quién puedo temblar?
2 Cuando me asaltan los criminales para destrozarme, son ellos, mis opresores y enemigos, los que tropiezan y sucumben.
3 Aunque un ejército acampe contra mí, mi corazón no teme; aunque una guerra estalle contra mí, estoy tranquilo.
4 Una cosa pido al Señor, sólo eso busco: habitar en la casa del Señor todos los días de mi vida para gustar la dulzura del Señor y contemplar la belleza de su templo.
[…]
14 Espera en el Señor, ten ánimo, sé fuerte, espera en el Señor.
Salmo 27
1 El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién podré temer? El Señor es la fortaleza de mi vid“Este es mi Hijo, el amado; escuchadlo” Lectio Divina Domingo II de Cuaresma (Ciclo B)
VERDAD – LECTURA
Evangelio: Mc 9,2-10)
En este segundo domingo de Cuaresma, la liturgia nos invita a contemplar la experiencia que tienen algunos de los discípulos de Jesús, concretamente Pedro, Santiago y Juan, en el acontecimiento de la Transfiguración. Vamos a intentar comprender mejor este hecho.
Seis días después. Esta expresión, sin duda, hay que entenderla en sentido cronológico, pero desde la perspectiva de la Pascua. Marcos relee este suceso a la luz de la resurrección. Seis días después de la entrada triunfal en Jerusalén, consumada la pasión y muerte de Jesús, tiene lugar la Resurrección. Desde aquí hemos de leer este relato, pues no deja de ser un anticipo de la consumación de la gloria de Jesús.
En aquel momento, Jesús toma consigo a tres de sus discípulos: Pedro, Santiago y Juan. Hemos de tener en cuenta que estos discípulos son, de alguna manera, los que abiertamente no han comprendido el significado de la pasión y muerte de Jesús. En el capítulo anterior, hemos podido comprobar como Pedro se ha enfrentado con Jesús, queriéndole disuadir del cumplimiento de su misión (8,33); en el capítulo posterior, veremos como Santiago y Juan pedirán a Jesús el puesto a su derecha y el puesto a su izquierda, es decir, los lugares de máximo honor y poder (10,35-40). Tampoco ellos comprenden verdaderamente el significado de la pasión y muerte de Jesús.
Los lleva a un monte alto. El monte es el lugar de encuentro con la divinidad, recordemos el encuentro de Moisés con Yahveh (Éx 24,15-16) o el de Elías en la montaña (1Re 19,8-9). En la montaña Dios entra en relación con el hombre.
En aquel monte alto, Jesús se transfigura delante de ellos. El evangelista nos está mostrando el aspecto glorioso que adquiere la persona de Jesús. El cual, les acaba de presentar el hecho ineludible de la cruz. Sus vestiduras se volvieron de un blanco resplandeciente. Tan blanco que ningún tintorero del mundo sería capaz de blanquear. Con lo cual, Marcos nos está indicando un resplandor indescriptible, un color que apunta hacia las realidades celestiales, hacia la luz de Dios.
Se aparecen Elías y Moisés y comienzan a hablar con Jesús, los dos entran en diálogo con él, el cual hace las veces de Yahveh. El primero representa a la profecía, es quien debía de aparecer en el tiempo escatológico para anunciar la llegada inminente del Mesías. El segundo representa a la Ley, es a quien Yahveh le entregó las Tablas de la Ley. Los Profetas y la Ley dan testimonio de Jesús. Ambos encuentran su cumplimiento y su plenitud en Cristo.
Los discípulos presentes en el lugar no saben cómo reaccionar, estaban atemorizados, de alguna forma lo antiguo está dando testimonio de lo nuevo y ceden, de alguna manera, su “puesto” a Jesús. Aunque, eso sí, allí se debía estar bien, de tal manera que Pedro, quiere parar el tiempo, quiere permanecer en un lugar que no le traiga problemas, no quiere que aquel instante de gloria concluya.
De repente, se ven envueltos en una nube (Éx 24,16). Se hace presente la persona del Espíritu Santo y se oye la voz del Padre: “Este es mi Hijo amado”. El Padre se complace en Jesús, el Padre afirma la filiación de Jesús, lo presenta como su Hijo único. El término amado acentúa más si cabe la relación afectuosa, amorosa, filial de Jesús con el Padre.
Por último, la voz del Padre les impone escuchar a Jesús. El cual, es el único interprete del Padre, el único que nos puede presentar el verdadero rostro de Padre, nuestro único Maestro. Jesús es la voz del Padre.
CAMINO – MEDITACIÓN
- ¿Qué pasaje, versículo, frase o palabra te ha llamado más la atención, te ha gustado más, te ha tocado el corazón? ¿Qué quiere decirte Dios aquí y ahora, en este momento, con ello?
- ¿Cómo vivo yo mi séptimo día, momento de la manifestación de la gloria de Jesús, sobre todo en este tiempo de Cuaresma que es preparación para el gran acontecimiento pascual?
- Imagínate, que Jesús te toma consigo, te lleva a un monte alto y te muestra de alguna manera su gloria… ¿Qué sientes en este momento? ¿Cuál es tu diálogo con Jesús? ¿Qué conclusión sacas de ello?
- ¿Qué significado puede tener para ti la presencia de Elías y Moisés? ¿Cuáles son tus profetas y tus leyes, que debe acercar a Jesús para que Él les de su pleno cumplimiento, les de su plenitud? ¿Qué debes ir cambiando en tu vida en este tiempo de Cuaresma?
- ¿Cómo reaccionas ante el imperativo del Padre de escuchar a Jesús? ¿Verdaderamente, te acercas a la Palabra con actitud de escucha?
VIDA – ORACIÓN
- Adora al Padre y glorifícalo por el misterio de la Santísima Trinidad y por hacerte experimentar su grandeza y plenitud y a la vez su cercanía.
- Da gracias a Jesús por hacerse presente en tu vida y mostrarse como la presencia amorosa del Padre.
- Pide la luz y la sabiduría del Espíritu Santo para poder escuchar la Palabra de Jesús, comprenderla y llevarla a la práctica en tu vida cotidiana.
- Tómate como compromiso de esta Cuaresma de esforzarte por acercarte a la Palabra con actitud de escucha y acogida.
sábado, 20 de febrero de 2021
Comentario a las lecturas del Domingo I de Cuaresma (Ciclo B) de nuestro colaborador Joan Palero (Valencia)
“YO ESTABLEZCO MI PACTO CON VOSOTROS” LECTIO DIVINA DE LA PRIMERA LECTURA – DOMINGO I DE CUARESMA (CICLO B)
VERDAD – LECTURA
Gén 9,8-15
8 Dios dijo a Noé y a sus hijos: 9 “Yo establezco mi pacto con vosotros, con vuestros descendientes después de vosotros 10 y con todos los seres vivientes que hay entre vosotros: aves, ganados, bestias del campo, todos los animales que salieron con vosotros del arca. 11 Éste es mi pacto con vosotros: Ningún ser viviente volverá a ser exterminado por las aguas del diluvio, ni volverá a haber diluvio que arrase la tierra”.
12 Y añadió: “Ésta será la señal del pacto que pongo entre mí y vosotros y todos los seres vivientes que hay entre vosotros, por todas las generaciones futuras. 13 Yo pongo mi arco iris en las nubes, y él será la señal de la alianza entre mí y la tierra.14 Cuando cubra de nubes la tierra, aparecerá el arco iris, 15 me acordaré de mi alianza con vosotros y con todos los vivientes de la tierra, y las aguas no volverán a ser un diluvio que arrase la tierra”.
Nos encontramos hoy en nuestra Lectio con este pasaje del libro del Génesis en el que después del diluvio universal, Dios se dirige a Noé y sus hijos para establecer con ellos una nueva alianza, a pesar de la infidelidad de los seres humanos: “Ningún ser vivo volverá a ser exterminado”.
Eso sí, hay que hacer notar que esta alianza se extiende a la humanidad de todos los tiempos y a todos los seres vivientes
Una alianza o pacto en el que Dios da el primer paso. La iniciativa parte de Yahveh.
En este pacto Dios se compromete a derramar su bendición sobre todos los seres vivientes y muestra al ser humano su rostro misericordioso. Tal es así, que no pide nada a los seres vivientes al establecer dicha alianza. Es Él quien asume todo el compromiso.
El arcoíris será el signo visible de esta alianza eterna y recuerdo de la fidelidad de Dios a este pacto.
CAMINO – MEDITACIÓN
- ¿Qué pasaje, versículo, frase o palabra te ha llamado la atención, te ha tocado el corazón? ¿Qué sentimientos despierta en ti? ¿Qué querrá decirte Dios, aquí y ahora, en este momento con ello?
- Dios, también, quiere establecer contigo su propio pacto, ¿de qué manera lo acoges? ¿Estás dispuesto a asumir dicho pacto?
- En silencio, medita acerca de ese pacto, ¿a qué crees que se está comprometiendo Dios contigo?
- Y tú, ¿estás dispuesto a comprometerte con Dios?
- ¿Qué acciones vas a emprender esta cuaresma para ser fiel a ese pacto con Dios?
VIDA – ORACIÓN
Salmo 91
1 Tú que vives bajo la protección del Dios altísimo y moras a la sombra del Dios omnipotente,
2 di al Señor: “Eres mi fortaleza y mi refugio, eres mi Dios, en quien confío”.
3 Pues él te librará de la red del cazador, de la peste mortal;
4 te cobijará bajo sus alas y tú te refugiarás bajo sus plumas; su lealtad será para ti escudo y armadura.
5 No temerás el terror de la noche ni la flecha que vuela por el día,
6 ni la peste que avanza en las tinieblas ni el azote que asola al mediodía.
7 Aunque a tu lado caigan mil, y diez mil a tu diestra, a ti no te alcanzarán.
8 Te bastará abrir los ojos, y verás que los malvados reciben su merecido,
9 ya que has puesto tu refugio en el Señor y tu cobijo en el altísimo.
10 A ti no te alcanzará la desgracia ni la plaga llegará a tu tienda,
11 pues él ordenó a sus santos ángeles que te guardaran en todos tus caminos;
12 te llevarán en sus brazos para que tu pie no tropiece en piedra alguna;
13 andarás sobre el león y la serpiente, pisarás al tigre y al dragón.
14 Porque él se ha unido a mí, yo lo liberaré; lo protegeré, pues conoce mi nombre;
15 si me llama, yo le responderé, estaré con él en la desgracia, lo libraré y lo llenaré de honores;
16 le daré una larga vida, le haré gozar de mi salvación.
jueves, 18 de febrero de 2021
Año de San José / Canal de You Tube
Primer video del canal de You Tube
Desde Roma (Pau Manent Bistué)
peinarse para echar ceniza sobre su cabeza.
lunes, 15 de febrero de 2021
Retiro de Cuaresma
sábado, 13 de febrero de 2021
Comentario a las lecturas del Domingo VI del Tiempo Ordinario (Ciclo B) de nuestro colaborador Joan Palero (Valencia)
“CURA, SEÑOR, MI LEPRA” LECTIO DIVINA DE LA PRIMERA LECTURA – DOMINGO VI DEL TIEMPO ORDINARIO (CICLO B)
VERDAD – LECTURA
Lev 13,1-2.44-46
1 El Señor dijo a Moisés y a Aarón: 2 “Cuando alguno tenga sobre la piel una inflamación, una pústula o una mancha reluciente, síntoma de lepra, será llevado al sacerdote Aarón o a uno de sus hijos sacerdotes. 44 Ese hombre es un leproso e impuro. El sacerdote lo declarará impuro, pues lleva la llaga de la lepra en su cabeza. 45 El leproso andará harapiento, despeinado, la cara medio tapada y gritando: ¡Impuro, impuro! 46 Mientras le dure la lepra, será impuro y, siendo impuro, vivirá aislado, fuera del campamento”.
Hoy oramos con un fragmento del libro del Levítico. Dicho libro pertenece al llamado Pentateuco, es decir a los primeros 5 libros de la Biblia. En él se recogen las normas que deben regir el culto y que deben guardar las personas que se consagran al mismo.
Los versículos que hoy nos ofrece la liturgia, nos hablan precisamente acerca del ritual que deben seguir aquellas personas que se contagian de lepra.
Para los judío toda persona que contraía esta enfermedad debía ser apartada de la comunidad, pues dicho mal era sinónimo de impureza religiosa y de un castigo por parte de Dios. Al considerarse al leproso como un pecador era separado a fin de preservar la pureza del Pueblo.
En el hipotético caso de que el leproso se curara debía de realizar un sacrificio de expiación para volver a ser admitido a la comunidad.
El sufrimiento del leproso, por así decir era doble, no únicamente desde el punto de vista físico, si no también desde el punto de vista espiritual pues, en cierto modo, desde el punto de vista de la sociedad judía le alejaba de Dios.
Haciéndonos eco del evangelio y poniéndolo en paralelo con este fragmento, nos damos cuenta como Jesús viene a liberarnos de todo mal, tanto físico como espiritual. Acudamos a Él en nuestras necesidades para que nos libere total e integralmente.
CAMINO – MEDITACIÓN
- ¿Qué pasaje, versículo, frase o palabra te ha llamado la atención, te ha tocado el corazón? ¿Qué sentimientos despierta en ti? ¿Qué querrá decirte Dios, aquí y ahora, en este momento con ello?
- ¿Cuáles son las “lepras” que nos acechan ya sea en nuestro cuerpo o en nuestro espíritu?
- ¿Cómo afrontamos dicha problemática?
- ¿Solemos apartar a otra personas a causa de sus propias lepras?
VIDA – ORACIÓN
Salmo 23
1 El Señor es mi pastor, nada me falta:
2 en verdes praderas me hace reposar, me conduce hacia las aguas del remanso
3 y conforta mi alma; me guía por los senderos de justicia, por amor a su nombre;
4 aunque vaya por un valle tenebroso, no tengo miedo a nada, porque tú estás conmigo, tu voz y tu cayado me sostienen.
5 Me preparas una mesa ante mis enemigos, perfumas con ungüento mi cabeza y me llenas la copa a rebosar.
6 Lealtad y dicha me acompañan todos los días de mi vida; habitaré en la casa del Señor por siempre jamás.
“SEÑOR, LÍMPIAME” LECTIO DIVINA DEL EVANGELIO DEL DOMINGO VI DEL TIEMPO ORDINARIO (CICLO B)
VERDAD – LECTURA
Evangelio (Mc 1, 40-45)
El evangelio de hoy nos habla de inclusión, de cercanía, de acogida… Esa es la actitud de Jesús ante las necesidades del ser humano. Una actitud que en muchas ocasiones es incomprensible porque no entraba, ni entra dentro de lo que nosotros llamamos lo «políticamente correcto»; no entraba, ni entra dentro de los parámetros en los que debe moverse una persona de bien, una persona decente; no entraba, ni entra dentro de lo que cabría esperar de un hombre religioso y mucho menos de aquel que se autoproclamaba Hijo de Dios. Así era en aquel tiempo y así es ahora.
Ciñéndonos a la época de Jesús, y más en concreto al Evangelio con el que hoy vamos a orar, nos encontramos con que Marcos nos relata la curación de un leproso; por cierto, relato único en este Evangelio.
Jesús ha ido recorriendo toda Galilea, tal y como se nos ha dicho anteriormente (Mc 1,39), probablemente ha llegado al desierto. Allí, moraban una serie de personas que debían vivir al margen de la sociedad, porque no eran considerados «dignos» de vivir con los demás; entre otros, los leprosos.
Antes que nada, hay que aclarar que el concepto de lepra en la época de Jesús era sinónimo de infinidad de enfermedades de la piel, y no específicamente lo que hoy conocemos como enfermedad de Hansen, o lepra.
En aquel entonces, según la Ley, los leprosos debían vivir apartados de las demás personas, al margen total de la sociedad, no tenían ningún derecho y no debían acercarse a nadie; es más, cuando estuvieran cerca de una persona debían gritar: «¡Impuro, impuro!» para advertir de su presencia (Lev 13,45-46); no debían contaminar a los demás (Núm 5,2-3). Pero, el leproso no sólo era rechazado por la sociedad, se creía que, además, era una persona rechazada por Dios, puesto que desde el punto de vista cultual era impura. Para poder retomar su relación con Dios, y por tanto poder asistir a las celebraciones del Templo o la sinagoga, no bastaba con que dicha persona quedara curada de su enfermedad, sino que el sacerdote debía certificar que había sido purificado.
Jesús rompe con todas las reglas habidas y por haber, porque aunque quien se acerca a él es el leproso y le suplica ser curado, Jesús extendió su mano y le tocó, con este acercamiento se convertía también en un impuro (Núm 19,22; Lev 22,6).
Todo eso a Jesús no le importaba, lo verdaderamente importante para él era la persona: «Sí, quiero. Queda limpio» (Mc 1,41). No le importa haber incumplido la Ley, porque él ha venido para sanarnos de todas nuestras enfermedades, de todas nuestras limitaciones, de todos nuestros traumas y todas nuestras heridas y nuestras miserias. Jesús se compadece de la persona humana, sobre todo de aquel que más necesitado está de la misericordia de Dios y del amor del Padre. Jesús quiere que sepamos y sintamos que nadie en la sociedad puede ser un marginado, sino que toda persona, por el solo hecho de serlo, es digna de la bondad, del amor y de la cercanía de los demás seres humanos y, por supuesto, es merecedora del amor, de la misericordia y de la cercanía de Dios.
A continuación, le impone silencio: «No se lo digas a nadie» (Mc 1,44). Y aunque lo envía al sacerdote, no es para que le cuente quién le ha curado o cómo se ha producido el hecho, si no para que conste como testimonio, para que pueda volver a reinsertarse oficialmente en el entramado social y cultual de su pueblo. Lo cual no sirvió de nada, pues el leproso en lugar de dirigirse al templo, se retiró y se puso a anunciar con entusiasmo y a divulgar a voces la noticia (Mc 1,45). Se convirtió en predicador y anunciador de la Buena Nueva, del Evangelio. Lo cual provocó que Jesús ya no podía entrar libremente en ninguna ciudad, se queda en lugares solitarios, en el desierto, y hasta allí acudían a él de todas partes. Para Jesús los lugares de marginación y de exclusión no existen.
CAMINO – MEDITACIÓN
- ¿Qué pasaje, versículo, frase o palabra te ha llamado la atención, te ha tocado el corazón? ¿Qué sentimientos despierta en ti? ¿Qué querrá decirte Dios, aquí y ahora, en este momento con ello?
- ¿Quiénes son para ti los leprosos de hoy (excluidos de la sociedad, pobres, parados, personas sin hogar…)?
- ¿Cómo te comportas tú con los leprosos contemporáneos, los acoges como Jesús o por el contrario los rechazas y excluyes de la sociedad y de tu vida?
- ¿Te atreves, incluso, a transgredir las leyes injustas de pureza «de tu grupo», «de tu comunidad», «tu asociación»… para acercarte a los leprosos con los que te encuentras en tu vida diaria?
- ¿Qué acciones emprendes o podrías emprender para reintegrar a los leprosos contemporáneos en la sociedad, en la Iglesia, en tu comunidad?
VIDA – ORACIÓN
Querido, Padre nuestro:
Seguramente, ninguno de los que estamos participando de esta oración,
somos «leprosos excluidos» de nuestra sociedad;
es por ello que queremos encomendártelos a tu corazón misericordioso.
¡Ayúdales en el camino de la vida!
jueves, 11 de febrero de 2021
El Video del Papa
EL VÍDEO DEL PAPA (canal de Youtube)
Desde 2016 el Papa graba mensualmente un vídeo en el que nos ofrece una breve reflexión a partir de la intención de oración que nos propone para ese mes.
Son unos videos de un minuto (minuto y medio como mucho) en que se combinan las palabras del Papa con imágenes sobre el tema.
Como estamos hablando de un formato bien breve, lo que pudiera parecer una dificultad de limitación se convierte en un contenido y formato kerigmático.
En estos años el Papa ha abordado cuestiones relevantes y actuales como el diálogo interreligioso y la fraternidad con todos los pueblos; el respeto a la Creación, también a los pueblos indígenas; la acogida a los necesitados, también a los refugiados...
Este 2021 el Papa ya ha publicado los vídeos
correspondientes a enero y febrero. El primero sobre
la fraternidad, señalando que todos somos hijos del
mismo Padre y, por tanto, hermanos. El segundo sobre
las mujeres que sufren violencia (física, verbal,
psíquica, sexual...)
A continuación os compartimos el enlace general al
canal de youtube y el enlace particular a estos dos
últimos vídeos correspondientes a este año.
Los vídeos también aparecen publicados en la web
Vatican News, de la que en una próxima ocasión
también hablaremos.
Enlace al canal de Youtube "El vídeo del Papa"
https://www.youtube.com/channel/UC3_w-2gDw2bb0P0rkqn_3IQ
Enlace al vídeo "Al servicio de la fraternidad"
https://www.youtube.com/watch?v=0nBFpmS6KEI...
Enlace al vídeo "Por las mujeres que son víctimas de la violencia"
https://www.youtube.com/watch?v=kHasECpKuxM
Reflexión. Nuevos Tiempos nuevas soluciones
domingo, 7 de febrero de 2021
“¡ESCÚCHAME, SEÑOR!” LECTIO DIVINA DE LA PRIMERA LECTURA – DOMINGO V DEL TIEMPO ORDINARIO (CICLO B
VERDAD – LECTURA
Job 7,1-4.6-7
Job habló diciendo: 1 ¿No es un servicio la vida del hombre en la tierra? ¿No son sus días, días de jornalero?
2 Como el esclavo suspira por la sombra, como obrero que espera su salario, 3 así meses de aflicción me han caído en herencia, me han tocado noches de dolor.
4 Al acostarme, digo: “¿Cuándo llegará el día?”. Y al levantarme: “¿Cuándo será de noche?”. Y, presa de zozobras, doy vueltas hasta el crepúsculo.
6 Mis días huyen más raudos que la lanzadera; se esfuman sin ninguna esperanza.
7 Recuerda que mi vida es un soplo, que mis huesos no volverán a ver la dicha.
La liturgia de este domingo nos ofrece en la primera lectura un fragmento del libro de Job. Un libro que trata de explicarnos el sufrimiento no merecido. Y en el que su protagonista a pesar de todos los acontecimientos y circunstancias que vive tan adversas, no deja en ningún momento de confiar en Dios. Dios saldrá a su encuentro en el momento oportuno y consolará su aflicción.
Nos encontramos hoy como Job, en una especie de conversación consigo mismo, se dirige a Dios para hacerle ver cómo se siente a causa de la situación de angustia y adversidad que está viviendo.
En esa conversación Job revela de aluna forma el gran sufrimiento que está sintiendo, incluso a nivel físico. Y como, en algún momento, le flaquean las fuerza para continuar la batalla de la vida. Tal es su desesperación que piensa que la dicha no volverá a su existencia.
En estas circunstancias tan adversas es cuando invoca a Dios para que Él venga en su ayuda. Los versículos que hoy estamos meditando dejan la cuestión abierta. Pero sabemos, que al final del libro, las súplicas de Job son escuchadas, y es entonces cuando hace una verdadera experiencia de la misericordia de Dios.
Cuando acudimos a Él, siempre responde a nuestras plegarias, aunque es posible que no lo haga en el momento que nosotros queremos, sino en el momento oportuno.
Así que acudamos a Dios en nuestras necesidades, en nuestras dificultades, en nuestras tristezas. El vendrá en nuestra ayuda.
CAMINO – MEDITACIÓN
- ¿Qué pasaje, versículo, frase o palabra te ha llamado la atención, te ha tocado el corazón? ¿Qué sentimientos despierta en ti? ¿Qué querrá decirte Dios, aquí y ahora, en este momento con ello?
- ¿Cómo afrontas tus momentos de dificultad, de sufrimiento, de incertidumbre, ?
- ¿En dichos momentos pones tu confianza en Dios?
- Recuerda los momentos en los que Dios a salido a tu encuentro precisamente para ayudarte en tus dificultades.
VIDA – ORACIÓN
Salmo 86
1 Escúchame, Señor, atiéndeme, pues soy pobre y desdichado;
2 guarda mi vida, pues soy tu amigo; tú eres mi Dios, salva a este siervo tuyo que en ti espera;
3 ten piedad de mí, Señor, pues te estoy llamando a todas horas;
4 alegra el corazón de este siervo tuyo, pues hacia ti, Señor, levanto mi alma.
5 Señor, tú que eres bueno y que perdonas, lleno de piedad para los que te invocan,
6 escucha mi plegaria, Señor, atiende a la voz de mi súplica;
7 en el día de mi angustia yo te llamo porque tú siempre me escuchas.
[…]
5 Tú, Señor, misericordioso y compasivo, paciente y lleno de amor y de lealtad,
16 ven conmigo, ten compasión de mí; da tu fuerza a este tu siervo, salva al hijo de tu sierva,
17 dame una prueba de tu amor, para que mis enemigos lo vean y se avergüencen, pues tú, Señor, me ayudas y consuelas.