lunes, 30 de agosto de 2021

CONCEPTO BÍBLICO DE LO SAGRADO (I)

 CONCEPTO BÍBLICO DE LO SAGRADO (I)

LO SAGRADO EN LA BIBLIA
Javier Velasco-Arias
La fenomenología religiosa busca definir lo «sagrado» en su relación con el hecho religioso, ya que este elemento es el común en toda la historia de las religiones.
Lo sagrado designa, para nosotros, el ámbito en el que se inscriben todos los elementos que componen el hecho religioso, el campo significativo al que pertenecen todos ellos; lo sagrado significa el orden peculiar de realidad en el que se inscriben aquellos elementos: Dios, hombre, actos, objetos, que constituyen las múltiples manifestaciones del hecho religioso (J. Martín Velasco, Introducción a la fenomenología de la religión, Madrid: Cristiandad 1982, pp. 86-87).
Las expresiones santo o sagrado traducen normalmente el término hebreoקָדֹֽשׁ (qadosh) y el griego ἅγιος
Colgarás la cortina de cuatro columnas de madera de acacia revestidas de oro y provistas de escarpias y de cuatro basas de plata. La colgarás debajo de los corchetes, y detrás de ella colocarás el arca de la alianza. La cortina separará el Santo del Santísimo. (Ex 26,32).
La raíz de esta palabra hebrea indica «separar», «poner aparte». Aunque no es tan sencillo el saber exactamente a qué se refiere cada vez que encontramos esta expresión en la Biblia. El contexto en el que aparece nos dará pistas de cómo hemos de traducirlo y entenderlo.
Lo que sí está claro es que el «Santo» por antonomasia es Dios. Lo sagrado siempre está relacionado con él.
Yo soy el Señor, vuestro Dios, santificaos y sed santos, porque yo soy santo. (Lv 11,44).
Y clamaban alternándose: ¡Santo, santo, santo, el Señor Todopoderoso, la tierra está llena de su gloria! (Is 6,3).
Lo impuro es lo contrario a lo santo o lo sagrado. Son dos realidades incompatibles. Todo aquel que ha incurrido en impureza debe ser purificado para participar en el culto, para entrar en contacto con lo sagrado, para relacionarse con Dios.
3 Y clamaban alternándose: ¡Santo, santo, santo, el Señor Todopoderoso, la tierra está llena de su gloria!
4 Y temblaban los umbrales de las puertas al clamor de su voz, y el templo estaba lleno de humo.
5 Yo dije: ¡Ay de mí, estoy perdido! Yo, hombre de labios impuros que habito en medio de un pueblo de labios impuros, he visto con mis ojos al Rey y Señor Todopoderoso.
6 Y voló hacia mí uno de los serafines con un ascua en la mano, que había retirado del altar con unas tenazas;
7 la aplicó a mi boca y me dijo: Mira: esto ha tocado tus labios, ha desaparecido tu culpa, está perdonado tu pecado.
8 Entonces escuché la voz del Señor, que decía: ¿A quién mandaré?, ¿quién irá de nuestra parte? Contesté: Aquí estoy, mándame.
9 Él replicó: Anda y di a ese pueblo: Oíd con vuestros oídos, pero sin entender; mirad con vuestros ojos, pero sin comprender.
10 Embota el corazón de ese pueblo, endurece su oído, ciega sus ojos: que sus ojos no vean, que sus oídos no oigan, que su corazón no entienda, que no se convierta y sane.
(Is 6,3-10).
Las cosas, los textos, los tiempos, los espacios, el culto o ritos son sagrados por su relación con la divinidad. Indica que Dios es siempre más, que entrar en su realidad es participar de una realidad diferente.
a) Lo santo o numinoso es majestad, del latín maius, algo que es siempre más grande. En ese sentido, lo santo es lo supremo, aquello que aparece como exceso de ser, como superabundancia o plenitud que desborda todas las posibles concreciones históricas y objetivas. En ese sentido, lo santo es siempre «más», de manera que ante el despliegue de la Majestad surge el pavor, la sensación de pequeñez suprema: el hombre no puede esconderse o resguardarse, nada puede hacer, sino sólo descubrirse criatura, nada, quitarse las sandalias, taparse el rostro, pues no se puede ver a Dios (cf. Ex 3,5; 33,20-23).
b) Lo Santo es energía, es decir, poder originario, que se expresa en forma de fuego o de viento, de inmenso terremoto. Dios viene, todo tiembla, como en el Sinaí (cf. Ex 19,16-22).
(Xabier Pikaza – Abdelmumin Aya, «Santidad», en Diccionario de las tres religiones: Judaísmo, Cristianismo, Islam, Estella: Verbo Divino 2009, p. 1035).
Javier Velasco-Arias
(publicado en el blog "Biblia y Pastoral" el 24 de febrero de 2017)

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